El Partido Socialista por la Igualdad publica hoy la traducción española de su principal resolución política, adoptada por unanimidad en el Segundo Congreso Nacional del PSI (EE.UU), celebrado en Detroit del 8 al 12 de julio, 2012.
Publicado en nuestro sitio en su inglés original el 30 de agosto, 2012
Las perspectivas políticas del Partido Socialista Por la Igualdad
1. La crisis económica que nació del colapso de Lehman Brothers en septiembre, 2008, tiene un significado social, político e histórico de gran transcendencia. Términos tales como baja, recesión, e incluso depresión, apenas dan una idea de la enorme magnitud de la situación. Los economistas y comentaristas de la prensa ven que es cada vez más difícil referirse con esperanzas a una recuperación venidera. The Economist, revista archiconservadora, recientemente admitió que “hay algo bastante maligno con la economía mundial”. Procedió a añadir sin rodeos que “ese algo es una mezcla de falta de crecimiento y de creciente peligro de una catástrofe financiera”. [1]
2. Apenas hace veinte años que los ideólogos burgueses proclamaban que la disolución de la Unión Soviética era prueba irrefutable del fracaso del socialismo y de la imposibilidad de encontrar una alternativa al triunfo histórico del capitalismo. Se declaraba que todas las experiencias revolucionarias del Siglo XX—que presenció luchas mundiales en que participaron cientos de millones de personas en contra del capitalismo—habían sido luchas fútiles y hasta irracionales en pos de una utopía imposible de lograr. Estas aseveraciones requieren de la identificación engañosamente simplista de la Unión Soviética con el socialismo y del rechazo de la lucha llevada a cabo por la oposición marxista, encabezada por León Trotsky, contra la traición estalinista de los principios que habían servido de inspiración para la revolución de octubre de 1917.
3. Los mismos apologistas de la clase gobernante que insistían que la crisis económica que anticipó la disolución de la Unión Soviética significaba el fracaso del socialismo, ahora no llegan a ninguna conclusión semejante sobre la crisis mundial capitalista y lo que ésta significa para el futuro del capitalismo. De todos modos, la crisis que estalló en el 2008 es señal del colapso del equilibrio del sistema capitalista mundial cuyo significado histórico bien se puede comparar al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, al crack de Wall Street del 1929 y al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Esta crisis representa un fracaso monumental e histórico del sistema capitalista y por lo tanto le plantea a la humanidad la necesidad de establecer y luchar por la alternativa socialista.
4. La recesión económica ahora se extiende de país en país, de continente en continente. En la época de mercados financieros y de producción global integrada, ningún país en ninguna parte del mundo se puede aislar de las consecuencias de la crisis económica. El colapso de las hipotecas subprime (de alto riesgo a clientes de baja calificación crediticia) en Estados Unidos desestabilizó a Europa y, aunque su impacto se haya demorado en China, India y Brasil, éste ahora también aparece en evidencia en esos países, los cuales dependen enormemente de sus mercados de exportaciones en los centros capitalistas principales.
5.Tan sólo han transcurrido dos décadas para que el proyecto de una Europa unida bajo una moneda única quedara desenmascarado por ser uno de los mayores fraudes económicos de la historia. Lo que resultó del Tratado de Masstricht en 1992 fue una Europa de banqueros. La economía social de mercado—por mucho tiempo promovida como la alternativa humanitaria europea a la libre empresa –según ésta se practica en los Estados Unidos—le ha cedido paso a un tipo de capitalismo que Thomas Malthus habría recibido con entusiasmo. En todos los países de la Unión Europea, la palabra austeridad se ha convertido en santo y seña. En Grecia, la población obrera está siendo reducida a la miseria. En España, la tasa de desempleo ha llegado al 25 por ciento. La mitad de la juventud entre las edades de 16 y 25 no puede conseguir empleo. En Portugal, Inglaterra, Irlanda e Italia los trabajadores se enfrentan a situaciones cada vez más desesperantes. El nuevo gobierno del Partido Socialista en Francia no ha de tardar en imponer medidas cuyo objetivo es reducir los niveles de vida de los trabajadores. Aun así con los ataques contra la clase obrera, la burguesía europea ha sido incapaz de responder a la crisis unificadamente—ni hablar de eficazmente. La existencia de una moneda única no ha podido vencer las diferencias en cuanto a la economía política históricamente arraigada en la estructura del estado nación. El intento de unir a toda Europa en base de dominio burgués y de una economía capitalista es una estratagema reaccionaria que sólo se puede llevar a cabo por medio de la violencia militar y policial, por la dictadura política y la drástica reducción de los niveles de vida de la clase obrera. Las clases gobernantes de todos los países europeos desean una solución compatible con sus propios intereses nacionales. A pesar de las estructuras económicas e instituciones políticas que se establecieron después de 1945 para prevenir los conflictos entre las naciones europeas, la Europa capitalista se encuentra tan dividida hoy como lo fue justamente antes de la Segunda Guerra Mundial.
