Publicamos la resolución principal adoptada por el Séptimo Congreso Nacional del Partido Socialista por la Igualdad (Reino Unido), celebrado del 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2024. El WSWS publicará las resoluciones, informes y contribuciones al Congreso en los próximos días.
1. La clase obrera en Gran Bretaña y en el mundo se enfrenta a inmensos peligros. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la amenaza de una Tercera no había sido tan grande. El capitalismo mundial se enfrenta a una profunda crisis histórica, a la que la única respuesta de la clase dominante es la violencia imperialista, la contrarrevolución social y la dictadura.
2. La guerra en Ucrania, que se ha cobrado cientos de miles de vidas en ambos bandos, fue provocada por las potencias imperialistas de Estados Unidos y la OTAN a través de una política de intrusión de Rusia destinada a provocar el colapso del régimen capitalista del presidente Vladimir Putin. La situación ha llegado a un punto crítico: Washington ha aprobado el uso de misiles de largo alcance contra territorio ruso, y el gobierno laborista de Sir Keir Starmer ha permitido el uso de misiles británicos Storm Shadow. Putin respondió declarando que las potencias de la OTAN estaban de facto en guerra con Rusia y que Europa podría ser objeto de represalias con misiles hipersónicos con capacidad nuclear. Londres, París y Berlín están discutiendo el envío de tropas a Ucrania con el pretexto de vigilar un posible futuro “alto el fuego”, que Moscú calificó de tratarse de un plan para imponer una “derrota estratégica” a la que se resistiría “por cualquier medio”.
3. La guerra de la OTAN contra Rusia es sólo la expresión más sangrienta y peligrosa de un estallido bélico global. Todas las potencias imperialistas han respaldado el asesinato en masa y la limpieza étnica de los palestinos en Gaza y Cisjordania por parte del régimen fascista israelí durante más de un año. Esto ha mutado en un conflicto regional que tiene como blanco a Irán y que ya ha conducido al bombardeo e invasión del Líbano y al derrocamiento del régimen de Asad y al desmembramiento de Siria. Está en marcha una redistribución del mundo, de sus mercados y de sus recursos esenciales entre las grandes potencias, encabezada por Estados Unidos, que en última instancia tiene a China como su competidor económico estratégicos, amenazando con una guerra mundial y con el uso de armas nucleares.
4. Acompañando el impulso a la guerra está el cambio hacia formas dictatoriales de gobierno y el cultivo de fuerzas de extrema derecha para aplastar la resistencia de la clase trabajadora. La preservación de formas democráticas de gobierno es imposible. En medio de condiciones de extrema desigualdad social y crecientes tensiones de clase, la transferencia históricamente sin precedentes de riqueza a los superricos, la pandemia de COVID que se ha cobrado millones de vidas y la catástrofe del cambio climático, las élites gobernantes capitalistas están tambaleándose hacia el fascismo y la dictadura a nivel mundial. Esto encuentra su expresión más avanzada en Estados Unidos. La clase dominante estadounidense respondió a su declive económico global con un estallido de violencia militar para asegurar su hegemonía mundial y un giro hacia el parasitismo financiero desenfrenado. A esto se sumó una guerra librada contra los trabajadores en nombre de la oligarquía financiera que ha dejado a millones de personas en la desesperación económica y ha allanado el camino para la presidencia fascista de Donald Trump.
5. El papel clave en el ascenso de Trump recae sobre el Partido Demócrata y sus aliados en la burocracia sindical de la AFL-CIO. Trump instigó un golpe de Estado en enero de 2021, destinado a anular el resultado de las elecciones presidenciales y el orden constitucional, solo para que los demócratas le entregaran las llaves de la Casa Blanca menos de cuatro años después. Los demócratas respondieron al golpe del 6 de enero con un intento sistemático de apuntalar al Partido Republicano, al que retrataron como víctima de Trump, mientras que los sindicatos reprimieron y traicionaron toda oposición a la angustia económica que sufrieron millones de personas bajo la presidencia de Biden. Los jóvenes, en particular, dieron la espalda al Partido Demócrata debido a su defensa de la guerra con Ucrania y su apoyo al genocidio de Israel, lo que permitió a Trump posar como un pacificador. A todo esto se sumó la promoción por parte de los demócratas de una política identitaria divisiva, adaptada a una clase media alta que sólo busca su propio progreso personal y abiertamente hostil al sufrimiento de los trabajadores, a los que Trump afirma representar. Por eso nunca se podría combatir el desarrollo de un movimiento fascista estadounidense apoyando a los demócratas como el “mal menor”, como propugnaban Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez y la pseudoizquierda.
6. El Partido Socialista por la Igualdad (PSI, o SEP en inglés) de Estados Unidos presentó a Joseph Kishore como candidato presidencial y a Jerry White como vicepresidente, para armar a la clase trabajadora con una perspectiva revolucionaria. El PSI explicó que el fascismo no es una elección política equivocada de partidos capitalistas o individuos como Trump. Es el producto del colapso de la democracia burguesa bajo el peso de las contradicciones del capitalismo, a medida que la clase dominante recurre a la contrarrevolución abierta para reprimir la oposición de la clase trabajadora a la austeridad y la guerra. Como insistió el PSI de Estados Unidos, “la llegada al poder de una segunda administración Trump representa el realineamiento violento de la superestructura política estadounidense para corresponderse con las relaciones sociales reales que existen en Estados Unidos. Donald Trump no habla simplemente como un individuo criminal, sino como el representante de una poderosa oligarquía capitalista que ha tomado forma en las últimas tres o cuatro décadas”. Este es un fenómeno internacional. Trump es solo la última figura de extrema derecha en llegar al poder. Europa ya tiene gobiernos neofascistas en Italia y los Países Bajos. Este proceso se acelerará con la elección de Trump, como lo demuestra el colapso del gobierno de coalición de Alemania y la amenaza de caída del gobierno no electo del presidente francés Macron (con la cada vez mayor probabilidad de que el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen llegue al poder), en ambos casos por los esfuerzos para imponer las brutales medidas de austeridad requeridas por la guerra en Ucrania y la guerra comercial contra los Estados Unidos.
7. Junto con el giro hacia la guerra, la profundización de la crisis social y política en el corazón del orden imperialista actuará para desestabilizar al mundo entero. Como explicó el Partido Socialista por la Igualdad de los Estados Unidos en su resolución del Congreso de 2024, “A lo largo del siglo XX, y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos funcionó como el último garante de la estabilidad y la supervivencia del sistema capitalista mundial. Ya no es capaz de desempeñar ese papel”. El imperialismo estadounidense está buscando agresivamente superar su declive económico mediante la agresión militar mundial y un giro hacia el proteccionismo y la guerra comercial. Para los pueblos oprimidos del mundo esto significa guerras de conquista colonial. Para Rusia y China, una escalada del conflicto. Para las potencias europeas, la ilusión de que podrían zanjar sus diferencias con Estados Unidos y disfrutar del papel de socios menores en la repartición del botín de una nueva división imperialista del mundo se ha hecho añicos.
8. Las burguesías europeas están respondiendo a la agenda de guerra bélica y guerra comercial de Trump, “Estados Unidos primero”, con una contraofensiva, y todos los gobiernos están discutiendo aumentos del gasto militar con el pretexto de poder contrarrestar de forma independiente la “amenaza rusa”. La probabilidad de aranceles masivos y otras medidas proteccionistas por parte de Estados Unidos ha impulsado una intensa planificación de medidas de guerra comercial de represalia. La lucha mundial por la cuota de mercado ya ha provocado una ola de pérdidas de empleos y cierres en la industria automotriz y otras industrias clave. Pero las exigencias de la guerra comercial y el aumento del gasto militar, y el peligro de una catástrofe económica mundial, significarán un ataque frontal a la clase trabajadora de una escala no vista desde la década de 1930.
