Los trabajadores inmigrantes se preparan para las incursiones en el lugar de trabajo por parte de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Durante las últimas semanas, los agentes de ICE han reunido a cientos de inmigrantes indocumentados lo cual que los grupos de derechos de los inmigrantes llaman una campaña sin precedentes.
Varias de las incursiones se llevaron a cabo en sitios de construcción, plantas de fabricación, restaurantes y otros lugares donde trabaja la comunidad inmigrante. Y en otros casos, los inmigrantes fueron detenidos en paradas de tráfico o fueron arrestados en unos tales arrestos “colaterales”, es decir, recogidos por ICE simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Las afirmaciones de Trump de que la deportación masiva de trabajadores inmigrantes tienen como objetivo proteger los empleos y el nivel de vida de los trabajadores nativos y de los inmigrantes legalizados es una mentira grotesca. Al contrario, la campaña xenófoba tiene como objetivo intimidar y silenciar a los trabajadores más mal pagados y explotados como preludio para destruir los derechos sociales y democráticos de toda la clase obrera.
Las deportaciones llevadas a cabo por el ex presidente Barack Obama, que quebraron el record, coincidieron con una ofensiva contra los salarios y las condiciones de trabajo y también una transferencia de la riqueza del país desde el fondo a la cima de la sociedad estadunidense. Muchos empleadores explotan a los trabajadores indocumentados en los sitios de construcción, las granjas y las fábricas sabiendo que tienen demasiado miedo para quejarse de robo de salarios, condiciones inseguras y otros abusos.
La noticiera Bloomberg News informo recientemente que algunos trabajadores que han ganado casos de robo de salario están rechazando sus cheques de pago atrasado del Departamento de Trabajo por miedo a que el contacto con el gobierno podría llevar a la deportación.
Esta agresión está siendo incrementada por la administración Trump, que ha ampliado los criterios para quién puede ser deportado, estableció una base para expeditar las deportaciones sin audiencia y triplica el número de agentes ICE. Muchos de los defensores de los derechos de inmigrantes creen que esto dará luz verde a aun más explotación de los trabajadores indocumentados. Mientras tanto, la administración Trump está tratando de destruir cualquier protección de seguridad, salud y trabajo que permanezca, condenando así a secciones cada vez más grandes de la clase obrera a la condición de paria ahora reservada para trabajadores indocumentados.
Los defensores de los derechos de los inmigrantes están organizando sesiones de capacitación para informar a los trabajadores sobre sus derechos y preparar a las comunidades para enfrentar las incursiones aún mayores de ICE. “En estos últimos meses, las familias se han estado preparando en caso de una incursión en sus lugares de trabajo, o si vienen a arrestarlos en sus hogares o minetras conducen,” dijo Sam Robles al World Socialist Web Site, el portavoz del Proyecto Defensa Laboral en Austin, Texas.
“La gente está encontrado maneras de luchar contra esto. Austin, Texas es el epicentro de la lucha de las familias inmigrantes. El sheriff anuncio que no va a colaborar con ICE en la misma semana que el gobierno federal declaro una orden executiva en contra de las ciudades de santuario. Al momento hay una ley anti-santuario moviéndose rápidamente en la legislatura estatal que promoverá la discriminación racial en operaciones policiacas. Hay una audiencia el miércoles, y muchos estudiantes de preparatoria van a venir a alzar su voz en oposición”.
Bajo el proyecto de ley 4 del Senado de Texas, la aplicación de la ley en las ciudades, los condados y en los campus universitarios tendría que mantener a una persona arrestada bajo custodia mientras los agentes de ICE miran su estatus migratorio. Si las entidades no lo hacen, se les puede negar el dinero de la subvención estatal.
“La gente, incluyendo a los residentes que han estado aquí por años, están corriendo al centro de Texas para solicitar ayuda”, agregó Robles. “Ellos pueden ser elegibles para quedarse porque tienen un hijo o cónyuge que los puede patrocinar. Con estos ataques a nivel local, estatal y federal, la gente está asustada y preocupada”.
