Estados Unidos y sus aliados están poniendo sistemáticamente en práctica todos los elementos necesarios para justificar y llevar a cabo un nuevo y gran acto de agresión contra Siria, según informes de Moscú y el Oriente Medio.
Las acusaciones de que Washington está preparando un ataque no provocado siguen las advertencias del asesor de seguridad nacional estadounidense John Bolton, así como de funcionarios británicos y franceses, de que sus gobiernos tomarían represalias contra el uso de armas químicas por parte del gobierno del presidente Bashar Assad en el norte de la provincia siria de Idlib.
Los bombardeos recientes del ejército sirio, así como la transferencia del regimiento sirio basado en la ciudad de Homs a la frontera sur de Idlib, han generado especulaciones de que Damasco está a punto de lanzar una ofensiva para retomar uno de los últimos territorios aún bajo el control de las milicias islamistas vinculadas a Al Qaeda. Estas fuerzas fueron armadas y financiadas por Washington, Turquía, Arabia Saudita y Qatar para librar una guerra de siete años para un cambio de régimen dirigido a instalar un régimen proimperialista más dócil en Damasco.
El gobierno de Assad ha negado el empleo de armas químicas en su campaña para reafirmar el control de las áreas del país controladas por los "rebeldes" respaldados por el Occidente. Ha acusado a las fuerzas vinculadas con Al Qaeda de organizar incidentes con armas químicas con el objetivo de provocar ataques contra su gobierno, como los que fueron realizados en abril y en 2017.
Hablando en una conferencia de prensa en Jerusalén el miércoles pasado, Bolton declaró: "Obviamente estamos preocupados por la posibilidad de que Assad pueda usar armas químicas nuevamente. Para que no haya confusión aquí, si el régimen sirio usa armas químicas, responderemos con mucha fuerza y realmente deberían pensar sobre esto durante mucho tiempo ".
El asesor de seguridad nacional de EUA también abogó por un ataque estadounidense más agresivo contra Irán, el cual ha incluido la derogación del acuerdo nuclear de 2015 alcanzado entre Teherán y las principales potencias, junto con la reimposición de sanciones económicas punitivas.
Bolton afirmó que el objetivo de Washington no era un cambio de régimen en Teherán, sino más bien un "cambio masivo en el comportamiento del régimen". Al mismo tiempo, dejó claro que el objetivo de las sanciones económicas era crear condiciones intolerables para el pueblo iraní, lo cual llevaría a trastornos sociales.
También detalló las áreas donde el Pentágono se está preparando para una confrontación con Irán. "La actividad iraní en la región ha seguido siendo beligerante: lo que están haciendo en Iraq, lo que están haciendo en Siria, lo que están haciendo con Hezbollah en el Líbano, lo que están haciendo en Yemen, lo que han amenazado con hacer en el Estrecho de Ormuz", dijo.
Bolton siguió su viaje a Israel con una reunión en Ginebra con su homólogo ruso, Nicolai Patrushev, aparentemente en un intento de conseguir la asistencia de Rusia en la campaña de Washington contra Irán. Públicamente, al menos, Moscú pareció rechazar el intento. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, exigió que todas las fuerzas militares no invitadas a Siria por el gobierno abandonaran el país, un claro intento de distinguir entre Teherán y Washington.
Los funcionarios estadounidenses han dejado en claro que, si bien el objetivo de Washington en Siria sigue siendo derrocar al régimen de Assad, también se centra en expulsar a las fuerzas iraníes del país como parte de su estrategia de revertir la influencia iraní en todo Oriente Medio y despejar el camino para asegurar la hegemonía estadounidense en la región rica en petróleo.
Irán ha rechazado las demandas de Estados Unidos e Israel de que abandone Siria e insiste en que el gobierno de Damasco ha invitado sus fuerzas al país, a diferencia de los 2.200 soldados estadounidenses que fueron desplegados en directa violación de las leyes internacionales.
El ministro de Defensa iraní, Amir Hatami, y su homólogo sirio anunciaron el lunes la firma de un "acuerdo técnico y de defensa" que prevé la "presencia y participación" continua de Irán en Siria.
"Esperamos tener un papel productivo en la reconstrucción de Siria", dijo Hatami durante su visita. Teherán se había comprometido previamente a construir 20.000 unidades de vivienda para los refugiados que han regresado. La Administración de Trump, mientras tanto, canceló 230 millones de dólares que habían sido destinados para la "estabilización" siria y dejó en claro que no proporcionará nada para la reconstrucción de la gran mayoría del país que ahora está bajo un control gubernamental.