6. Hacia finales de la década de los 1930, Trotsky, describiendo la desorientación política que la Gran Depresión había causado, observó que “todos los partidos tradicionales del capital se encuentran en un estado de confusión que raya, por momentos, con la parálisis de la voluntad”, [2] palabras que describen con asombrosa precisión la situación de la Europa de hoy. Hasta los comentaristas burgueses de mayor reflexión no le ven salida a la crisis. En una columna titulada, “El pánico se ha vuelto demasiado racional”, Martin Wolf, del Financial Times, escribió:
¿Cuánto dolor pueden resistir los países bajo estrés? Nadie sabe. ¿Qué sucedería si un país abandonase la eurozona? Nadie sabe. Dada la incertidumbre, el pánico es penosamente racional…Antes, yo nunca había entendido como la década de los 1930 había podido ocurrir, pero ahora sí lo sé. Lo único que se necesita son economías frágiles, un régimen monetario rígido, un intenso debate acerca de lo que se tiene que hacer, una fe generalizada en que el sufrir es bueno, políticos miopes, una incapacidad para cooperar, y el fracaso en anticipar los eventos. [5 de junio, 2012 –nuestra traducción]
7. Que el colapso en Wall Street haya sido la chispa de la crisis mundial no es ninguna casualidad. El parasitismo económico, vinculado al fenómeno de la “financiarización”, resultó de que las inversiones en las industrias manufactureras habían disminuido enormemente. Esto, a su vez, fue consecuencia de la disminución, a largo plazo, de la tasa de ganancias. El parasitismo económico ligado al fenómeno de financiarización fue consecuencia del empuje, provocado por la caída a largo plazo de las ganancias, que canalizó las inversiones lejos de la manufactura. Que la financiarización se haya extendido de manera más rápida en Estados Unidos está vinculado inextricablemente al deterioro del país como principal potencia industrial del mundo. El crecimiento del parasitismo es un fenómeno que atestigua la decadencia del capitalismo estadounidense. La creación de obligaciones de deuda garantizada (CDOs) y otros instrumentos bancarios fraudulentos relacionados con los préstamos hipotecarios subprime es consecuencia directa del proceso en el que la acumulación individual y empresarial de la riqueza se separa del proceso de producción. En tan solo una generación, empezando con el comienzo de la década de los 1980, la industria financiera aumentó su porción de la total ganancia empresarial del 6 por ciento a aproximadamente el 50 por ciento. Este crecimiento explosivo de las empresas bancarias fomentó la concentración de asombrosos niveles de riqueza entre las élites de Wall Street, las cuales a la vez han usado sus recursos ilimitados para subordinar por completo el estado capitalista a sus intereses. Al mismo tiempo, la élite bancaria pretende saquear los bienes y servicios públicos—tales como la educación pública y la atención a la salud—y subordinarlos de manera aún más directa a la acumulación de las ganancias privadas.
8. Un aire de fantasía rodea las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2012. De las bocas del Presidente Obama y de su adversario Republicano, Mitt Romney, brotan los mismos clichés y obviedades sobre las glorias del capitalismo norteamericano y su inagotable creatividad empresarial. Los dos prometen conservar la grandeza de los Estados Unidos, mítica tierra de oportunidades sin límites. Sin embargo un informe del banco central de Estados Unidos (Federal Reserve Bulletin), publicado en junio de este año, presenta una refutación devastadora basada en los hechos de la realidad que los candidatos no quieren mencionar:
En el transcurso del período 2007 –2010, la economía de Estados Unidos sufrió su mayor caída económica desde la Gran Depresión. El producto interior bruto real (PBI, ajustado por la inflación) bajó en un 5.1 por ciento entre el tercer trimestre de 2007 y el segundo trimestre de 2009, período oficial de recesión, según el criterio del la Oficina Nacional de Investigación Económica (National Bureau of Economic Research). Durante el mismo período, la tasa de desempleo aumentó del 5.0 al 9.5 por ciento, el nivel más alto desde 1983. Ha sido muy lenta la recuperación económica de la Gran Recesión; el PBI real no recuperó el valor de los años anteriores a la recesión hasta el tercer trimestre del 2011. La tasa de desempleo siguió aumentando durante todo el tercer trimestre del 2009, quedándose en el 9.4 por ciento durante el 2010. [3]
9. La cifra de mayor significado tiene que ver con el impacto de la crisis sobre la riqueza neta (o valor neto) de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses.