“Justo después de las incursiones de ICE vimos que trabajadores no se presentaban a sus trabajos porque escucharon rumores sobre otra incursión o tal vez ser detenidos en el camino al trabajo. Otros fueron a trabajar porque tenían que alimentar a sus familias, pero no sabían lo que iba a suceder después”.
“Hicimos un estudio conjunto con la Universidad de Texas que mostró que casi la mitad de la fuerza laboral de construcción en Texas está formada por trabajadores indocumentados. Estamos viendo un retraso en la terminación de los proyectos porque los trabajadores no se sienten seguros en el trabajo”.
“Hay una escasez de mano de obra en Texas. Es por eso que ciudades, carreteras y escuelas están siendo construidas por trabajadores indocumentados que son parte de nuestras comunidades, nuestras familias. En Texas, perdemos a un trabajador de la construcción cada tres días en un accidente; Uno de cada cinco trabajadores se lesiona en el trabajo, y uno de cada cuatro sufren robo de salarios. Ya es difícil para estos trabajadores, y ahora están agregando una capa adicional de ataques. Ya es peligroso y estresante”.
Keren Zwick, del Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes en Chicago, dijo al Chicago Tribune que cree que el regreso de las redadas de trabajadores indocumentados es inevitable.
“Nos estamos preparando para las redadas de estilo Postville”, dijo Zwick, refiriéndose a una redada de 2008 en una planta de carnicería en Postville, Iowa, que fue una de las incursiones más grandes de un solo sitio en la historia de Estados Unidos. Esa incursión resultó en la detención de 389 trabajadores inmigrantes, muchos de los cuales fueron deportados.
Según un informe del Centro de Investigación Pew de 2015 citado por la Tribuna, los trabajadores de Illinois sin estatus legal representan un 11 por ciento de la fuerza laboral en la industria de hospitalidad, el 10 por ciento en la fabricación y el 9 por ciento en la construcción.
“Hay alrededor de 350.000 personas en la fuerza de trabajo del estado sin autorización”, informó el diario.
En Buffalo, Nueva York, nueve trabajadores fueron arrestados el 17 de febrero en un sitio de construcción de hoteles, mientras que cerca de dos docenas fueron recogidos en una tienda cercana a un complejo de apartamentos que está bajo construcción.
“Había 23 personas esperando para conseguir un trabajo, y fueron arrebatadas de la calle”, dijo el abogado de inmigración Michael Berger al World Socialist Web Site. “Hay muchos centroamericanos y europeos orientales haciendo trabajos de techos y revestimientos en Buffalo. Muchos de los trabajadores en los sindicatos de la construcción son de origen italiano. Hubo un tiempo en que los italianos fueron perseguidos. Y ante ellos, los irlandeses. La idea de que América era un país perfecto siempre acogiendo a los inmigrantes simplemente no es cierto. Cuando se necesitaba mano de obra, los Estados Unidos dirían: ‘Puede entrar, pero no su esposa’”.
Hay una hostilidad generalizada a los esfuerzos de Trump y su asistente superior fascista, Stephen Bannon, para hacer ovejas negras de los trabajadores inmigrantes. Un número cada vez mayor de trabajadores saben que el desempleo y los salarios bajos no son causados por los trabajadores inmigrantes, sino la impulsión implacable de los grandes negocios. Pero estas condiciones no serán combatidas por el Partido Demócrata, un partido capitalista, que le abrió el camino a Trump, ni por los sindicatos, que se han aliado cada vez más con el millonario presidente basado en el programa ultraderechista del nacionalismo norteamericano.
Nada se ganó nunca por los obreros fuera de la lucha para unir a toda la clase trabajadora -nacidos nativos e inmigrantes, blancos y negros- en una lucha común contra el esfuerzo de la clase dominante por dividir a los trabajadores según sus rasgos raciales y étnicos. Toda la clase trabajadora debe movilizarse para poner fin a la cazada de brujas de los trabajadores inmigrantes y mantener el principio básico de que todos los trabajadores tienen derecho a vivir y trabajar en cualquier país con pleno derecho de ciudadanía.