En el torrencial de alabanzas de todas las secciones de la élite política hacia el senador republicano, John McCain, quien falleció el sábado, dos declaraciones sobresalen.
La primera fue del senador de Vermont y excandidato presidencial, Bernie Sanders, quien tuiteó: “John McCain fue un héroe estadounidense, un hombre de decencia y honor y un amigo mío. No solo será extrañado en el Senado de Estaos Unidos, sino por todos los estadounidenses que respetan la integridad y la independencia”.
La segunda fue publicada por la miembro de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) y candidata al Congreso en Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, quien tuiteó: “El legado de John McCain representa un ejemplo sin precedente de decencia humana y servicio a EUA. Como interna, aprendí mucho sobre el poder de la humanidad en el Gobierno por medio de su profunda amistad con el senador Kennedy. El significaba mucho, para muchas personas. Rezo por su familia”.
Ocasio-Cortez compartió en el mismo tuit el editorial del Washington Post sobre la muerte de McCain, intitulado “John McCain, el estadounidense irremplazable”. Ahí se le aplaude por su trabajo en “defensa nacional y disuasión de agresiones extranjeras” y por “[prevalecer] por encima de la política partidaria para perseguir lo que percibía honestamente como el interés nacional”.
Hay que preguntarse: ¿de qué están hablando estos dos individuos que se presentan como izquierdistas e incluso socialistas? ¿Cuál es el legado de “decencia humana y servicio a EUA” de McCain? ¿Qué lo convirtió en un “héroe estadounidense”?
¿Esta decencia humana estaba siendo empleada cuando dejaba caer bombas sobre el pueblo vietnamita o cuando se convirtió en uno de los primeros promotores de la invasión de Irak del 2003, que llevó a la muerte de un millón de personas? ¿Estaba presente su heroísmo cuando llamó a bombardear Irán, cuando realizó una visita con organizaciones islámicas fundamentalistas que encabezaban la guerra civil patrocinada por la CIA en Siria, o en sus demandas hasta su último día de intensificar la agresión contra Rusia?
La lista de países que McCain exigió bombardear es larga y no hay ninguna guerra que EUA haya iniciado que él no apoyara. Las posturas políticas tienen consecuencias y McCain llevaba en sus manos la sangre de cientos de miles. Un socialista auténtico no loaría su “decencia humana”, sino que exigiría, si aún estuviera vivo, su enjuiciamiento por crímenes de guerra.
Los elogios hacia McCain por parte de Ocasio-Cortez y Sanders constituyen una decisión política calculada. Revelan todo sobre la política del Partido Demócrata y el papel específico que desempeñan estas figuras y organizaciones que las promueven.
Con respecto a Sanders, su declaración de solidaridad hacia McCain marca la continuación de su propia campaña electoral con el Partido Demócrata en el 2016. Sanders proclamó su apoyo hacia la política exterior del Gobierno de Obama, incluyendo sus guerras en Oriente Próximo y prometió que un Gobierno bajo Sanders seguiría utilizando las Fuerzas Especiales y los bombardeos con drones, “todo eso y más”. Después de perder las primarias, Sanders respaldó a Hillary Clinton, buscando encauzar la oposición social reflejada en el apoyo a su campaña detrás de la candidata de la cúpula militar y de las agencias de inteligencia.
En cuanto a Ocasio-Cortez, su evolución es un ejemplo de la norma general de la política burguesa: cuánto más se profundice la crisis, más rápido se exponen las tendencias y los individuos políticos por lo que realmente son. Solo han pasado dos meses desde que Ocasio-Cortez venció al legislador demócrata Joseph Crowley en las primarias del 14º distrito congresional de Nueva York.
¡Qué rápido ha expresado esta “socialista” su lealtad a la política de la élite burguesa! Ha buscado distanciarse de cualquier asociación con el socialismo. Ha retractado sus críticas previas de Israel. Ha proclamado su apoyo a la “seguridad fronteriza”. Se mantuvo al lado de Sanders cuando él daba su respaldo a la campaña antirrusa de los demócratas. Ahora, apila una serie de injustificables y serviles elogios hacia uno de los militaristas más reaccionarios de la política estadounidense. Y todavía quedan dos meses más antes de las elecciones de medio término.