Movilizar a la clase obrera contra el fascismo y la guerra
9. Es necesario advertir: no es solo Estados Unidos el que se enfrenta al peligro del fascismo, pero ni Trump ni sus homólogos europeos pueden imponer una dictadura sin una oposición de masas. Estados Unidos y Europa en 2024 no son la Alemania de Weimar, donde Hitler llegó al poder en enero de 1933 tras enormes derrotas de la clase obrera y con el apoyo de una base fascista de masas. Nos esperan explosivas batallas de clase. Las mismas condiciones que dan lugar a la guerra y alimentan el crecimiento de la extrema derecha proporcionan la base para la movilización sistemática de la clase obrera en una lucha política contra el capitalismo mundial y sus gobiernos nacionales basada en una perspectiva de internacionalismo socialista.
10. El giro hacia la guerra imperialista y el autoritarismo está impulsado por las contradicciones irresolubles del sistema capitalista entre la economía global y el sistema de estados nacionales y entre la producción socializada y la apropiación privada de las ganancias. Pero la globalización también ha fortalecido enormemente el poder social de la clase obrera internacional, tanto numéricamente como porque la producción que se lleva a cabo a través de todas las fronteras nacionales ha unido objetivamente a los trabajadores de todos los países, que ahora se enfrentan a explotadores comunes y cuyo destino está inextricablemente entrelazado. Esta clase, la fuerza social más poderosa del planeta, se está viendo empujada a la lucha contra el capital. El descontento social y político está aumentando a medida que todos los ámbitos de la vida social se subordinan a la guerra y a la obsesión por el lucro de los ricos. Esto ya ha encontrado una expresión inicial en repetidas oleadas de huelgas, como las de Gran Bretaña, Francia, Grecia, Italia y en las protestas mundiales contra el genocidio en Gaza.
11. Los ataques cada vez más salvajes a los derechos sociales y democráticos por parte de las élites gobernantes energizarán aún más la lucha de clases y producirán el impulso para la revolución social. Pero si los trabajadores han de triunfar, deben liberarse de la influencia de las fuerzas nominalmente “de izquierda” que han presidido la serie de ventas, traiciones y derrotas que han fortalecido a la derecha nacionalista. La erupción elemental de la oposición debe armarse con una perspectiva elaborada, anticapitalista e internacionalista. No importa cuán decididos estén los trabajadores a afrontar los ataques que enfrentan en Gran Bretaña o en cualquier otro país, por indignados que estén por los crímenes del imperialismo, estas luchas deben ser dirigidas políticamente y guiadas por la comprensión de que el fascismo y la guerra solo pueden detenerse mediante el desarrollo de un movimiento independiente de la clase obrera contra la fuente de la reacción política y la oligarquía: el sistema capitalista.
12. El futuro de la humanidad depende de la construcción de la dirección revolucionaria del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el partido mundial de la revolución socialista, y su sección británica, el Partido Socialista por la Igualdad. Sólo de esta manera se puede elevar la conciencia política de los trabajadores avanzados, sobre todo de la generación más joven, al nivel requerido para una revolución que ponga fin a la explotación capitalista y a la guerra imperialista. Para que la lucha por el socialismo avance, las luchas de los trabajadores deben tener sus raíces en la estrategia internacionalista elaborada en la teoría de la revolución permanente, formulada por León Trotsky después de la Revolución de 1905 en Rusia y desarrollada en el curso de la lucha iniciada en 1923-24 contra la burocracia estalinista y su repudio nacionalista al internacionalismo marxista. Trotsky insistió en que 1) en todos los países la lucha por la democracia y su defensa no pueden separarse de la lucha por establecer el poder obrero y la implementación de políticas socialistas; y 2) la lucha por el socialismo sólo puede llevarse a cabo sobre la base de una estrategia internacional dirigida a la movilización global de la clase obrera contra el sistema capitalista mundial.
13. La lucha contra el fascismo, el genocidio y la guerra debe librarse como una ofensiva de la clase obrera contra el imperialismo británico, en alianza con sus hermanos y hermanas de clase internacionales, sobre todo en los centros imperialistas de los EE.UU. y Europa. Proponemos como principios para un movimiento socialista contra la guerra:
- La lucha contra la guerra debe basarse en la clase obrera internacional, la gran fuerza revolucionaria de la sociedad. Las burocracias sindicales y el Partido Laborista han trabajado febrilmente para impedir cualquier expresión independiente de los intereses y la lucha de la clase obrera. Esto debe ser desafiado por una rebelión de base de los trabajadores, vinculando directamente la oposición al ataque sin precedentes a sus niveles de vida con la lucha contra la guerra.
- La clase dominante no puede librar una guerra en el extranjero sin librar una guerra contra los derechos democráticos y sociales de la clase obrera en el país. Es por eso que la oposición a la guerra está siendo criminalizada en todas partes. En Ucrania, el líder de la juventud trotskista Bogdan Syrotiuk fue arrestado porque luchó por unificar a los trabajadores de Rusia y Ucrania contra la guerra. Esto subraya que la lucha contra la guerra es inseparable de la lucha por la defensa de los derechos sociales y democráticos de la clase obrera.
- La lucha contra la guerra es una lucha contra el capitalismo y por el socialismo. No puede haber una lucha seria contra la guerra y el ataque a los derechos democráticos sin una lucha para poner fin a la dictadura del capital financiero y al sistema económico que es la causa fundamental del militarismo y la guerra.
- Esta lucha debe llevarse a cabo con total independencia de todos los partidos burgueses, en el Reino Unido sobre todo del Partido Laborista que ha apoyado la violencia imperialista a lo largo de su más de un siglo de existencia.
- La lucha contra la guerra y la amenaza del fascismo solo puede tener éxito como una lucha internacional. Como declaró el Comité Internacional en 2016, 'La guerra permanente de la burguesía debe ser respondida con la perspectiva de la revolución permanente de la clase obrera, cuyo objetivo estratégico es la abolición del sistema de estados nacionales y el establecimiento de una federación socialista mundial. Esto permitirá el desarrollo racional y planificado de los recursos mundiales y, sobre esta base, la erradicación de la pobreza y la elevación de la cultura humana a nuevas alturas.”
Por los Estados Unidos Socialistas de Europa
14. El movimiento socialista por el que lucha el PSI en el Reino Unido debe tener como eje central la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa. La Unión Europea (UE) de los bancos y las corporaciones es una alianza de criminales de guerra empapados de sangre, milmillonarios despiadados y sus funcionarios, decididos a arrastrar al continente a un conflicto global desastroso, destruyendo los empleos, los salarios y los derechos sociales de millones de personas para pagar la guerra comercial y militar, al tiempo que destrozan derechos democráticos como el asilo y la libre circulación de personas. Contra esto, los trabajadores europeos, sobre todo los trabajadores rusos y ucranianos, deben unirse en una lucha común contra la guerra y la clase capitalista. Poner fin a las divisiones nacionales que han desgarrado dos veces al continente y a sus pueblos, a costa de decenas de millones de vidas, y que amenazan con hacerlo de nuevo, requiere la unificación progresiva de la sociedad europea, que sólo es posible mediante el derrocamiento del capitalismo. El Partido Socialista por la Igualdad y nuestros partidos hermanos europeos, el Parti de l’égalité socialiste en Francia, el Sozialistische Gleichheitspartei en Alemania y el Sosyalist Eşitlik Grubu en Turquía, junto con todos nuestros copensadores en el CICI, proporcionan el programa y la dirección necesarios para la realización de una ofensiva sostenida y coordinada de la clase obrera europea.