Del 2007 al 2010, el valor neto (riqueza) ajustado a la inflación—es decir, la diferencia entre la riqueza bruta familiar y sus deudas—disminuyó dramáticamente tanto en términos medianos como en su promedio. El mediano bajó en un 38.8 por ciento, y el promedio disminuyó en un 14.7 por ciento…El promedio del valor neto bajó al mismo nivel de una encuesta que se condujo en el 2001, y el valor neto del mediano se aproxima a niveles no vistos desde otra encuesta del 1992… [4]
10. Durante aproximadamente cuatro décadas, se han ido estancando los ingresos reales de los trabajadores, ajustados teniendo en cuenta la inflación. El impacto de la erosión de los niveles salariales se suavizó parcialmente debido al rápido aumento del precio de la vivienda durante la década de los 1990 y la primera década de este nuevo siglo. Sin embargo, el colapso en el 2008 de la burbuja de la vivienda ha dejado al descubierto las consecuencias sociales del prolongado desplomo del capitalismo norteamericano. La magnitud del declive del valor neto medio—aproximadamente un 40 por ciento—significa un ajuste descendente brutal en los niveles de vida, resultado de la decadencia de la posición de Estados Unidos en la economía mundial.
11. La disminución del valor neto de la gran mayoría de los estadounidenses—es decir, de la clase obrera y de sectores importantes de la clase media—ha ocurrido junto con la evolución de niveles extremos de desigualdad social. Durante las tres últimas décadas ha tomado lugar un enorme traslado de ingresos: de los bolsillos de la clase obrera a los de la élite bancaria y empresarial. La porción preponderante de los ingresos y del aumento del valor neto se ha concentrado en el 10 por ciento más rico de la población. Dentro de ese sector social privilegiado, la parte del león en cuanto a la expansión de las fortunas personales ha ido a parar al un por ciento más rico.
12. Dos factores relacionados forman las bases de la estrategia de la clase gobernante de Estados Unidos: en primer lugar, el deterioro de la posición económica mundial del país; en segundo lugar, la concentración de la riqueza a un nivel que, hasta hace relativamente poco, se habría considerado inconcebible en una nación burguesa, democrática y de alto desarrollo. La reacción de la clase gobernante de Estados Unidos al primer factor ha sido desplegar su abrumador poderío militar para restablecer su dominio geopolítico—y, en efecto, una posición hegemónica—sin que nadie le desafíe, sobre el globo terráqueo. Es de esta manera que Washington está empedernido en dar marcha atrás a los resultados a largo plazo del deterioro económico del país. Como consecuencia del segundo factor, la clase gobernante ha intensificado los ataques contra los derechos democráticos de los norteamericanos. Estos dos aspectos esenciales de su estrategia—el militarismo y la represión—ahora se ponen en funcionamiento en el marco de la “Guerra contra el terror”.
13. En 1928, en una etapa anterior al surgimiento del imperialismo estadounidense, León Trotsky hizo la siguiente advertencia: “Durante la época de la crisis, la hegemonía de los Estados Unidos se hará sentir más completa, más clara, más implacablemente que en un período de prosperidad”. [5] Estas palabras son proféticas. Es ahora evidente que Estados Unidos interpretó la disolución de la Unión Soviética en 1991 como una oportunidad para desatar la violencia militar en todo el planeta. Las restricciones que Estados Unidos se había visto obligado a obedecer durante la Guerra Fría—en sí bastante limitadas—ya no eran necesarias. Es posible imaginar, en las acciones que el país ha llevado a cabo durante los últimos veinte años, lo que el mundo hubiera sido si la Revolución de Octubre en 1917 no hubiera ocurrido. Los enormes movimientos de autodeterminación nacional que acabaron con el dominio colonial directo en grandes partes de Asia, el Oriente Medio y África luego de la Segunda Guerra Mundial se habrían enfrentado a toda la fuerza del imperialismo yanqui. Luego de mostrar su crueldad salvaje al lanzar dos bombas atómicas contra las indefensas ciudades de Hiroshima y Nagasaki, Washington no habría perdido ninguna oportunidad, ni se hubiera parado en barras, para remplazar a las viejas potencias coloniales europeas.
14. La disolución de la Unión Soviética le abrió campo a los Estados Unidos para iniciar un programa de guerra sin fin; desde 1991, ha usado sus fuerzas armadas en casi todas las regiones del mundo. En el lenguaje del marxismo clásico, trata de efectuar una nueva división del mundo en términos que aseguran su hegemonía. No existe una sola región que Estados Unidos no considere como parte íntegra de sus intereses estratégicos. ¿Qué quiere el imperialismo yanqui? ¡Lo quiere todo! Está determinado a establecer su dominio en todas las naciones, todos los continentes, todas las rutas marítimas, todos los océanos y hasta todo el espacio sideral. Se trata de una megalomanía geopolítica que no puede realizarse por medio de medidas pacíficas. País tras país se ha convertido en objeto de invasiones y bombardeos: Afganistán, Irak, Pakistán, Yemen y Libia. Estados Unidos ha instigado una guerra civil en Siria y ahora amenaza a Irán. Al mismo tiempo, el gobierno de Obama cada vez más enfoca a China en sus miras para aislarla y rodearla. La explosión del imperialismo yanqui inexorablemente conducirá a una conflagración mundial en la que participarán todas las potencias principales, cosa que despierta el peligro de la aniquilación nuclear.