Cuando Ocasio-Cortez obtuvo su victoria en las primarias, el World Socialist Web Site escribió: “Hay que responderle sin rodeos a cualquiera que sugiera que su victoria marca un giro hacia la izquierda del Partido Demócrata: ¡contengan su entusiasmo! DSA no está luchando por el socialismo, sino por fortalecer el Partido Demócrata, uno de los dos principales partidos capitalistas en Estados Unidos”.
Los comentarios de Ocasio-Cortez han provocado críticas de muchos que apoyaron su campaña. Sin embargo, todos los que viraron hacia DSA bajo la impresión de que es una organización socialista y antiguerra tienen que hacer las conclusiones necesarias.
El Partido Demócrata se ha dedicado a una campaña ferozmente derechista en su conflicto con el Gobierno de Trump. No se ha enfocado ni en las políticas de tinte fascista de Trump ni en su belicismo, sino en acusarlo de que no está lo suficientemente comprometido con las guerras en Oriente Próximo y con las agresiones contra Rusia. Los demócratas han utilizado la muerte de McCain para elevarlo calculadamente, junto a figuras como el exdirector de la CIA, John Brennan, como héroes políticos.
Los demócratas, la prensa corporativa y la cúpula tradicional del Partido Republicano han buscado utilizar la muerte de McCain como una oportunidad para cambiar la opinión pública a favor de la guerra y la reacción política.
En las elecciones de medio término de 2018, como lo ha documentado el WSWS, el Partido Demócrata ha postulado a un número récord de antiguos efectivos militares y de inteligencia como candidatos. La promoción de grupos como DSA es una parte integral de esta estrategia. “Las políticas de los ‘demócratas de la CIA’”, indicó el Partido Socialista por la Igualdad en la resolución aprobada en su Congreso el mes pasado, “no están en conflicto con las políticas de la pseudoizquierda de la clase media-alta, sino que más bien se corresponden con esta, como se expresa en organizaciones tales como los Demócratas Socialistas de Estados Unidos (DSA) y la Organización Socialista Internacional (ISO)”.
El rol de Ocasio-Cortez, Sanders, DSA y la ISO es prestarle credenciales “socialistas” a una política plenamente en línea con el carácter derechista, militarista e imperialista del Partido Demócrata.
La elevación de DSA no representa un movimiento hacia el socialismo, sino una reacción defensiva de la burguesía contra algo que percibe como un peligro existencial. La élite corporativa-financiera toma profundamente en consideración las encuestas que muestran el crecimiento tanto del apoyo al socialismo como de la oposición al capitalismo entre los trabajadores y, particularmente, los jóvenes. Es por esto que la prensa promueve a DSA (nuevamente el domingo, el New York Times publicó prominentemente un artículo promoviendo a Ocasio-Cortez y DSA), aun cuando publicaciones auténticamente izquierdistas y antiguerra, ante todo el World Socialist Web Site, se enfrentan a formas cada vez más directas de censura en línea.
La política de DSA y la pseudoizquierda más ampliamente tiene más en común con la política de McCain que con un socialismo auténtico. No cabe duda acerca del papel que desempeñarían estas organizaciones si alcanzaran puestos de poder. En Alemania, el partido La Izquierda ya ha recorrido un trayecto similar, en el que ha implementado medidas de austeridad y promovido la política antiinmigrante de la ultraderechista AfD. Asimismo, Syriza (Coalición Radical de Izquierda) en Grecia ha impuesto desde que llegó al poder en 2015 medidas brutales de austeridad dictadas por los bancos europeos.
El Partido Socialista por la Igualdad está luchando por organizar a trabajadores y jóvenes con base en un programa socialista. Esto no se refiere a demandas reformistas endebles y fraudulentas para flanquear a un Partido Demócrata derechista y militarista, sino la movilización de la clase obrera en EUA e internacionalmente para el derrocamiento revolucionario del capitalismo. La construcción de dicho movimiento debe basarse en la exposición de y lucha contra figuras como Ocasio-Cortez y Sanders, y la política traidora que propugnan.
(Artículo publicado originalmente el 28 de agosto de 2018)