Para lograr sus objetivos estratégicos en Siria y el Medio Oriente en general, Washington se ve obligado a intensificar su intervención militar.
El gobierno ruso ha afirmado que tiene información de inteligencia que establece que varios "especialistas" británicos entrenados han sido enviados a Idlib con el propósito de organizar un "ataque químico" diseñado para proporcionar un pretexto para los ataques estadounidenses, británicos y franceses contra el gobierno sirio.
"Se supone que la ejecución de esta provocación con la participación activa de los servicios de seguridad británicos sirve como un pretexto más para lanzar un ataque de misiles y aviación por parte de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia contra el gobierno y las instalaciones económicas de Siria", dijo Maj. Gen. Igor Konsashenkov, el portavoz del Ministerio de Defensa el lunes.
Konsashenkov señaló el despliegue del destructor de misiles guiados USS The Sullivans, armado con 56 misiles de crucero, al Golfo Pérsico, así como la transferencia de un bombardero B-1B que transportaba 24 misiles de crucero a la Base Aérea Al Udeid en Qatar como indicaciones de que Washington se está preparando para un gran ataque contra Siria.
Citó informes de Oriente Medio señalando que la milicia islamista Hay'at Tahrir al-Sham (anteriormente conocida como el Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda) había "traído ocho contenedores con cloro a la ciudad de Jisr ash-Shugur en el gobierno de Idlib ... " en preparación para un incidente de armas químicas falso.
El momento justo de un asalto estadounidense contra Siria puede ser influido por el plan anunciado para una cumbre el 7-8 de septiembre en la ciudad iraní de Tabriz, que reuniría al presidente iraní Hassan Rouhani con sus homólogos rusos y turcos, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, para discusiones destinadas a lograr una solución negociada del conflicto sirio.
Turquía se opone a una ofensiva respaldada por Rusia contra Idlib, donde ha brindado apoyo a algunos de los grupos "rebeldes". Al mismo tiempo, sin embargo, ha entrado en un creciente conflicto con EUA, intensificado por sus recientes sanciones comerciales, y se ha acercado a Moscú y Teherán.
Washington se opone con vehemencia a cualquier resolución de la guerra de siete años en la que no dicte los términos.
Otro incentivo para lanzar una gran escalada de la guerra de Estados Unidos en Siria es la crisis política interna de la Administración de Trump, la cual tiene una horca legal por el acuerdo de culpabilidad de Michael Cohen, su exabogado, y la condena el mismo día de Paul Manafort, su exgerente de campaña, así como el anuncio de acuerdos de inmunidad para dos de los socios más cercanos del presidente de EUA, elel director de finanzas de Trump, Allen Weisselberg, y el editor del National Enquirer, David Pecker.
El Partido Demócrata y las capas decisivas dentro del establecimiento gobernante han centrado su oposición a Trump en la cuestión de enfrentar a Rusia, cuyo punto clave es la política de Estados Unidos en Siria.
En un editorial publicado el sábado titulado "Trump se pone en el camino de su equipo en Siria", el Washington Post criticó duramente al presidente estadounidense por no seguir una política militar más agresiva en el devastado país del Oriente Medio, mientras que elogia a varios funcionarios dentro de su Administración por afirmar que las tropas estadounidenses permanecerán en el país para asegurar una política beligerante contra Irán y Rusia.
"Cualquier estrategia estadounidense en Siria enfrentaría grandes obstáculos, incluyendo las maquinaciones de Rusia, que afirme querer restringir el régimen y expulsar a los iraníes, pero, en la práctica, es cómplice de ambos", afirmó el editorial. "Sin embargo, el único problema con esta política de Estados Unidos es que está en desacuerdo con las posiciones declaradas del presidente Trump. El Sr. Trump ha declarado en repetidas ocasiones y sin rodeos que desea retirar las fuerzas estadounidenses de Siria lo antes posible …
"Lo que todas las partes en Siria perciben no es solo la falta de resolución de los Estados Unidos. También ven una Administración que no ha sido capaz de formular una estrategia clara para defender los intereses estadounidenses, gracias al mal juicio del presidente".
El lanzamiento de una importante escalada militar estadounidense en Siria proporcionaría a Trump los medios para mitigar los ataques a su presidencia. Al mismo tiempo, aumentaría el riesgo de una confrontación militar que podría escalar rápidamente en una guerra global y en toda la región.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de agosto de 2018)