15. El lanzamiento de la “Guerra contra el terror”—so pretexto de los eventos del 11 de septiembre—estableció a la violencia militarista como instrumento perenne de la política del estado. La glorificación oficial de guerras y matanzas adquiere hoy una forma monstruosa; la imagen del presidente de Estados Unidos ha sido convertida en una mezcla grotesca, entre césar imperial y padrino de mafia. El presidente Obama ha dicho que dedica gran parte de su tiempo a la selección de individuos que van a ser blancos de drones, y que ha aprobado estas matanzas aún cuando sabía que entre las víctimas se hallaban civiles sin ningún vínculo con actividades militares o terroristas. Las personas asesinadas incluyen ciudadanos estadounidenses cuya suerte fue decidida sin el debido proceso jurídico y en flagrante violación de la constitución de Estados Unidos. Hablando sin pelos en la lengua, el presidente de Estados Unidos es un asesino. Los gobiernos de Bush y Obama han adoptado el concepto de estado de excepción para justificar sus acciones; un concepto cuyo autor fue Carl Schmitt, principal teórico jurídico del Tercer Reich nazi.
16. La “Guerra contra el terror” es el pretexto para la abrogación de los más esenciales derechos democráticos. Se han atacado todas las protecciones democráticas que garantiza la Carta de Derechos [las diez primera enmiendas de la constitución de los Estados Unidos], inclusive las del derecho de habeas corpus, del debido proceso legal, y de las protecciones contra el registro e incautación sin justificación.
17. La ruptura con los principios constitucionales fundamentales no se puede explicar concentrándose uno en las características personales del presidente, por poco atractivas que sean. La raíz del problema se encuentra en las necesidades económicas del imperialismo y en la estructura clasista de la sociedad estadounidense, con niveles de polarización económicas y sociales sin precedente. La clase gobernante fácilmente reconoce que el deterioro de niveles de vida para la gran mayoría del pueblo tienen que causar disturbios sociales; desde su punto de vista, hay que socavar las garantías constitucionales para preparar la supresión de las luchas de la clase obrera y de la juventud contra intolerables condiciones sociales, contra la desigualdad y contra el militarismo.
SEGUNDA PARTE
18. La intensificación de la crisis económica mundial inexorablemente conduce al resurgimiento de la lucha de clases en los Estados Unidos y en todo el mundo. La explosión de manifestaciones de las masas en Túnez y Egipto en 2011 fue un presagio del resurgimiento revolucionario que ahora va tomando auge. Es más, las luchas del 2011 tuvieron un profundo impacto sobre la conciencia de la clase obrera internacional. A pocas semanas de las enormes manifestaciones en Cairo que tumbaron a la dictadura de Mubarak, los trabajadores norteamericanos del estado de Wisconsin invocaron como ejemplo la Plaza Tahrir cuando se manifestaron en contra de la política reaccionaria del gobernador Walker.
19. No basta con predecir la inevitabilidad de luchas revolucionarias y esperar que se desplieguen por sí solas. Esa pasividad no tiene nada en común con el marxismo; éste insiste en la unión de la cognición teórica con la práctica revolucionaria. Prueba contundente de que la victoria de la revolución socialista requiere de la presencia de un partido revolucionario es lo que sucedió en Egipto después de la caída de Mubarak. El Partido Socialista por la Igualdad debe hacer todo lo posible para construir, antes que irrumpan las luchas de las masas, una presencia política significativa en la clase obrera, sobre todo entre sus elementos más avanzados. Se trata de crear un movimiento que haya resuelto los problemas claves de la perspectiva revolucionaria. La crisis capitalista radicaliza a la clase obrera y nos da las condiciones objetivas para la revolución socialista. La responsabilidad del Partido Socialista por la Igualdad consiste en desarrollar la estrategia y las tácticas que guiarán a la clase obrera en la lucha por el poder.
