Por segundo año consecutivo, California se ha convertido en un escenario de muerte y destrucción con la propagación de incendios forestales por todo el estado que han obligado a miles a escapar de sus hogares. Solo en el mes de julio, los incendios se han cobrado nueve vidas, han quemado mil casas y forzado decenas de miles de evacuaciones.
El número de horrendas tragedias se sigue multiplicando. El jueves, Ed Bledsow, de 76 años, tuvo que dejar en casa a su esposa Melody, de 70 años, junto a sus dos bisnietos Emily y James, de 4 y 5 años, para ir a una cita médica. El incendio Carr había estado activo por cuatro días cerca de su casa en el condado Shasta, pero no habían recibido una orden de evacuación.
Después de que su esposa le llamara en pánico advirtiéndole que podía ver que el fuego se acercaba, Bledsoe intentó volver desesperadamente, pero el tráfico y el incendio le bloquearon el paso. Al no poder volver, pudo contactar a su familia por celular cuando estaban envueltos en cobijas mojadas en el momento en que el fuego los alcanzó.
Sus trágicas muertes son parte de una catástrofe social que subyace cada desastre natural. El escenario es marcado por fuerzas más allá del control humano, pero estas fuerzas confluyen y se acrecientan con un sistema social y político en el que todo se encuentra subordinado a la acumulación de riqueza por parte de la élite corporativa y financiera.
Al mismo tiempo, la cifra de muertos por los incendios de la semana pasada en Grecia aumentó a 91, mientras que 25 personas siguen desaparecidas. Mientras que la causa inmediata de estos incendios sigue siendo investigada, no cabe duda que las medidas de austeridad implementadas por el Gobierno de Syriza y dictadas por los bancos europeos cargan con la culpa del masivo número de muertos. Incluyen recortes del 20 por ciento a los servicios de bomberos, además de otros recortes a utilidades que contribuyeron a fallas en la provisión de electricidad y agua.
En California, las prolongadas condiciones de sequía han generado las condiciones propicias y una enorme cantidad de combustible en importantes sectores del estado para la propagación de incendios. De los diez incendios forestales más destructivos en los registros del estado, cuatro ocurrieron durante los últimos 10 meses.
El año pasado, 43 personas murieron a causa de incendios en California, mientras que 10.000 estructuras fueron destruidas y un cuarto de millón de personas fueron evacuadas. Una investigación el mes pasado encontró que una docena de incendios que mataron a nueve personas en el norte de California en octubre fueron provocados por tendidos eléctricos operados por la empresa Pacific Gas and Electric Company, subrayando el impacto del decaimiento de la infraestructura en la generación de estos fuegos.
El cambio climático es uno de los factores que han contribuido a la mayor frecuencia e intensidad de incendios. Varios estudios del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas muestran que el calentamiento global ha conllevado inviernos más cálidos, reduciendo el tiempo en que la nieve se derrite y consecuentemente también el tiempo para que esta agua se evapore.
El diario Guardian citó a un profesor de la Universidad de California, Anthony LeRoy Westerling, quien indicó que el impacto del cambio climático “probablemente se acelerará. No habrá un nuevo normal en nuestras vidas”. El incendio Carr es solo uno de un “conjunto de incendios grandes que se han comportado de forma poco usual”, incluyendo “tornados de fuego” responsables de destruir rápidamente las casas.
Ha habido tendencias similares en Europa y el resto del mundo. Datos recolectados por los satélites Suomi NPP, Terra y Aqua muestran que la superficie europea se ha desverdecido durante el último mes debido a sequías que se han prolongado como nunca en Armenia, Alemania, Reino Unido, Irlanda y Noruega. A mediados de julio, aproximadamente cincuenta incendios forestales se consumieron 25.000 hectáreas de terreno en Suecia.
Pese a las advertencias perentorias por parte de los científicos acerca de las consecuencias del cambio climático, los Estados capitalistas —azotados por conflictos nacionales y subordinados al afán de lucro de las corporaciones— han sido incapaces para hacer algo serio al respecto.
Muchos factores contribuyen a la propagación de incendios, al igual que son muchas las medidas que podrían tomarse para mitigar su impacto. El Servicio Forestal de EUA estima que California contiene un número inusualmente alto de árboles muertos, 129 millones, que se han muerto por sequías o infestaciones de escarabajos. Ese inmenso volumen de combustible que alcanza hasta la copa de los árboles intensifica y ayuda a extender el fuego.
Al mismo tiempo, las construcciones residenciales se llevan a cabo donde sea que los desarrolladores inmobiliarios vean la oportunidad de ganancias. No cargan con ninguna obligación legal por los riesgos de largo plazo. El Departamento Forestal y de Incendios de California ha identificado a más de 1.300 comunidades en California “en alto riesgo de daños por un incendio forestal”. Sine embargo, dicha lista fue compilada con datos del censo de 1990 y publicada en el 2001, y no ha sido actualizado desde entonces.
Además, está el impacto del desfinanciamiento y la falta de fondos perpetua de los departamentos de bomberos, cuyos presupuestos han sufrido una serie de recortes desde la crisis económica del 2008. Una cuarta parte de los bomberos forestales de California son prisioneros que reciben $1 por hora cuando tienen que combatir incendios y $2 por hora cuando realizan trabajos preventivos. Dos de estos trabajadores murieron en incendios el año pasado.
En cuanto al impacto de los incendios, al igual que con los otros desastres naturales, aquellos cuyas vidas han sido devastadas son dejados a merced de las aseguradoras, si tienen un seguro del todo. Bledsoe, quien perdió a toda su familia, era un inquilino sin seguro. Ahora, lo único que le queda después del incendio es su camioneta y la ropa que llevaba puesta. Solo una página de GoFundMe creada por un amigo de la familia lo separa de una destitución completa.
Los recursos existen para tomar medidas de emergencia que aborden las condiciones que produjeron tales desastres. El fondo de emergencias de California para incendios forestales cuenta actualmente con $442,8 millones, mientras que una cuarta parte se utilizó desde el 1 de julio, un total de $114,7 millones. En contraste, cada dos días del 2018, Jeff Bezos, el CEO de Amazon y el hombre más rico del mundo, acumuló $510 millones. El presupuesto entero del Departamento Forestal y de Incendios de California, el cual administra 12,5 millones de hectáreas equivale aproximadamente lo que obtiene Bezos en una semana.
En una economía socialista y planificada, miles de millones de dólares serían redirigidos para la prevención científica de incendios y métodos de quemas controladas. Se dedicarían recursos para construir sistemas avanzados de advertencia y de rutas de escape. Todos tendrían acceso a viviendas modernas planificadas desde un principio para prevenir daños por incendios artificiales. Aquellos que, pese a todas estas precauciones, pierdan sus hogares, podrán recuperar sus vidas con viviendas nuevas. Se tomarían medidas de emergencia a escala global para detener y revertir el cambio climático.
Todos los desastres naturales exponen la realidad social y política. Mientras se desatan incendios en California, el Gobierno de Trump está planificando nuevas formas para entregarle miles de millones de dólares en recortes impositivos para los ricos. Los demócratas, quienes controlan el estado de California, están enfocando todos sus esfuerzos para denunciar a Trump por ser insuficientemente agresivo contra Rusia, mientras que se aseguraron de que el ejército recibiera un presupuesto gigantesco de $716 miles de millones.
La élite política entera, indiferente y hostil hacia los intereses de la vasta mayoría de la población, meramente expone su propia bancarrota y la irracionalidad del sistema capitalista que preside la clase gobernante.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de agosto de 2018)