La lucha contra la austeridad y la guerra es contra el gobierno laborista de Starmer
15. Oponerse al laborismo definiéndole como un partido de guerra es el eje fundamental en el que la clase obrera debe basar sus luchas. Al aceptar que Ucrania lance misiles de crucero Storm Shadow hacia territorio ruso, Starmer ha hecho una declaración de guerra de facto y ha puesto al pueblo británico bajo la amenaza directa de represalias rusas. El Partido Laborista hace constantes llamados aduladores a Trump y a los republicanos para que eviten una guerra comercial total con Europa y continúen con el apoyo dado por los demócratas a la guerra en Ucrania, manteniendo el papel de Gran Bretaña como principal provocador, prometiendo a cambio que presionará a las potencias de la UE para que contribuyan más al esfuerzo bélico imperialista. Esto es vital para que el imperialismo británico pueda proyectar sus propias ambiciones depredadoras globales.
16. La guerra necesita una reacción social en toda su extensión. El gobierno laborista de Starmer expresa un cambio global en las formas de dominio de clase. Gobierna en interés directo de la oligarquía financiera. El gobierno de Starmer se forjó en una campaña de seis años de purgas masivas contra la militancia del partido bajo el nombre en clave de “Operación Picahielo”, con miles de partidarios del exlíder laborista Jeremy Corbyn tildados de antisemitas y expulsados o forzados fuera del partido; purgas posibilitadas por la propia cobardía y complicidad de Corbyn. El Partido Laborista, que llegó al poder como el “partido de la OTAN”, del sionismo y de la defensa del genocidio israelí, es el gobierno más derechista de la historia británica de posguerra. Su defensa del genocidio y la guerra se combina con el autoritarismo en el ámbito interno y su alarde de ser “el gobierno más proempresarial que este país haya visto jamás”. Esto se traduce en una agenda de brutales recortes del gasto y subidas de impuestos que recaen sobre los salarios de los trabajadores, por una suma ya de 22.000 millones de libras, que devastarán las vidas de millones de personas; ataques al Servicio Nacional de Salud y a otros trabajadores del sector público como opositores a la “eficiencia”; y el fin de la “abultada ley de prestaciones sociales que arruina nuestra sociedad”. El Partido Laborista está intensificando las medidas represivas contra las protestas del genocidio en Gaza ampliando la caza de brujas de los opositores al sionismo que comenzó durante el liderazgo de Jeremy Corbyn al Partido Laborista dirigido contra académicos, activistas estudiantiles y periodistas independientes. La ofensiva antiinmigrante del gobierno hizo que Starmer elogiara que los conservadores por ;evvar a cabo un deliberado “experimento de fronteras abiertas”. Esto no sólo da apoyo a todas las figuras de extrema derecha, desde Nigel Farage hasta Tommy Robinson; la agenda del Partido Laborista es, de hecho, tan derechista como el Reform UK de Farage en materia de inmigración y tan derechista como el de Farage en lo que se refiere a encabezar la agresión de la OTAN contra Rusia. La clase obrera está en una trayectoria de colisión con el gobierno laborista de Starmer.
La lucha política librada por el Partido Socialista por la Igualdad
17. La clase obrera se encuentra en un territorio desconocido y ninguno de los viejos métodos de lucha será suficiente. Todo depende de liberar a los trabajadores del yugo de las direcciones sindicales y de un Partido Laborista que todavía ejerce una influencia maligna sobre una clase obrera desconectada del marxismo y de sus propias tradiciones de lucha de clases. Reforjar esas conexiones significa una ruptura política y organizativa con el Partido Laborista y la burocracia sindical, luchada contra los esfuerzos combinados de los grupos pseudoizquierdistas para oponerse a tal ruptura. Se deben aprender lecciones esenciales de los conflictos explosivos de los últimos dos años, durante los cuales el SEP intervino para armar a la clase trabajadora con una perspectiva revolucionaria basada en el programa históricamente derivado del trotskismo.
18. Tras décadas en las que los sindicatos reprimieron la lucha de clases, en medio de las tasas de inflación más altas de una generación, tras una década de austeridad y una pandemia en la que muchos fueron elogiados cínicamente como trabajadores esenciales, se produjo una oleada de acciones industriales, parte de un estallido de actividad huelguística en Europa y a nivel internacional. Entre junio de 2022 y enero de 2024, se perdieron más de cinco millones de días en huelgas en el Reino Unido, lo que expresó la ira contenida hacia un gobierno conservador odiado que había presidido años de austeridad salvaje. El odio a los conservadores se vio agravado por la económicamente desastrosa salida de la UE, su feroz ataque a los solicitantes de asilo, su arrastre del Reino Unido a guerras en Libia y Siria y continuas ocupaciones en Afganistán e Irak, y la política del primer ministro Boris Johnson de dejar que la pandemia de COVID arrasara la sociedad y condujera a asesinatos en masa. La profunda ira social alimentó una ola de huelgas que involucró a los trabajadores de algunos de los sectores más críticos de la sociedad, incluidos el transporte, la atención sanitaria, la educación, la recogida de basuras, el correo y las telecomunicaciones, la distribución y el almacenamiento, y que podría haber sido el comienzo de una importante lucha de la clase obrera británica contra la oligarquía de los superricos. Hubo una amplia simpatía por el llamamiento a la huelga general.
La traición de la burocracia sindical a la ola de huelgas
19. El PSI intervino para combatir el papel de la burocracia sindical como fuerza policial industrial al servicio de las corporaciones y el Estado. Insistimos en que la clase obrera debe establecer comités de base para organizar a los trabajadores independientemente de la burocracia sindical y contra ella y abrir un nuevo camino para la lucha de clases, centrado en unificar a los trabajadores británicos con sus hermanos y hermanas de clase a nivel internacional en oposición al nacionalismo económico procapitalista de la burocracia. Esta lucha no podía librarse puramente a nivel de la militancia industrial. La preparación sistemática de una huelga general tendría como objetivo derrocar al gobierno conservador y luchar por construir una dirección socialista alternativa al Partido Laborista. Sobre todo, el PSI insistió en que la cuestión central a la que se enfrentaba la clase trabajadora era la movilización de su fuerza colectiva contra la guerra, combinando la movilización sistemática de una huelga general con la exigencia de una elección general para derrocar al gobierno tory (conservador), que se tambaleaba por la dimisión forzada en julio de 2022 de Johnson por el escándalo del “Partygate”.
