La entrevista del ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, con el Financial Times esclareció la respuesta de Ankara al creciente conflicto dentro de la OTAN, particularmente entre Estados Unidos, Canadá y las potencias europeas.
En un artículo publicado el jueves titulado “El exespía que moldea el ascenso de Turquía”, el FT presenta a Fidan como “uno de los principales arquitectos de la política de seguridad moderna de Turquía en los últimos 15 años” y lo menciona como un posible sucesor de su antiguo jefe, el presidente Recep Tayyip Erdoğan.
El domingo 2 de marzo, Fidan asistió a una cumbre de guerra en Lancaster House en Londres. La cumbre, a la que acudieron los líderes de las principales potencias europeas, el líder de Canadá y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, tenía como objetivo formular una respuesta común a la búsqueda de la administración estadounidense, bajo Donald Trump, de un acuerdo unilateral con Rusia sobre Ucrania.
Insistiendo en continuar la guerra contra Rusia independientemente de Estados Unidos si fuera necesario, las potencias europeas anunciaron un aumento de 800.000 millones de euros en gastos militares durante un periodo de cuatro años. Francia ofreció extender su “disuasión nuclear” a Alemania y otros países europeos.
Turquía, que mantiene estrechas relaciones tanto con Ucrania como con Rusia, favorece un acuerdo negociado entre Kiev y Moscú, temiendo que una escalada de la guerra perjudique los intereses de la burguesía turca. Ankara ahora responde a la posible desintegración de la OTAN buscando su integración en la Unión Europea y profundizando su alianza militar con las potencias imperialistas europeas.
Erdoğan lo dejó claro en una declaración el lunes: “Como parte integral de Europa, consideramos nuestro proceso de adhesión a la Unión Europea como nuestra prioridad estratégica. Los acontecimientos recientes han subrayado una vez más la importancia de las relaciones entre Turquía y la UE. La seguridad europea es impensable sin Turquía”.
“Esta es una llamada de atención para que nos unamos y diseñemos nuestro propio centro de gravedad”, dijo Fidan al FT, refiriéndose a la creciente discordia dentro de la OTAN debido a las acciones de Trump. “Turquía querría formar parte de cualquier nueva arquitectura de seguridad europea si la OTAN se desmorona”, agregó.
“El genio ha salido de la botella y no hay forma de volver a meterlo”, dijo Fidan, enfatizando que el conflicto no era temporal. “Incluso si el presidente Trump decide no retirarse de Europa en este momento, es posible que en el futuro alguien con ideas políticas similares considere reducir la contribución de Estados Unidos a la seguridad europea”.
En una declaración a finales de febrero, Fidan afirmó: “Si la arquitectura de seguridad europea ha de reconstruirse, no se puede hacer sin Turquía. Otro punto que debe subrayarse es que un enfoque de la arquitectura de seguridad que excluya a Turquía, que excluya a una potencia militar como Turquía, no sería muy realista”.
Turquía controla la ruta marítima entre el Mar Negro y el Mediterráneo a través de los estrechos del Dardanelos y del Bósforo, tiene el segundo ejército más grande de la OTAN y alberga numerosas bases de EE.UU. y la OTAN, además de posiblemente armas nucleares.
Turquía también es crucial para las rutas comerciales y energéticas existentes o planificadas entre Asia, el Mediterráneo oriental, Oriente Medio y Europa. De acuerdo con su reaccionario acuerdo con la UE, Ankara bloquea el paso de refugiados que huyen de la agresión imperialista y sus consecuencias en Oriente Medio y Asia Central.
Turquía y Europa tienen lazos económicos muy estrechos. Según las Estadísticas de Comercio Exterior 2024 del Ministerio de Comercio, las exportaciones de Turquía a todos los países europeos representaron alrededor del 57 por ciento de sus exportaciones totales en 2024. En contraste, las exportaciones turcas a EE.UU. solo representaron el 7 por ciento del total.
El Consejo de Relaciones Económicas Internacionales (DEİK), que representa a importantes sectores de la comunidad empresarial turca con fuertes vínculos económicos con Europa, emitió una declaración en línea con la postura del gobierno de Erdoğan.
“Una economía y seguridad europeas sin Turquía no son posibles. Es hora de escribir una nueva historia”, escribió Mehmet Ali Yalçındağ, presidente coordinador de los Consejos Empresariales Turquía-Europa de DEİK. “Excluir a Turquía de las asociaciones políticas y económicas establecidas y operativas en nuestra región, incluida la Unión Europea, finalmente perjudicará a la UE”, añadió.
Destacando la importancia de Turquía para la economía europea, Yalçındağ afirmó: “En 2024, el 41,4 por ciento (109.000 millones) de nuestras exportaciones totales de 262.000 millones de dólares se destinaron a países miembros de la UE, mientras que Turquía obtuvo el 32,1 por ciento de sus importaciones de la UE. Además, la participación de empresas europeas en las inversiones extranjeras en Turquía en los últimos 20 años lidera con un 73 por ciento”.
Yalçındağ señaló que Turquía, cuyo presupuesto de defensa para 2025 ha alcanzado aproximadamente 45.000 millones de dólares (1,6 billones de liras turcas), se ha convertido en un “actor global” en la industria armamentista y tiene un “volumen de proyectos de 100.000 millones de dólares en el sector”. Llamó a las potencias europeas a reconocer:
Dada la creciente importancia de los corredores energéticos y de transporte en el sector energético, la sostenibilidad de las cadenas de suministro y la creciente relevancia de los corredores de energía y transporte, y el hecho de que el gasto en defensa para la seguridad europea está en su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, es claro que nuestro país es una nación europea destacada en todas estas áreas.
Yalçındağ fue más allá, argumentando que el futuro de la creciente competencia de la UE con EE.UU. y su surgimiento como una “potencia mundial” dependía del fortalecimiento de sus lazos con Turquía: “Si la Unión Europea no se adapta a los cambios que ocurren en el mundo, veo una fuerte posibilidad de que quede fuera del juego. La UE necesita leer bien este cambio y ver las oportunidades; de lo contrario, no será recordada como una potencia mundial.”
(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de marzo de 2025)