El sábado, el New York Times informó sobre reuniones secretas celebradas por la administración Trump con elementos de las fuerzas armadas venezolanas sobre la posibilidad de un golpe militar para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El artículo del Times se basa en entrevistas con 11 “funcionarios estadounidenses actuales y anteriores” anónimos, así como un antiguo “comandante” venezolano. Detalla una serie de al menos tres reuniones que “comenzaron el otoño pasado y continuaron este año”. Se dice que las reuniones se realizaron en el extranjero, es decir, fuera de los Estados Unidos; la ubicación de las reuniones no aparece en el informe.
Según la versión del Times, la facción del oficial del ejército venezolano contactó al gobierno de los Estados Unidos luego del anuncio de Trump en agosto del año pasado de que no descartaría una “opción militar” a la crisis en Venezuela, habiendo presionado a altos funcionarios, incluidos el exasesor de Seguridad Nacional H. R. McMaster y el exsecretario de Estado Rex Tillerson, sobre la posibilidad de una invasión. Comprendiendo la declaración de Trump como una invitación inequívoca del presidente estadounidense a los elementos disidentes dentro del ejército venezolano, el oficial dijo: “Era el comandante en jefe el que decía esto ahora”, y “No voy a dudarlo cuando el mensajero era este”.
Habiendo hecho contacto con la administración de Trump a través de la embajada de los EUA en un “país europeo”, la primera reunión tuvo lugar el otoño pasado. Según otra fuente del Times, descrita como un alto funcionario de la administración, los venezolanos llegaron a la reunión sin ningún plan elaborado, aparentemente esperando que los estadounidenses les proporcionaran uno.
Un artículo del Washington Post publicado el mismo día que el del Times citaba a otro funcionario familiarizado con las conversaciones que dijo: “teníamos muy poca confianza en la capacidad de estas personas para hacer algo, ni idea de a quién representaban, y hasta qué punto no se habían expuesto ya”. Sin embargo, la fuente del Times dice que un enviado de Estados Unidos, que se dice que es diplomático de carrera, recibió instrucciones de asistir a la reunión “puramente en modo de escucha”.
Comprendiendo que necesitarían solidificar sus planes para recibir más apoyo de los EUA, la facción antichavista dentro de los militares finalmente llegó a la conclusión de que para que un golpe tenga éxito, necesitarían detener a varios altos funcionarios venezolanos, incluyendo a Maduro, al mismo tiempo, lo que requeriría una comunicación extensa y segura para coordinar. En la segunda reunión, en algún momento del año pasado, el grupo solicitó radios encriptadas, pero finalmente fue rechazado por la administración de Trump. Se dijo que una tercera reunión a principios de este año había terminado de manera similar, sin promesas hechas por la administración Trump.
Sin embargo, alrededor de la época de esta reunión, antes de un viaje a América Latina para obtener apoyo para expulsar a Maduro, Tillerson invocó la Doctrina Monroe e hizo la siguiente declaración: “En la historia de Venezuela y los países sudamericanos, muchas veces es el ejército el agente del cambio cuando las cosas están tan mal, y el liderazgo ya no puede servir a la gente”.
Según el artículo del Times, el grupo que se reunió con funcionarios estadounidenses representaba a uno de los tres grupos “distintos” del ejército venezolano opuestos al gobierno de Maduro, y aparentemente tenía entre 300 y 400 miembros en su punto álgido antes de que una reciente represión en el ejército y el gobierno venezolanos que ocurrió tras un intento de asesinato con drones redujera ese número a la mitad.
Mientras que el artículo del Times pinta un retrato de los golpistas como una especie de resistencia democrática a un autoritario Maduro, no son nada por el estilo. Incluso el Times se vio obligado a reconocer que el comandante que sirvió como su fuente está en la lista de sanciones del gobierno de los Estados Unidos de funcionarios venezolanos corruptos.
De hecho, las capas superiores de las fuerzas armadas venezolanas han sido algunos de los mayores beneficiarios del gobierno de Maduro y del difunto Hugo Chávez, quien venía del ejército e instaló oficiales en todo el gobierno venezolano. Compuesto por una gran porción de la boliburgesia, sectores del ejército se han enriquecido inmensamente, incluso mientras la clase trabajadora ha visto cómo su nivel de vida se desplomaba como resultado de la crisis económica.
La oposición venezolana de derecha, que ya tiene estrechos vínculos con el gobierno de los EUA, es ampliamente odiada. A pesar de los bajos índices de aprobación de Maduro, los partidos derechistas venezolanos del Frente Amplio, antes conocido como Mesa de Unidad Democrática (MUD), no han podido obtener ningún apoyo generalizado para sus políticas de extrema derecha.
La publicación de la noticia en el Times es una expresión de una profunda crisis dentro del sistema gobernante de los Estados Unidos y la política exterior de Washington en el continente americano y en todo el mundo. Deja en claro que la larga historia de intromisión imperialista de los EUA en toda la región está lejos de haber terminado. Esto ha incluido intervenciones de la ostensible oposición del Partido Demócrata a Trump, incluido el golpe de Estado hondureño de 2009 apoyado por el entonces presidente Barack Obama. Esto sin mencionar la “intromisión” previa de los Estados Unidos, como los golpes de Estado contra el guatemalteco Jacobo Árbenz en 1954, el brasileño João Goulart en 1964 o el chileno Salvador Allende en 1973.
Notablemente, el New York Times apoyó firmemente el fracasado golpe militar de 2002 contra Hugo Chávez, que fue llevado a cabo por elementos del alto mando militar vinculados a los mismos partidos de oposición de derecha que han estado involucrados en las tramas actuales y que han desarrollado estrechos vínculos con los Estados Unidos. Ese intento de golpe resultó en la destitución de Chávez por casi dos días, así como la muerte de al menos 19 personas por los enfrentamientos entre los partidarios de Chávez y la oposición de derecha.
La semana pasada, el senador republicano Marco Rubio intensificó las amenazas contra Venezuela, diciendo en una entrevista con Univision 23 en Miami que “hay un argumento muy fuerte que se puede hacer en este momento de que Venezuela y el régimen de Maduro se han convertido en una amenaza para la región e incluso para los Estados Unidos”, lo que justificaría la intervención militar de los EUA.
El entusiasmo del gobierno de los Estados Unidos por planear otro golpe en América Latina expone la gran hipocresía de las afirmaciones de la “intromisión” rusa promovidas por sectores sustanciales de la burguesía y los medios estadounidenses.
El mismo día de la noticia del Times sobre las reuniones secretas, el Washington Post publicó un editorial titulado “Nos estamos quedando sin tiempo para disuadir a Rusia”, lamentando que la campaña contra la intromisión rusa no haya conducido a ningún progreso sustancial en la mayor estrategia geopolítica de aislar a Rusia o castigarla por la intervención de Moscú en Siria, que puso patas arriba los planes estadounidenses para el cambio de régimen en ese país.
(Publicado originalmente en inglés el 10 de septiembre de 2018)