20. “El caso de las elecciones generales: exponer la conspiración conservadora-laborista para arrastrar a Gran Bretaña a la Tercera Guerra Mundial”, publicado el 17 de julio de 2022, se opuso a los esfuerzos de Mick Lynch y otros burócratas sindicales “de izquierda” por salvaguardar una transición ordenada hacia un gobierno laborista oponiéndose a una lucha para derrocar a los tories e instando a los trabajadores a esperar su oportunidad de votar por Starmer. La declaración decía:
Presentamos este llamamiento para sacar a la luz las cuestiones que subyacen a la crisis actual: 1) La incesante escalada de la guerra contra Rusia, hasta el punto de arriesgarse a una guerra nuclear; 2) La negativa criminal a detener la transmisión interminable del virus Sars-CoV-2 y permitir la infección y muerte masivas; y 3) El ataque despiadado a los niveles de vida y los derechos democráticos de la clase trabajadora…
La demanda del PSI de una elección general no implica un ápice de apoyo al Partido Laborista, o a una solución parlamentaria inexistente. En caso de que haya una elección, no pediremos el voto laborista. Advertiremos a los trabajadores de que el Partido Laborista es su enemigo y que hay que oponerse a él con la misma decisión que a los conservadores.
Utilizaremos las elecciones generales para defender la necesidad de huelgas, protestas masivas y la organización de una huelga general para detener la guerra, forzar la adopción de una política de cero COVID y generar apoyo para una alternativa socialista al capitalismo.
21. Resultó correcta la advertencia del SEP de que si los trabajadores no arrebatan a la burocracia el control de su destino, el resurgimiento de la lucha de clases se vería traicionado. El resultado fue que el trabajador medio cobraba prácticamente lo mismo en términos reales a finales de 2023 que en 2010, y el 40% más pobre ganaba menos (hasta un 17% menos para el 10% más pobre). Más de uno de cada tres niños y una cuarta parte de los adultos viven en la pobreza, mientras que los niveles de privación aumentan hasta los más altos del siglo XXI. Esto significa 16 millones de personas, incluidos más de 5 millones de niños, y la crisis del costo de la vida ha hundido a 2 millones más de personas en graves dificultades desde 2019. Las consecuencias se pueden ver en las tasas récord de enfermedades de larga duración, las listas de espera del NHS, los retrasos en el mantenimiento de escuelas y hospitales, los 3 millones de personas que dependen de los bancos de alimentos y el creciente número de personas que informan de que tienen dificultades para calentar sus hogares, mantener las luces encendidas y alimentar a sus familias. La supresión de la lucha de clases también ha permitido un enriquecimiento sin precedentes de la oligarquía. Hoy en día hay 165 milmillonarios en el Reino Unido y la riqueza media de las 10 personas más ricas es de 21.000 millones de libras, un aumento de casi el 50 por ciento en cinco años. Y la riqueza combinada de las 350 personas y familias más ricas es de 795.000 millones de libras, que es más que el PIB anual de Polonia. El patrimonio neto de las 20 personas más ricas se ha más que duplicado en la última década.
Guerra, genocidio y la elección del gobierno laborista de Starmer
22. La supresión de las luchas de los trabajadores fue esencial para facilitar no sólo la acumulación continua de vasta riqueza en la cúspide de la sociedad, sino también el esfuerzo de la oligarquía financiera por asegurar los intereses imperialistas de Gran Bretaña mediante una alianza política y militar con Washington. Esto es aún más importante porque el Brexit ha socavado la utilidad económica y política de Londres para Estados Unidos como su voz en Europa y contrapeso a Alemania y Francia. Gran Bretaña respaldó fielmente cada movimiento de escalada en Ucrania durante el mandato de Johnson, y su renuncia forzada desató una contienda por el liderazgo dominada por exfiguras militares y ganada por la belicista rabiosa Liz Truss. Pero ella también fue rápidamente destituida bajo la presión de los mercados globales por haber anunciado recortes de impuestos sin financiación, y su reemplazo, Rishi Sunak, fue incapaz de detener el crecimiento de la oposición social y política a la austeridad y la guerra. Por lo tanto, tanto la élite gobernante de Gran Bretaña como Washington vieron al Partido Conservador como incapaz de conducir al imperialismo británico a una tormenta geopolítica cada vez mayor, especialmente cuando se enfrentó al estallido de la oposición masiva al genocidio israelí en Gaza.
23. Fue solo una vez que se suprimió la ola de huelgas que la clase dominante finalmente pudo moverse para reemplazar a los conservadores profundamente divididos, liderados por no menos de cinco primeros ministros vilipendiados desde 2016, sin correr el riesgo de una intervención de la clase trabajadora. Sunak se vio obligado a convocar elecciones generales anticipadas para el 4 de julio a pesar de enfrentarse a una derrota segura, insistiendo en que la cuestión central que enfrentaba Gran Bretaña era la necesidad de combatir “un eje de estados autoritarios como Rusia, Irán, Corea del Norte y China”. Starmer emprendió la campaña electoral laborista de “primero el país, segundo el partido” después de declarar su determinación de hacer la guerra contra Rusia y desafiar a China. Sus credenciales políticas que lo recomendaban a la burguesía se plasmaron en su respaldo al “derecho de Israel a la autodefensa” y denunciando a los manifestantes antisionistas como extremistas. Declaró antes de las elecciones: “La era de la posguerra ha terminado… Este Partido Laborista está totalmente comprometido con la seguridad de nuestra nación. Con nuestras fuerzas armadas. Y, lo que es más importante, con nuestra disuasión nuclear”.
La campaña electoral general del PSI
24. El Partido Socialista por la Igualdad presentó a Thomas Scripps contra Starmer en Holborn y St Pancras y Darren Paxton en Inverness, Skye y West Ross-shire, en un manifiesto que declaraba: “¡No al genocidio de Gaza y a la guerra de la OTAN contra Rusia! ¡Lucha por una alternativa socialista al Partido Laborista de Starmer! ¡Construyamos un movimiento socialista contra la guerra!”. Llamaba a que la oposición masiva al genocidio de los palestinos en Gaza por parte de Israel se convirtiera en “la punta de lanza de una lucha política contra los objetivos bélicos más amplios del Reino Unido, los Estados Unidos y las otras potencias imperialistas de la OTAN” y a construir un nuevo movimiento contra la guerra mediante “una ruptura irrevocable con el Partido Laborista”. Rechazamos la mentira de que votar por el Partido Laborista era votar por un “mal menor” que los conservadores, a los que definíamos como “un partido único de guerra”:
El argumento de Starmer a la clase dominante es que puede confiar en sus aliados de la burocracia sindical para vigilar y traicionar a la clase trabajadora e imponer los dictados de las grandes corporaciones y los bancos. Puede citar como prueba el papel desempeñado por la burocracia sindical en el sabotaje de la ola de huelgas de 2022-23 que en un momento dado abarcó a dos millones de trabajadores.
25. El PSI se opuso a los llamamientos de la Coalición Stop the War (Alto a la guerra) y de los grupos pseudoizquierdistas para limitar la oposición al Partido Laborista a un voto por una docena de candidatos de protesta contra el genocidio encabezados por Jeremy Corbyn, junto con votos por el Partido Laborista en todas partes. Esto terminaría, advertimos, “con la formación de un gobierno que seguirá apoyando a Israel y librando las guerras de la OTAN”. Nuestra campaña se centró en dos cuestiones políticas centrales para la movilización política de la clase trabajadora por el socialismo: el fracaso político de las protestas contra el genocidio de Gaza y del movimiento contra la guerra en general, y el callejón sin salida que representan el corbynismo y el llamamiento a un Partido Laborista de segunda línea.
