Los grupos pseudoizquierdistas apoyaron una guerra en la que perdieron la vida casi 500.000 personas, casi la mitad de todas las muertes relacionadas con conflictos en todo el mundo durante el mismo período.
La Conferencia buscó desarmar políticamente a los trabajadores y jóvenes oscureciendo el vínculo entre la guerra de Ucrania y el genocidio de Gaza y restando importancia a la responsabilidad criminal de las potencias imperialistas.
Crocker está en condiciones de saberlo. Comenzó su carrera diplomática con un puesto en el consulado de Estados Unidos en la ciudad portuaria interior de Khorramshahr, cerca de los campos petrolíferos de Irán, en 1972 durante el reinado del Shah, y más tarde sirvió en el Líbano, Siria, Afganistán, Irak, Pakistán y Kuwait.
Es indiscutible que las condiciones en Siria son terribles, pero la responsabilidad principal recae en el imperialismo estadounidense y sus homólogos europeos.
Los ataques aéreos, junto con la continua ocupación de Siria, forman parte de la miríada de crímenes de guerra cometidos por el imperialismo estadounidense en todo Oriente Medio.
La visita del secretario de Defensa, Lloyd Austin, a Irak en vísperas del vigésimo aniversario de la invasión estadounidense de 2003 equivalió a un regreso al escenario de un crimen histórico a escala mundial.
En las últimas semanas, Estados Unidos e Israel han llevado a cabo una serie de ataques contra objetivos iraníes en Siria y otros lugares, preparando el terreno para una peligrosa escalada del conflicto en Oriente Medio.
En ningún momento la ONU insinúa siquiera el papel que desempeñaron Estados Unidos y sus aliados en la muerte de cientos de miles de civiles, ni en la transformación de Siria de un país de renta media en el agujero infernal que es hoy.
Los documentos son evidencia de extensos crímenes de guerra. Revelan que el ejército estadounidense, bajo los Gobiernos de Obama y Trump, asesinaron deliberadamente a civiles, incluso a niños.
El domingo, el New York Times publicó un detallado informe en el que se relata el sistemático asesinato masivo de civiles que Estados Unidos lleva a cabo desde hace años en Irak y Siria, a cargo de un escuadrón de la muerte llamado Talon Anvil.
Una sección de los medios ha decidido que no pueden encubrir la atrocidad tras un muro de silencio, pero sus reportes son un esfuerzo concentrado para contener las consecuencias políticas.
Por casi tres años, el Gobierno estadounidense ha encubierto los llamados de oficiales militares a realizar investigaciones de crímenes de guerra de un bombardeo estadounidense que mató al menos a 80 personas en 2019.
La promoción mediática estadounidense de la antigua filial de Al Qaeda en Siria es una clara advertencia de que Washington se está preparando para intensificar su sangrienta intervención de una década.
Los medios de comunicación del mundo han ignorado en gran medida los terribles sufrimientos resultantes del belicismo imperialista, aparte de los de la provincia de Idlib, controlada por la oposición.
El acto de agresión contra Siria y la escalada global de militarismo estadounidense constituyen la base de la unidad bipartidista entre Biden y el Partido Republicano.
El refuerzo de la fuerza de EE.UU. con otros 100 soldados, vehículos blindados y el poder aéreo aumenta la amenaza de la confrontación entre las dos mayores potencias nucleares del mundo.
Sarkha es uno de los muchos programas de una vasta red de actividades de noticias falsas llevadas a cabo por los brazos de inteligencia de las potencias de EE.UU. y Europa.
La difícil situación de decenas de millones de personas desplazadas internamente es virtualmente ignorada, atrayendo poca atención mundial durante la escalada de la pandemia mundial.