20. El imperialismo de los Estado Unidos es una fuerza muy poderosa. Pero su clase gobernante no es invencible. Las bases económicas, políticas, sociales y culturales de su dominio están extremadamente podridas. El problema para el movimiento socialista es como desarrollar sus fuerzas entre los trabajadores y la juventud e imbuir al movimiento de las masas que ahora emerge una comprensión del significado político de la crisis del sistema capitalista mundial. Como explicaba Trotsky en un anterior período de luchas revolucionarias: “La tarea de la clase obrera, tanto en Europa como en el mundo entero, consiste en oponer a la estrategia contrarrevolucionaria burguesa, acentuadísima, su propia estrategia revolucionaria, llevándola al ultimo extremo”. [6]
21. La desigualdad social extrema ha agravado las divisiones entre las clases sociales en los Estados Unidos y en todo el mundo. Un sentimiento anticapitalista crece rápidamente en la clase obrera. Como siempre sucede durante períodos de descontento creciente de las masas, la clase gobernante trata de mantener su dominio político e ideológico sobre el pueblo. Esto lo logra mediante la industria del espectáculo, los medios de prensa, las instituciones académicas y la maquinaria política del reaccionario sistema de dos partidos, el Republicano y el Demócrata; es más, la élite empresarial y bancaria también requiere y depende de los servicios que le prestan innumerables partidos, organizaciones y supuestas tendencias izquierdistas que la clase capitalista utiliza para hacer valer sus intereses e influencias sobre el proletariado. El rol de estas organizaciones consiste en limitar la lucha de clases –encarrilándola por vías que no representan ninguna amenaza al capitalismo. Durante décadas, los que se han hecho pasar por izquierdistas nunca ha representado los intereses de la clase obrera, sino más bien los de los sectores más privilegiados de la clase media. La orientación política de esta acomodada capa mejor se puede entender y explicar en el contexto de las peculiaridades de la distribución de la riqueza en la sociedad capitalista contemporánea.
22. Muchos estudios han mostrado que, como grupo, el diez por ciento más rico de la sociedad goza de un estándar de vida bastamente más cómodo y seguro que el noventa por ciento de abajo; por supuesto, puede que los porcentajes precisos y puntos de demarcación varíen de país en país. Particularmente en los países más avanzados existe una clase media alta numerosa que ocupa un lugar dentro de la capa del diez por ciento más rico. Existe, sin embargo, dentro de este mismo grupo privilegiado una disparidad significativa en la distribución de la riqueza. La riqueza extrema se concentra en el un por ciento más alto (y especialmente en las fracciones más ricas de este grupo). Un análisis gráfico de la riqueza total y de los ingresos anuales del 10 por ciento más rico señala una empinada pendiente ascendente en esta capa social. De acuerdo a datos que los economistas Atkinson, Piketty y Saez han recopilado, se requería en el 2007 un ingreso anual de por lo menos US$398,900 para ser contado en el 1 por ciento más rico de los hogares. En comparación, el mínimo ingreso para formar parte del grupo de los 10 por ciento era US$109,600. Se necesitaban US$155,000 anuales para formar parte del cinco por ciento de los hogares; suma que representaba aproximadamente el 40 por ciento del ingreso de un hogar al nivel más bajo del grupo del 1 por ciento. La extrema disparidad de la distribución de la riqueza, incluso en el grupo del 10 por ciento de las familias más ricas, es más evidente aún cuando uno se fija en los niveles nauseantes de riqueza e ingresos del 0.1 y el 0.01 más rico de la población.
23. Aun entre estas capas relativamente adineradas hay muchas razones para el descontento. Mucha de esta gente, sobre toda la que está por debajo del 5 por ciento más rico, se siente vulnerable. Cargan con grandes deudas para poder vivir en hogares apropiados a su status social, para pagar por la educación de sus hijos, para comer en restaurantes, para irse de vacaciones, etc. Es esta capa—que consiste parcialmente de profesionales, figuras académicas de éxito moderado, funcionarios de sindicatos y organizaciones obreras, sectores medianos y más altos de lo que todavía queda de las burocracias del estado de bienestar social, y estudiantes que provienen de hogares acomodados—que sirven de base para el establecimiento de una izquierda reformista, o, para ser más exacto, de una política seudoizquierdista cuyo fin no va más allá de una redistribución de la riqueza dentro del grupo del 10 por ciento más rico.
24. El anticapitalismo de este estrato se debe más a la envidia que le tiene a los ricos que a la solidaridad con la clase obrera. En vez de la destrucción de la propiedad privada (de los medios de producción, del capital privado), sólo desea una mayor tajada de los ingresos que ésta genera. Al rechazar la lucha por la igualdad por medio de la lucha de las masas obreras por el socialismo, el abrazo de los grupos de la pequeña burguesía seudoizquierdista a diferentes formas de acción afirmativa, a cuotas preferenciales basadas en la raza, el sexo y la etnicidad de las personas, demuestra el deseo de las élites privilegiadas de obtener acceso individual a oportunidades de carreras profesionales y a mayores fortunas dentro de las estructuras capitalistas. La obsesión con la identidad personal—sobre todo en cuanto a lo sexual—caracteriza a organizaciones de la clase media decididas a elevar los intereses individuales por encima de los intereses de clase y a separar la defensa de los derechos democráticos de la lucha por el socialismo.