Lecciones de las protestas en Gaza y del movimiento contra la guerra
26. Las protestas masivas contra el genocidio de Gaza han movilizado a millones de personas. Se han mantenido durante todo un año e incluiods ocupaciones los campus universitarios, lo que expresa la radicalización de una generación de jóvenes. Pero las protestas no han logrado poner fin al genocidio y al ataque a los derechos democráticos. En primer lugar, se han limitado a intentos de presionar a la clase dominante británica y a los gobiernos que son los principales facilitadores del genocidio para que pidan un alto el fuego. En segundo lugar, han separado el genocidio en Gaza de la guerra en Ucrania y de la historia de décadas de guerras del imperialismo británico, sobre todo en alianza con los Estados Unidos. Esto ha socavado la comprensión de que la causa fundamental del genocidio en Gaza no radica en la elección de gobiernos o políticos individuales, sino en la crisis objetiva del capitalismo mundial y en una redistribución imperialista del mundo. No sólo en Gran Bretaña sino en todos los países, los llamamientos a la clase dominante y a sus instituciones, incluidas las Naciones Unidas y sus organismos, no han dado más que lugar a críticas inútiles ignoradas por Israel y sus patrocinadores imperialistas.
27. En igual bancarrota están los defensores de una victoria militar de Rusia o del desarrollo de una alianza multipolar de estados liderada por China como contrapeso al imperialismo estadounidense, como el Partido de los Trabajadores de George Galloway o el Bund Sarah Wagenknecht en Alemania. Esta perspectiva está ligada a los llamamientos a una alianza política de “izquierda y derecha”, dirigida a aquellos que, como los seguidores fascistas de Trump, Steve Bannon entre ellos, están en contra de las guerras que no sirven a los intereses exclusivos de su propio imperialismo nacional. No hay nada remotamente antiimperialista en la “Operación Militar Especial” lanzada por el presidente Vladimir Putin en interés de los oligarcas capitalistas rusos que llegaron al poder mediante la disolución de la Unión Soviética en 1991, la privatización y el saqueo de los bienes estatales nacionalizados mediante la Revolución de Octubre de 1917. Basado en una perspectiva nacionalista de la “Gran Rusia”, durante años el gobierno de Putin actuó con la creencia de que el imperialismo estadounidense permitiría a la burguesía rusa una participación en la economía global y el derecho a explotar vastos recursos naturales sin ser molestados. En cambio, Rusia se enfrentó a la constante expansión de la OTAN hacia el este, en dirección a sus fronteras, incluida la toma del control político de Ucrania mediante el golpe de Estado de Maidán en 2014, que ahora ejerce el régimen de Zelenski, respaldado por las fuerzas fascistas ucranianas. La invasión de Ucrania por parte de Putin fue un intento desastrosamente mal calculado de presionar a Washington para que diera marcha atrás y reconociera los intereses nacionales del capitalismo ruso.
28. Brindar cualquier apoyo al gran chovinismo ruso de Putin es una traición política a la clase obrera rusa, ucraniana e internacional y un regalo político a los apologistas de la OTAN. Una oposición socialista a la guerra de la OTAN exige una lucha para unificar a los trabajadores rusos y ucranianos contra Putin y Zelenski. Afirmar que China suplantará pacíficamente a Estados Unidos es sembrar una desorientación y una pasividad similares. La tarea en cuestión es movilizar sistemáticamente a la clase obrera contra la guerra global en desarrollo en una perspectiva de revolución socialista mundial, no hacer apuestas sobre quién la ganará. Si la clase obrera no propone su propia solución socialista a la crisis, se le impondrá la solución de la clase dominante, la agresión imperialista y la dictadura.
No al corbynismo y al llamado a un Partido Laborista Marca II
29. Durante las elecciones generales y en el período posterior a ellas, se ha propuesto la formación de un nuevo partido dirigido por Corbyn como medio para combatir el genocidio, la guerra y la agenda de austeridad del gobierno de Starmer. Este es un camino a la derrota política. Quienes defienden el liderazgo de Corbyn contra el partido de Starmer deben evitar hacer referencia a su historial de fracaso absoluto en la lucha contra los blairistas. El SEP libró una lucha decidida contra la siembra de ilusiones en el corbynismo durante las elecciones generales, explicando que Starmer sólo se convirtió en líder del Partido Laborista porque Corbyn hizo frente a las demandas de los trabajadores y los jóvenes de expulsar a los blairistas y capituló en todas las cuestiones fundamentales. Esto incluye la membresía en la OTAN, las armas nucleares y la mentira del “antisemitismo de izquierda”. En una polémica contra Andrew Feinstein, partidario de Corbyn, el SEP insistió en que el fracaso del corbynismo a la hora de ofrecer una oposición viable a la evolución hacia la derecha del Partido Laborista no era simplemente el resultado de un liderazgo deficiente:
El desarrollo de la producción transnacional y la integración global de las finanzas y la manufactura han socavado dramáticamente la viabilidad de los viejos sindicatos y los partidos estalinistas y socialdemócratas que estaban arraigados en el sistema del Estado nacional, a lo que todos respondieron desechando sus antiguos programas reformistas.
30. Corbyn desempeñó el mismo papel de policía de la oposición al Partido Laborista durante las elecciones generales como en su época como líder laborista, presentándose como independiente en Islington North sólo después de que lo echaran del partido y llevando adelante una campaña localista muy circunscrita. La victoria electoral de Starmer fue posible gracias a que Corbyn se aseguró de que no se formara ningún partido de masas a la izquierda del Partido Laborista, y terminó con un gobierno que sólo obtuvo un 33,8 por ciento del voto nacional —un mínimo histórico para un gobierno electo—tras una hemorragia de apoyo en las conurbaciones urbanas de clase trabajadora y entre las poblaciones jóvenes y musulmanas. La perspectiva del WSWS “¡Construyamos la oposición socialista al gobierno de derecha de Starmer!” resumió:
Una vez más, Corbyn se sentó sobre la posibilidad de un movimiento de masas contra el Partido Laborista. Al derrotar al laborista Praful Nargund, ganando un 50 por ciento más de votos, podría haber encabezado un movimiento nacional contra sus candidatos entre los trabajadores y los jóvenes que, en cambio, votaron contra los conservadores y a regañadientes por Starmer, buscaron una variedad dispar de independientes y verdes, o se negaron a votar.
Fue, es y siempre será la elección de Corbyn no hacerlo porque el alfa y omega de su política es evitar cualquier choque entre la clase trabajadora y su amado Partido Laborista, una organización con más de un siglo de historia de traición a las luchas y aspiraciones de la clase obrera. Mantiene un apoyo personal para esta posición al confiar en el pragmatismo de la política electoral y el cinismo hacia la posibilidad de derrocar al capitalismo.
Hay que romper con esas concepciones debilitantes. Desempeñan un papel mucho más importante en mantener a los “Starmers” del mundo en el poder que cualquiera de sus propias fortalezas inexistentes.
31. En respuesta a un informe del 15 de septiembre sobre discusiones a puerta cerrada sobre posibles planes para lanzar un nuevo partido bajo el liderazgo de Corbyn, el PSI explicó que este sería 'una amalgama sin principios de varios grupos laboristas y pseudoizquierdistas en bancarrota, que hace solo unas semanas estaban haciendo campaña por una victoria laborista y se basaban en un programa mínimo de reformas que aún no se ha acordado. Y estará dirigido por alguien tan apegado al Partido Laborista que todavía duda en separarse completamente de él después de haber sido perseguido durante años por antisemita y luego expulsado de sus filas”. El PSI señaló cómo:
Además, la clase obrera ya ha tenido experiencias amargas con el tipo de partido supuestamente alternativo de “izquierda amplia” que defienden los partidarios pseudoizquierdistas de Corbyn: no los proyectos fallidos que citan en el Reino Unido, como Respect y Left Unity, sino formaciones que lograron formar gobiernos: Syriza en Grecia y Podemos en España. Defendidas por las mismas fuerzas sociales y construidas por tendencias estalinistas y pseudoizquierdistas, sus traiciones al imponer la austeridad a la clase obrera y librar una guerra en nombre del imperialismo de la OTAN terminaron en desastre y colapso…
La motivación esencial de quienes participan en las discusiones sobre el “nuevo partido” es vigilar la inevitable confrontación que se está desarrollando entre el gobierno de Starmer y la clase obrera, para prevenir una explosión social y confinar a los trabajadores a una lucha parlamentaria por la elección de unos pocos candidatos de protesta.
