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Argentina militariza fronteras con Bolivia, Paraguay y Brasil

El 28 de enero, el Gobierno del presidente argentino Javier Milei anunció que se reforzarán los controles fronterizos entre la provincia de Misiones, en el noreste argentino, y Brasil. “Vamos por la frontera con Brasil”, declaró la ministra de seguridad Patricia Bullrich, afirmando que presenta desafíos como bandas de “sicarios”, o asesinos, y otros “problemas de seguridad”.

Señal en el lado brasileño de la triple frontera en Iguazú [Photo by Craig220180 / CC BY-SA 4.0]

Bullrich también prometió reprimir el movimiento de personas a lo largo de la frontera con Paraguay.

Las declaraciones de Bullrich aparecieron unos días después del anuncio público de la decisión de construir una valla alta de 200 metros, rematada con púas, en un tramo de la frontera entre Argentina y Bolivia, entre la ciudad de Bermejo en Bolivia y la ciudad, más pequeña, de Aguas Blancas en la provincia de Salta, Argentina.

Los funcionarios argentinos han acusado falsamente al Gobierno boliviano del presidente Luis Arce de permitir el contrabando de toneladas de cocaína a Argentina.

La valla rematada con alambre de púas fue colocada estratégicamente para bloquear el fácil acceso peatonal a la terminal de tránsito en Aguas Blancas. Durante muchas décadas, los bolivianos han cruzado la frontera para comprar harina y otros productos agrícolas y llevarlos de regreso a su país. La región alrededor de Bermejo produce gas natural que se exporta a Argentina. Esto se ha vuelto más difícil ahora por la presencia de gendarmes argentinos y patrullas fluviales a lo largo del río Bermejo y la instalación del alambrado.

Yendo hacia este, en la triple frontera Paraguay-Brasil-Argentina, donde el río Iguazú, que fluye hacia el oeste, se une al río Paraná, que fluye hacia el sur (formando las Cataratas del Iguazú), tres grandes ciudades forman una zona integrada, cosmopolita y multinacional, compuesta por las ciudades de Ciudad del Este en Paraguay (340.000 habitantes), Foz de Iguazú en Brasil (206.000 habitantes) y Puerto Iguazú en Argentina (92.000 habitantes). Ciudad del Este y Foz de Iguazú están unidas por el Puente de la Amistad, construido en la década de 1950; Foz de Iguazú y Puerto Iguazú están unidas por el Puente de la Fraternidad, inaugurado en 1985. La elección de los nombres de estos puentes es un símbolo de la relación entre los habitantes de la región.

La gente cruza a pie y en vehículos ambos puentes, desde los que se pueden observar las Cataratas del Iguazú. Durante 2024, unos diez mil compradores, turistas y trabajadores en automóviles, motocicletas y autobuses cruzarán estos puentes diariamente, además de miles de peatones que cruzan entre las tres ciudades. Cada una de estas ciudades tiene una ciudadanía multinacional: brasileños, argentinos, paraguayos, emigrantes del Medio oriente y Taiwán, indígenas guaraníes, etc. viven y trabajan allí. Sus economías se basan en el turismo, la industria y el transporte.

Milei y Bullrich ya han comenzado el proceso de militarización de la frontera de Puerto Iguazú, asignando inicialmente 300 tropas y estableciendo controles estrictos sobre las mercancías que entran y salen.

Bullrich también ahora promete controles fronterizos en lo que se conoce como la “Otra Triple Frontera” que une pueblos de la provincia argentina del Chaco con Bolivia y Paraguay. En una reciente entrevista televisiva, Bullrich reconoció que existen “desafíos” para establecer restricciones fronterizas en estas regiones metropolitanas “unificadas”, pero afirmó falsamente que el propósito de estas restricciones fronterizas es proteger la “seguridad nacional”.

En los tres casos, vallas, muros, drones y una mayor presencia militar separarían territorios que durante generaciones han funcionado como una sola región, con el movimiento diario de personas dedicadas al comercio pacífico y a actividades culturales, así como de niños que cruzan las fronteras para asistir a las escuelas.

La militarización de la frontera por parte de Milei busca alimentar el sentimiento antiinmigrante para convertir a los trabajadores nacidos en el extranjero en chivos expiatorios de las consecuencias de su terapia de choque económico. En junio de 2024, su Gobierno xenófobo y fascistizante abolió el derecho a la educación y las salud para los inmigrantes no residentes y las protecciones contra la deportación, supuestamente para “proteger a los ciudadanos argentinos”.

El fin de estos derechos serviría de compensación para los grandísimos recortes presupuestarios a las escuelas públicas, universidades e instituciones de salud, según Milei mientras éste continúa con su proyecto de privatización de esos sectores.

Los argumentos calumniosos, xenófobos y racistas no sólo vienen de de Milei, Bullrich y sus aliados políticos [en violación del Preámbulo y muchos artículos de la Constitución Argentina]; copian los de Donald Trump, del Partido Demócrata y de las corrientes fascistas de todo el mundo. La táctica anti inmigrante es parte de una estrategia para dividir a la clase trabajadora, en Argentina y en todo el mundo, con barreras étnicas, lingüísticas, religiosas y culturales.

Al mismo tiempo, las restricciones fronterizas se producen tras los repetidos insultos de Milei contra presidentes supuestamente “zurdos” [de izquierda] en Bolivia y Brasil, ya que Buenos Aires busca provocar una guerra y servir como un centro de comando para cambios de régimen y conspiraciones militares capitaneadas por el imperialismo yanqui. La provocación más significativa fue la falsa acusación de Bullrich en abril de 2024 de que el Gobierno de Arce hospedaba tropas iraníes.

Como lo demuestran las constantes visitas a Estados Unidos por Milei y sus agentes, incluso previo a la investidura de Trump y la sede de la CIA en Virginia, estas provocaciones están siendo orquestadas en estrecha colaboración con Washington.

La reacción del Gobierno de Arce de Bolivia fue denunciar los controles fronterizos por ser violaciones de acuerdos internacionales. Por el momento, Lula en Brasil evita morder el anzuelo de las maniobras de Estados Unidos y Argentina, ignorando las recientes afrentas de Milei. Se refiere a los controles fronterizos de Argentina algo “positivo” para combatir el crimen.

(Artículo publicado originalmente el 6 de febrero de 2025)