25. En verdad amplios sectores de la clase obrera han simpatizado con la corriente “Occupy Wall Street”. Por lo general, el proletariado ha interpretado las manifestaciones de ese grupo como una expresión de hostilidad a la presente estructura económica. No obstante, esta tendencia no le demostró a la clase obrera ningún paso adelante a seguir. Las políticas de capas adineradas de la clase media dominaron al movimiento de indignados cuyas demandas sólo representan sus inquietudes. Así éste quedó atrapado en la órbita del Partido Demócrata, convencido de que su indignación influiría al gobierno de Obama de alguna manera u otra. Nunca trató de provocar un movimiento independiente de la clase obrera en base a demandas socialistas. No fue ninguna casualidad que su lema haya sido, “somos el 99 por ciento”. Sus dirigentes nunca quisieron establecer una diferenciación más precisa de las tendencias sociales y económicas antagónicas que existen en la sociedad estadounidense. En particular desviaron atención lejos de su propia posición de privilegio relativo a las situaciones que encara el 90 por ciento más pobre de la población. Irónicamente, las exigencias de los líderes de las manifestaciones iluminan su propia orientación social. Las capas acaudaladas de la clase media desean mayor acceso a la riqueza de la industria financiera. De ahí viene el lema: ¡Ocupemos a Wall Street!, cosa que está muy lejos de ser un programa socialista que luche por derrocar a la dictadura de Wall Street y expropiar su riqueza.
26. Movimientos de indignados, como “Occupy Wall Street”, al igual que pasadas corrientes contra la globalización (en Seattle y otras ciudades) se dejan guiar por conceptos políticos y teóricos que comparten con tendencias anarco reformistas. El anarquismo, que festeja el individualismo descontrolado, fácilmente captura seguidores de clase media. Está inspirado en, y fomentado por, una amplia gama de pensadores irracionalistas e idealistas relacionados con tendencias como la Escuela de Frankfurt, el posmodernismo, el estructuralismo y el posestructuralismo (como Horkheimer, Adorno, Foucault, Derrida, Lyotard, Lacan y Badiou)—corrientes éstas que rechazan los conceptos programáticos esenciales del marxismo, sobre todo el papel central revolucionario de la clase obrera. Un representante del anarquismo escribió hace poco que:
Esta forma política difiere de las luchas obreras marxistas: ya no se basa en la subjetividad central del proletariado y, por consiguiente al movimiento ya no se le puede entender en el contexto de la lucha de clases aunque las organizaciones tradicionales de la clase obrera participan de maneras importantes en estas luchas. No cabe duda que es un movimiento anticapitalista, pero no en el sentido marxista: más bien el capitalismo global funciona como un horizonte abierto que ha de interpretarse políticamente y no simplemente desde el punto de vista económico, que individuos diferentes comprenden de diferentes maneras. Además, ya no se basa en el modelo marxista de la movilización política—es decir, en un partido de masas con una organización centralizada—sino que más bien expresa, como hemos visto, una cadena de actividad por parte de grupos con ideas afines, sin estar atados unos a otros, y de diversas organizaciones que participan tanto en las manifestaciones tradicionales como en formas de acción directa más innovadoras. [8]
Resumiendo su explicación del programa posanarquista, este teórico le hace hincapié a “que es una forma de política que ya no se amarra a una sola metanarrativa [9] : como, por ejemplo, la emancipación de la clase obrera”. [10]
27. La multitud de organizaciones seudoizquierdistas y los teóricos que justifican sus programas comparten una hostilidad virulenta hacia el marxismo y hacia la perspectiva de la revolución socialista basada en la clase obrera. Las continuas críticas acérrimas que le hacen a todos los esfuerzos para establecer un partido revolucionario, tildándolo de sectario, autoritario, elitista, hasta totalitario, expresan su terror de que la clase obrera, a medida que desarrolla una conciencia socialista, se libre del dominio político que sobre ella tiene la clase media.