El peligro de la extrema derecha y cómo combatirlo
32. Los disturbios antiinmigrantes que estallaron en Gran Bretaña el 30 de julio y que culminaron con bandas fascistas que incendiaron hoteles para solicitantes de asilo el 4 de agosto se produjeron apenas dos o tres semanas después de las elecciones generales del 4 de julio en las que el Partido Laborista participó prometiendo que “detendría los barcos” que transportaban migrantes a través del Canal. En las elecciones, el partido antiinmigrante Reform UK también obtuvo el 14 por ciento de los votos, quedando segundo en 98 distritos electorales, de los cuales 89 lo colocaron en segundo lugar detrás del Partido Laborista en los bastiones del partido. Ambos acontecimientos fueron producto de la atmósfera tóxica de nacionalismo y xenofobia creada durante décadas por sucesivos gobiernos laboristas y conservadores y de la desesperación social engendrada por la austeridad sin fin que explota la extrema derecha. La declaración del 4 de agosto “Los disturbios de extrema derecha en Gran Bretaña: las cuestiones de clase” explicaba:
Los acontecimientos en Gran Bretaña reflejan procesos globales. En Estados Unidos existe la perspectiva de una presidencia fascista liderada por Donald Trump. En Francia, la Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen ha emergido como una fuerza política importante, mientras que en Alemania el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) está ganando apoyo. En Italia, Hungría y Finlandia gobiernan gobiernos de extrema derecha.
Estos movimientos, cultivados durante décadas, son el resultado de la abierta tendencia de la clase dominante hacia el militarismo, la guerra y la austeridad.
33. Oponerse a la extrema derecha, por lo tanto, implica no sólo la necesaria defensa de los inmigrantes y los musulmanes de la violencia instigada por matones fascistas como Tommy Robinson e incitada por Farage. Sobre todo, significa una lucha contra el gobierno laborista de Starmer, sus aliados en la burocracia sindical y su agenda de austeridad y guerra. “Protestas masivas estallan contra la extrema derecha del Reino Unido: el camino a seguir”, publicado el 8 de agosto, abordó la perspectiva política presentada por los apologistas pseudoizquierdistas del Partido Laborista agrupados en torno a Stand Up To Racism (SUTR). Los llamamientos del SUTR a un “Frente Unido” de todas las “fuerzas democráticas” contra el fascismo, liderado por la “izquierda” laborista y los sindicatos, impiden que se emprendan acciones contra las causas profundas del crecimiento de la extrema derecha:
Una alianza de este tipo impide cualquier lucha por unificar a todos los trabajadores, británicos e inmigrantes, en una lucha contra el sistema de lucro capitalista, que es la causa fundamental del nacionalismo y la xenofobia.
Tampoco se puede pedir una rendición de cuentas política al gobierno laborista de Starmer, ni advertir de que su introducción de medidas represivas solo fortalece el aparato estatal en el que, en última instancia, debe confiar para controlar el creciente descontento de la clase trabajadora.
La lucha contra la pandemia de COVID
34. El Partido Socialista por la Igualdad sigue educando a los trabajadores sobre los peligros que plantea el COVID-19 y oponiéndose a las políticas socialmente criminales de “déjalo correr” aplicadas por la clase dominante y sus gobiernos. Johnson fue despreciado por millones por su arrebato obsceno en el otoño de 2020: “¡No más putos confinamientos! “Que se acumulen miles de cadáveres”, pero la política de Johnson ha sido adoptada por los laboristas, los liberaldemócratas y todos los principales partidos. La élite gobernante ha declarado que la pandemia ha terminado, desechando todas las medidas de salud pública vigentes. Esto fue facilitado por los sindicatos, que permitieron que los trabajadores fueran llevados a lugares de trabajo inseguros, y por la alianza del Partido Laborista con los conservadores en torno a la política de “vuelta al trabajo” y la reapertura prematura de las escuelas. Para la clase dominante, lo que realmente significa “vivir con el virus” es que no se puede permitir que nada interfiera en la obtención de las ganancias de las corporaciones, sea cual sea el costo para la salud y la vida de la población.
35. Como resultado, las muertes oficiales por COVID-19 en el Reino Unido rondan las 15.000 al año y el total general se acerca al cuarto de millón. La última ola está siendo impulsada por la variante XEC, lo que provoca un aumento de las hospitalizaciones. Y nadie sabe cuándo surgirá una mutación aún más fácilmente transmisible o mortal: no hay nada en marcha para combatir tal desarrollo. A las muertes se suma el terrible impacto del COVID persistente. Se estima que hasta 2 millones de personas padecen de esta enfermedad en el Reino Unido, que provoca fatiga, dificultad para respirar y deterioro cognitivo a largo plazo. Las estimaciones sugieren que aproximadamente el 10 por ciento de todas las personas que contraen COVID-19 experimentan COVID persistente y la prevalencia, como la muerte, está estrechamente relacionada con el empobrecimiento y los niveles más bajos de vacunación.
El colapso del clima y la ecología de la Tierra
36. La pandemia es solo una expresión del hecho de que una relación sostenible y saludable entre la humanidad y el mundo natural es incompatible con el sistema de mercado, el afán de lucro y la acumulación incesante de capital. La enorme huella ambiental de estas actividades (desde la contaminación por carbono hasta el uso de la tierra) está aumentando enormemente la tasa de desarrollo de enfermedades zoonóticas, la propagación territorial de los patógenos existentes y la gravedad y el alcance geográfico de fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor, con efectos devastadores para la salud humana y la producción de alimentos. El gobierno del Reino Unido, como todos los gobiernos imperialistas, no tiene intención de tomar las medidas necesarias para evitar esta catástrofe, incluida la economía planificada, el rápido desmantelamiento de la infraestructura y la producción basadas en combustibles fósiles y su sustitución por servicios públicos y comodidades que sean a la vez más sostenibles, accesibles y democráticos. Las empresas británicas emblemáticas de los combustibles fósiles, como BP y Shell, que han cosechado dividendos récord en los últimos años gracias a las consecuencias de las guerras en Ucrania y Oriente Medio, han abandonado incluso la pretensión de actuar en relación con el cambio climático. El verdadero plan climático de la clase dominante imperialista es hacer que los más pobres del mundo, especialmente en los países oprimidos de África, Sudamérica, el sur y el sudeste de Asia y las islas del Pacífico, sufran las consecuencias del uso desenfrenado de los recursos de la Tierra por parte de la oligarquía financiera e industrial, que valen billones de dólares. El “capitalismo verde” es un fraude imposible de impementar. La única fuerza social que puede resolver la catástrofe climática y ambiental global creada por el capitalismo es la clase obrera internacional.