28. En conjunto, las organizaciones seudoizquierdistas representan una corriente dentro de la estructura política burguesa. En Estados Unidos, la Organización Socialista Internacional (ISO, siglas en inglés de la International Socialist Organization), es un ejemplo típico de esa tendencia; definida por la necesidad del Partido Demócrata de fingir izquierdismo. La seudoizquierda es un fenómeno internacional. Más allá de las fronteras norteamericanas, es cada vez más claro el papel reaccionario de la seudoizquierda en regiones donde la lucha de clases está mas avanzada. Luego de la caída de Hosni Mubarak en Egipto, los supuestos Socialistas Revolucionarios (afiliados a la ISO) le extendieron su confianza a los militares a la vez que trataban de congraciarse con la Hermandad Musulmana. La base de esa orientación tan reaccionaria es la absurda posibilidad que un programa de izquierda pueda amalgamar “a Marx y al Profeta”, idea promovida con ardor por los correligionarios británicos de esta organización . Como era de esperar, sucedió una catástrofe. El golpe de estado antiparlamentario de los militares egipcios el 14 de junio, 2012 paralizó totalmente esta organización seudoizquierdista que se había opuesto totalmente a la lucha para crear un movimiento político independiente de la clase obrera. Los Socialistas Revolucionarios publicaron una declaración, que viene a ser una deplorable confesión de su desmoralización y fracaso político. Esa declaración, que apareció también en el página de Internet de la ISO, no ofrece ninguna explicación de sus propias actividades políticas durante los meses anteriores. Dice lo siguiente:
No sorprende que se haya esparcido entre los revolucionarios, camaradas, colegas y amigos la frustración y la incredulidad ante los acontecimientos de hoy día; bien parece que la contrarrevolución ha ganado por knockout. [11]
29. Cuando se leen semejantes expresiones de cobardía política, a uno le da la gana de preguntarle a sus autores: ¿Y dónde estaban ustedes, señoritos y señoritas, durante los meses que transcurrieron después de la caída de Mubarak en febrero, 2011? ¿Hasta qué punto asumen ustedes la responsabilidad de haberles permitido a los militares llevar a cabo su contragolpe? Los autores de esas líneas no contestan. No aceptan responsabilidad por nada.
30. La práctica de SYRIZA desenmascara en Grecia el papel de la seudoizquierda como tendencia dentro del marco de la política burguesa. Esta organización—coalición de grupitos seudoizquierdistas que incluyen a ex estalinistas, pablistas (desde hace tiempo renegados del trotskismo), ecologistas y varias entidades que abogan por el “capitalismo de estado”—había adquirido gran popularidad en base a sus acérrimas críticas a las medidas de austeridad impuestas por los bancos europeos. Pero tan pronto como SYRIZA se dio con la posibilidad de asumir el poder, su dirigente, Alexis Tsipras, viajó precipitadamente a Alemania para asegurarle a los bancos que en realidad su partido no tenía la menor intención de salir de le eurozona. Su demanda más atrevida es la renegociación del programa de austeridad impuesto por los bancos europeos.
31. Toda duda que podría existir acerca de la índole reaccionaria de las tendencias seudoizquierdistas se resuelve de manera contundente cuando vemos el apoyo que éstas le dan, bajo el lema fraudulento de los “derechos humanos”, a las actividades neo coloniales del imperialismo. Aparecieron prominentes declaraciones, apoyando la sangrienta intervención imperialista en Libia en International Viewpoint, página web del movimiento pablista internacional. Ahora se repite en Siria ese entusiasmo reaccionario de la seudoizquierda por los ataques militares imperialistas contra países que por muchas décadas han sufrido el dominio colonial.
32. En una de las más importantes de sus tempranas obras, publicada hace ya 160 años, Karl Marx escribió: “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado". [12] Durante este período, “aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado” fueron creadas por las revoluciones, guerras y transformaciones tecnológicas y científicas del siglo pasado. Hay que estudiar las experiencias estratégicas de las enormes luchas del Siglo XX. Las capas más avanzadas de la clase obrera y de la juventud necesitan entender el papel que han jugado en las derrotas de movimientos revolucionarios y en la supervivencia del capitalismo el estalinismo, la socialdemocracia, las burocracias sindicales y otras formas de oportunismo político.
33. El hecho de que varias décadas han transcurrido desde el último gran período de luchas de clase significantes hace que esta educación por necesidad sea más urgente. Bajo condiciones en que los sindicatos oficiales colaboran descaradamente con los capitalistas y se dedican a facilitar la explotación de sus miembros, se le niega a esta generación de trabajadores la oportunidad de participar de manera directa en la lucha contra el capitalismo. La prolongada supresión de la lucha de clases ahora sirve de freno al desarrollo de la conciencia política del proletariado. Sería un error concluir que es irreversible el deterioro de la conciencia de clase, la consecuencia de décadas de estancamiento político y social. No dedicaría la clase gobernante tantos recursos a la desorientación y estupefacción de la conciencia de las masas si confiara en la popularidad del “modo norteamericano” capitalista. Sabe muy bien que el dedo la máquina de propaganda no puede tapar el sol de la realidad social: El “sueño norteamericano” se ha convertido en la “pesadilla norteamericana”.
34. La existencia social forma las bases esenciales para el desarrollo de la conciencia social. A fin de cuentas la posición objetiva de la clase obrera en el modo de producción capitalista determina su papel revolucionario. Es inevitable que las latentes tendencias socialistas de los trabajadores se intensifiquen a medida que se intensifica la crisis capitalista. Como explicaba Trotsky: “El socialismo científico es la expresión consciente del proceso histórico inconsciente; es decir, el sentido instintivo y elemental del proletariado para reconstruir la sociedad sobre bases comunistas. Estas tendencias orgánicas de la psicología de los trabajadores se abren a la vida con mayor rapidez en esta época de crisis y guerras”. [13]
35. La existencia de estas “tendencias orgánicas” han de expresarse en las explosiones de resistencia social y, en la recepción de la clase obrera al socialismo. Necesitamos cultivar esas tendencias y elevarlas para crear una verdadera conciencia socialista.