La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base y la movilización política independiente de la clase obrera
37. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional inició la formación de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) en 2021 para establecer el marco para nuevas formas de organizaciones independientes, democráticas y militantes de trabajadores a escala internacional. En correspondencia con el carácter global de la clase obrera, representa el medio a través del cual los trabajadores a nivel internacional pueden compartir información y organizar una lucha unida contra las corporaciones transnacionales. La lucha necesaria de las bases contra las burocracias sindicales nacionalistas y procapitalistas adquiere una importancia aún mayor bajo un gobierno laborista. Un aspecto central del discurso de Starmer a la clase dominante fue su promesa de formar un nuevo Consejo de Estrategia Industrial y lograr “una verdadera asociación entre el gobierno, las empresas y los sindicatos”, instando a los jefes corporativos a reconocer que el enfoque confrontativo del gobierno tory saliente, como la legislación que restringía fuertemente las huelgas en industrias clave, era contraproducente, como lo demuestra el hecho de que, en última instancia, fueron los líderes sindicales los que suprimieron la acción industrial y no la movilización del estado.
38. La declaración del Consejo Editorial del WSWS del 6 de enero “La clase obrera, la lucha contra la barbarie capitalista y la construcción del Partido Mundial de la Revolución Socialista” hace una advertencia política:
Sigue habiendo una brecha inmensa entre el nivel avanzado de la crisis objetiva y la comprensión subjetiva de esta crisis y sus implicaciones políticas en la conciencia de la clase obrera. Esta brecha se expresa, en primer lugar, en la continua dominación de las luchas obreras por parte de las burocracias sindicales reaccionarias proimperialistas y sus aliados en las organizaciones socialdemócratas, exestalinistas y diversas formas de organizaciones pequeñoburguesas pseudoizquierdistas.
En un país tras otro, las luchas de los trabajadores fueron estranguladas por el aparato sindical procorporativo y nacionalista, y las protestas masivas fueron sofocadas y reprimidas por diversas organizaciones de izquierda y pseudoizquierdistas que funcionan como parte del establishment político.
39. La declaración encuentra la raíz de estas traiciones en el papel objetivo de toda la burocracia sindical—una camarilla conservadora encabezada por secretarios generales de una clase media alta acomodada, opuesta a la confrontación de clases y hostil a los intereses de los trabajadores que dicen representar—y la degeneración corporativista de los sindicatos, analizada por Trotsky en su obra Los sindicatos en la época de la decadencia imperialista, en la que postula como “una característica común en el desarrollo, o más correctamente la degeneración, de las organizaciones sindicales modernas en todo el mundo… su acercamiento y crecimiento junto con el poder estatal”. Décadas más tarde, la degeneración corporativista identificada por Trotsky ha asumido proporciones tan monstruosas que las organizaciones actualmente descritas como “sindicatos” no guardan, en la práctica, relación alguna con el significado histórico del término. La tarea de las secciones del Comité Internacional, concluía la declaración, “es ayudar a la clase obrera a preparar una insurrección a gran escala de las bases contra las burocracias sindicales, a desarrollar nuevas formas de organización militante de las bases en las fábricas y lugares de trabajo a los que se transferirá todo el poder de toma de decisiones”.
40. La labor del PSI en Gran Bretaña al establecer el Comité de Base de los Trabajadores Postales (PWRFC todas las siglas en inglés) muestra el inmenso potencial para la movilización industrial y política independiente de la clase obrera. En medio de la ola de huelgas en Gran Bretaña, un sector clave de los trabajadores inició una rebelión contra la burocracia del Sindicato de Trabajadores de las Comunicaciones (CWU) y se dirigió al PSI y al World Socialist Web Site en busca de liderazgo. Cientos de trabajadores enviaron informes denunciando a la burocracia del CWU y pidiendo el rechazo de su acuerdo pro-empresa con Royal Mail negociado en el organismo de arbitraje ACAS mediante la intervención del laborista Lord Falconer. El PWRFC se convirtió en un punto focal de oposición a la traición del CWU, emitiendo declaraciones de trabajadores postales y oportunas revelaciones sobre todos los temas centrales de la disputa y trazando un camino de lucha.
41. El trabajo de la AIO-CB, en oposición a la embestida contra los empleos, los salarios y las condiciones de trabajo, exige un giro hacia la lucha política por parte de la clase trabajadora. Lo que impulsa los ataques en el lugar de trabajo es una agenda de la clase dominante de guerra comercial y militar, acompañada de movimientos hacia formas de gobierno cada vez más autoritarias. Esto sólo se puede combatir movilizando a los trabajadores en el movimiento contra la guerra y en defensa de los derechos democráticos, incluidos los de los trabajadores migrantes y los estudiantes.
La defensa del trotskismo y la lucha para construir una dirección revolucionaria
42. Está en marcha un proceso de radicalización masiva, especialmente entre los estudiantes y los jóvenes, centrado en la oposición al genocidio de Gaza, pero que se extiende mucho más allá de él. Pero esto debe convertirse en un movimiento políticamente consciente por el socialismo. La tarea central del Partido Socialista por la Igualdad es, por lo tanto, reconectar el amplio sentimiento socialista y antiimperialista de los trabajadores y jóvenes con la herencia política y teórica del trotskismo, representado desde 1953 por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional. El PSI debe revivir la concepción marxista de la clase como algo esencial para cualquier comprensión del mundo y la lucha por cambiarlo, especialmente en los campus universitarios mediante la construcción de los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS). Esto se lleva a cabo en oposición a las panaceas antimarxistas del posmodernismo, una forma de idealismo subjetivo, cuyo propósito central es negar el papel revolucionario de la clase trabajadora, y la política de identidades, que afirma que la raza, el género y la sexualidad, en oposición a la clase, son las divisiones primarias de la sociedad. La promoción de tales ideologías divide a la clase trabajadora al tiempo que justifica el avance de capas privilegiadas dentro del marco del sistema de lucro y sus instituciones.
43. Al escribir sobre la fundación de la Socialist Labour League (SLL), predecesora del PSI en el Reino Unido, en 1959, el consejo editorial de su periódico The Newsletter explicó:
El marxismo no es simplemente una teoría, sino una teoría de la acción humana, y en primer lugar y sobre todo de la lucha de clases. Ser marxista, por tanto, no es simplemente estudiar, sino estudiar para estar mejor equipado para luchar y trabajar en nombre de la clase trabajadora.
Un artículo en la revista teórica de la SLL, Labour Review, publicado a principios de ese año en respuesta a los primeros escritos de la “Nueva Izquierda”, argumentaba:
No hay ni una pizca de marxismo en ningún enfoque de la clase que no tenga el conflicto de clases en su núcleo.
Los marxistas… tienen la tarea de ayudar a la clase trabajadora a tener una conciencia más clara de su posición y de las acciones que esa posición requiere. En su punto más alto, esto significa desempeñar un papel en la mayor tarea de este período histórico: el establecimiento de la independencia política de la clase trabajadora. Tal es la importante función de la teoría y de los instrumentos políticos y organizativos basados en ella.