36. La tarea política fundamental del Partido Socialista por la Igualdad es virarse abiertamente hacia la clase obrera; anticipamos un resurgimiento sin precedentes del proletariado norteamericano. Que no quepa duda que esa es nuestra orientación y que vamos a construir nuestro partido dentro de esa gran fuerza. Sólo el movimiento de las masas obreras armadas con un programa socialista internacional podrá saldar cuentas con la clase gobernante de los Estados Unidos; no es posible ni entablar una lucha seria ni lograr la victoria sin las perspectivas políticas del Partido Socialista por la Igualdad. El PSI necesita reclutar a los trabajadores y jóvenes más sagaces y más dispuestos a sacrificarse. Basándose en un verdadero programa revolucionario, el Partido Socialista por la Igualdad también le abre sus puertas a reclutas de la clase media que, sin ninguna reservación, hayan decidido unirse a la clase obrera en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo. Estas fuerzas pueden jugar—y jugarán—un papel importantísimo en el desarrollo del movimiento revolucionario, pero sólo tras haber roto políticamente e intelectualmente con el ambiente pequeño burgués. El Partido Socialista por la Igualdad, en la más íntima colaboración con correligionarios del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, educará a todas esas fuerzas que ha atraído en base de la historia y el patrimonio teórico del movimiento marxista trotskista. Tiene que inculcarle a las capas más avanzadas de la clase obrera estadounidense un profundo entendimiento de la índole internacional de la lucha de clases y de la revolución socialista.
37. El futuro de la humanidad depende de la construcción de un verdadero movimiento revolucionario de la clase obrera, sin el cual no existe salida del punto muerto que ha creado la crisis del capitalismo. Son extraordinariamente oportunas las palabras escritas por León Trotsky en el programa fundador de la Cuarta Internacional:
“Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía ‘maduras’ para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras sino que han empezado a descomponerse. Sin revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, de su vanguardia revolucionaria La crisis histórica de la humanidad se reduce a la dirección revolucionaria”. [14]
Ese párrafo sirve de compendio de las actuales tareas y perspectivas políticas del partido Socialista por la Igualdad:
Notas de pie:
1] The Economist, 9-15 de junio, 2012. [nuestra traducción del inglés]
[2] El Programa de Transición (Labor Publications; New York, 1973), pág. 9. También en Archivo Trotsky (http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1938/prog-trans.htm): ver Premisas objetivas de la revolución socialista.
[3] Federal Reserve Bulletin, Junio 2012, pág. 4. [nuestra traducción del inglés]
[4] Op. Cit. págs. 17-18.
[5] “Crítica del Programa de la Internacional Comunista”; (http://www.marxists.org/espanol/trotsky/ceip/permanente/criticadelprograma.htm); sección 2: “Los Estados Unidos y Europa”.
[6] “Escuela para la estrategia revolucionaria” en Los primeros cinco años de la Internacional Comunista, (http://grupgerminal.org/?q=system/files/UnaEscueladeEstrategiaTrotski1921.pdf), pag. 5
[7] “Los mayores ingresos en el largo transcurso de la historia” por Anthony B. Atkinson, Thomas Piketty, and Emmanuel Saez (Revista de la Literatura Económica, 2011, 49:1, págs. 6-7).
[8] Unstable Universalities: Poststructuralism and Radical Politics, by Saul Newman (Manchester and New York, 2007), p. 176 [nuestra traducción del inglés]
[9] “Una metanarrativa, metarelato, o macrorelato (o también en plural grandes narrativas) es, en el contexto de la teoría crítica y el posmodernismo, “un esquema de cultura narrativa global o totalizador que organiza y explica conocimientos y experiencias”, … la metanarrativa será, por tanto, una historia más allá de la historia, que es capaz de abarcar otros “pequeños relatos” en su interior, dentro de esquemas abarcadores, totalizadores o universalizadotes”; [es.wikipedia.org/wiki/Metanarrativa]
[10] Op. Cit, pág. 180
[11] “Ataque contra la revolución”, publicado en socialistworker.org
[12] “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte,” en Archivo Marx y Engels (http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm ) Capítulo 1
[13] “De un arañazo al peligro de gangrena”, en En defensa del marxismo (Madrid, Akal Editor, 1978), pág. 129. También en Archivo Trotsky: (http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/edm5.htm); introducción.
[14] El Programa de Transición, op. cit., pág, 10.