44. La independencia política de la clase obrera sólo puede lograrse esclareciendo las experiencias críticas de las décadas del siglo XX y del primero del siglo XXI. Esto significa, sobre todo, comprender el estalinismo y sus traiciones contrarrevolucionarias a las luchas revolucionarias en todo el mundo, que culminaron en la disolución de la Unión Soviética en 1991, y la lucha del movimiento trotskista por preservar la herencia teórica internacionalista del movimiento marxista. Conscientes de que la crisis del capitalismo está empujando a los jóvenes a explorar esta historia, los ideólogos de la clase dominante y sus adjuntos estalinistas y pseudoizquierdistas han tratado de desacreditar preventivamente al trotskismo a sus ojos. El CICI libró una defensa aplastante de Trotsky contra las calumnias biográficas de Robert Service, Ian Thatcher y Geoffrey Swain. Ahora han lanzado nuevos ataques el académico británico John Kelly, ex miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, y el académico irlandés Aidan Beatty, que está alineado con los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA). Ellos dirigen su fuego contra la lucha del CICI, como movimiento trotskista contemporáneo, para movilizar a la clase obrera internacional para la revolución socialista mundial.
45. Kelly, en su libro The Twilight of World Trotskyism (El crepúsculo del trotskismo mundial), declara: “El escenario revolucionario dirigido por los trotskistas, que nunca se ha llevado a la práctica en ninguna parte a pesar de casi un siglo de esfuerzos, equivale a una trágica y derrochadora desviación de energía política y recursos que se alejan de la política radical seria”. Afirma que la “debilidad y los fallos del trotskismo mundial” se deben a su insistencia programática en que “las reformas ya no son posibles: la elección es socialismo o barbarie”, que él califica de “simplista y sin fundamento” y “conceptualmente ingenua y empíricamente defectuosa”. Esto lo dice en condiciones de colapso económico, creciente desigualdad, escalada bélica, amenaza de destrucción planetaria, victoria de Trump y ascenso global de la extrema derecha. Y son los defensores de la “política radical seria” a quienes Kelly elogia, Corbyn, Sanders y sus asociados, los que tienen la responsabilidad política de esta situación.
46. Esta misión política compartida se pone de manifiesto en la conclusión de Beatty de su libro The Party is Always Right: The Untold Story of Gerry Healy and British Trotskyism (El partido siempre tiene la razón: la historia no contada de Gerry Healy y el trotskismo británico) con un ataque al presidente del CICI y del World Socialist Web Site, David North. North describió la biografía calumniosa de Beatty como “una cruda diatriba contra el trotskismo y sus esfuerzos históricos por construir un partido revolucionario arraigado en la teoría marxista y basado en la clase trabajadora”. Explicó: “En condiciones de una crisis global que se intensifica y una radicalización de la clase trabajadora y los estudiantes, las élites gobernantes, sensibles a las amenazas emergentes a su gobierno, temen el resurgimiento del interés por el marxismo y la perspectiva de la revolución socialista mundial”.
47. El PSI y el JEIIS emprenderán la lucha contra Beatty, Kelly y todos los intentos de separar a los estudiantes y jóvenes de las tradiciones revolucionarias con las que deben familiarizarse. Esta ofensiva política debe encabezar un esfuerzo más amplio para alentar el florecimiento de la cultura y el debate marxistas entre los jóvenes. Junto con Mehring Books, el World Socialist Web Site se sitúa en el centro de este trabajo, ofreciendo un análisis marxista diario de los acontecimientos mundiales, aplicando las lecciones históricas y las conquistas teóricas del movimiento socialista a la lucha de clases, dando voz a la clase obrera internacional y emprendiendo una polémica sostenida contra la pseudoizquierda. Las organizaciones pseudoizquierdistas son orgánicamente hostiles a los intereses de la clase obrera. Con orígenes en 1940, sirven como la última línea de defensa del capitalismo, centrando todos sus esfuerzos en subordinar a los trabajadores y jóvenes a la burocracia laborista y sindical y oponiéndose a la revolución en favor de una política exterior pacífica. La pseudoizquierda habla en nombre de una capa acomodada de la clase media cuyo objetivo es promover sus propios privilegios en la academia, los escalones superiores del sector público y la burocracia sindical a cambio de su control de la lucha de clases.
No al objetivismo, sí a la lucha revolucionaria
48. El partido revolucionario es el elemento decisivo para resolver la crisis actual. La situación que enfrenta la humanidad es grave, pero existe una poderosa fuerza social que puede ofrecer un camino hacia adelante: la clase obrera internacional. El partido revolucionario es el mecanismo a través del cual la clase obrera puede actuar. De hecho, sin comprender el impacto transformador de la lucha por el socialismo por parte del partido revolucionario, la situación parecería desesperada. El PSI y el CICI no sólo analizan la crisis cada vez más profunda del imperialismo mundial en todas sus formas complejas, contradictorias e interconectadas, sino que intervienen para cambiar el equilibrio de fuerzas a favor de la clase obrera. Los marxistas se esfuerzan por comprender el mundo no como una forma de contemplación objetivista, sino para hacer de este conocimiento la base de la práctica revolucionaria del partido y de la clase obrera. Por esta razón, el crecimiento del partido no significa sólo una acumulación numérica de miembros, sino la formación y el desarrollo de cuadros capaces de comprender y, por lo tanto, resistir las presiones generadas por un período de crisis y de proporcionar liderazgo a la clase obrera cuando se ve obligada a luchar. “El crecimiento del movimiento de masas de la clase obrera impone cada vez mayores exigencias a los miembros del partido”, explicó David North en su introducción a la Escuela de Verano SEP 2023. “Afrontar estos desafíos requiere una mayor atención a la educación de la militancia del partido. El elemento más importante de esta educación es aumentar el conocimiento y la comprensión de los cuadros de la historia del movimiento trotskista”.
49. La historia representada por el CICI es el registro concentrado de la lucha por el internacionalismo socialista, que se extiende a lo largo de más de un siglo hasta la fundación en 1923 de la Oposición de Izquierda por León Trotsky para iniciar la lucha contra la traición de la burocracia estalinista emergente a la Revolución de Octubre de 1917. Abarca todas las experiencias estratégicas posteriores de la clase obrera, incluidas las lecciones de los principales levantamientos revolucionarios, derrotas y traiciones del siglo XX. A través de la prolongada lucha contra el pablismo y otras tendencias nacional-oportunistas que buscaban liquidar el movimiento trotskista en el campo del estalinismo y otras fuerzas políticas hostiles, y la derrota de esta presión dentro de sus filas mediante la ruptura de 1985-86 con los renegados del Partido Revolucionario de los Trabajadores, el CICI ha defendido la perspectiva genuinamente socialista e internacionalista del trotskismo. Esta es la única base sobre la cual la clase obrera puede promover sus intereses contra la guerra, el fascismo, la dictadura, la catástrofe económica y ecológica.
50. El trabajo del PSI se basa en el reconocimiento de lo que el CICI ha definido como la Quinta Fase en la historia del movimiento trotskista. David North explicó:
Esta es la etapa que presenciará un enorme crecimiento del CICI como Partido Mundial de la Revolución Socialista. Los procesos objetivos de globalización económica, identificados por el Comité Internacional hace más de 30 años, han experimentado un desarrollo colosal. Combinados con el surgimiento de nuevas tecnologías que han revolucionado las comunicaciones, estos procesos han internacionalizado la lucha de clases a un grado que habría sido difícil de imaginar incluso hace 25 años. La lucha revolucionaria de la clase obrera se desarrollará como un movimiento mundial interconectado y unificado. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional se construirá como la dirección política consciente de este proceso socioeconómico objetivo. Contrapondrá a la política capitalista de guerra imperialista la estrategia clasista de la revolución socialista mundial. Esta es la tarea histórica esencial de la nueva etapa en la historia de la Cuarta Internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de diciembres de 2024)