El liderazgo del gobernante Partido Comunista Chino (PCCh) ha anunciado medidas mas adicionales para tratar de estimular la economía mientras Beijing se prepara para el golpe si el presidente entrante de Estados Unidos, Trump, sigue adelante con su reiterada amenaza de imponer un arancel del 60 por ciento a las importaciones chinas. Pero la reacción general ha sido que las acciones propuestas no son suficientes.
En los últimos meses se han dado una serie de reuniones de alto nivel, que involucraron tanto al PCCh, el banco central y otras autoridades medida que aumentan las señales de una desaceleración de China. Los inversores extranjeros, así como los de China, que piden un mayor estímulo, han estado esperando el anuncio de una 'gran bazuca' para levantar la economía. Sin embargo, no se ha producido nada parecido al tipo de medidas tomadas en el pasado.
Pero se han tomado algunas medidas limitadas. El lunes, el Politburó, compuesto por 24 miembros, concluyó una reunión de dos días con el anuncio de un cambio en la política monetaria.
Abandonó el término “prudente” y dijo que, en adelante, la política monetaria sería “moderadamente laxa”. Ese lenguaje no se ha utilizado desde la crisis financiera mundial de 2008-2009, a la que China respondió con importantes medidas de estímulo.
El Politburó también indicó que se permitiría que el déficit presupuestario de China se expandiera por encima del nivel actual del 3 por ciento del PIB.
Pero, como con las medidas anteriores, faltan detalles. A fines de septiembre, se anunció un paquete de 1,4 billones de dólares para aliviar la carga de la deuda de los gobiernos locales, que está demostrando ser un importante lastre para la economía. Pero casi tres meses después, todavía no está claro cómo está funcionando y cuáles son los planes más amplios del gobierno con respecto al mercado inmobiliario.
Tras la reunión del Politburó, el presidente Xi Jinping intentó ofrecer una evaluación optimista en una reunión de funcionarios financieros internacionales, entre ellos la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, en Beiging.
“China tiene plena confianza en alcanzar el objetivo de crecimiento económico de este año y seguir desempeñando su papel como el mayor motor de crecimiento económico del mundo”, dijo en la reunión.
A pesar de que las medidas de guerra económica de Estados Unidos se intensifican—la última de las cuales es una nueva serie de controles a las exportaciones de componentes de alta tecnología anunciada por la administración saliente de Biden a principios de este mes, seguida de un aumento de los aranceles a los bienes utilizados en las células solares—Xi siguió sosteniendo públicamente que era posible algún tipo de acuerdo con Estados Unidos.
Como informó la agencia de noticias estatal Xinhua, dijo que China estaba preparada para mantener el diálogo, gestionar las diferencias y promover una relación sana entre Estados Unidos y China “con la esperanza de que la parte estadounidense se encuentre con China a mitad de camino”.
Sin duda, Xi sabe que no hay perspectivas de tal acuerdo. Los principales centros de estudios e instituciones económicas de Estados Unidos, así como ambos bandos del establishment político y del ejército, han dejado claro que el desarrollo económico de China, sobre todo en el campo de la alta tecnología, debe impedirse a toda costa si Estados Unidos quiere mantener su hegemonía global.
El informe de la agencia de noticias sobre las declaraciones de Xi contenía una advertencia velada: “Las guerras arancelarias, las guerras comerciales y las guerras tecnológicas van en contra de las tendencias históricas”, dijo. China “salvaguardará resueltamente su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo”.
En las últimas dos semanas se han revelado algunas pruebas de cómo se desarrollará esa respuesta con la imposición por parte de China de prohibiciones a la exportación de minerales críticos a Estados Unidos necesarios para la fabricación de chips y el lanzamiento de una investigación antimonopolio sobre la principal empresa tecnológica estadounidense Nvidia esta semana.
Después de la reunión del Politburó, una reunión de dos días de la Conferencia Central de Trabajo Económico amplió un poco las medidas que había anunciado.
En la reunión se comprometieron a emitir bonos especiales “ultralargos” para financiar la deuda y dijeron que China reduciría las tasas de interés y la cantidad que los bancos deben mantener en reservas—una flexibilización de la política monetaria—en “un momento apropiado”.
Afirmaron que China “impulsaría vigorosamente el consumo” como prioridad, expandiría la demanda interna “en todas las direcciones” y emprendería otras acciones especiales.
La expansión del consumo interno ha sido una demanda persistente de todas las grandes potencias durante algún tiempo. Esto está motivado por la preocupación de que si el mercado interno continúa desacelerándose e incluso estancándose, el resultado será un aumento de las exportaciones chinas, ya que el gobierno busca mantener la tasa de crecimiento en o cerca de su objetivo de “alrededor del 5 por ciento”.
Pero hay dudas considerables sobre si incluso esta cifra, en sí misma el objetivo oficial más bajo en más de tres décadas, se puede mantener después de este año.
Bloomberg citó comentarios de Gao Shanwen, economista jefe de SDIC Securities, que anteriormente había asesorado a funcionarios gubernamentales y reguladores, de que una tasa de crecimiento de alrededor de 3 a 4 por ciento era un nivel más realista para los próximos años. Dijo en una reunión del Instituto Peterson en Washington que no se conocía la 'cifra real de la cifra de crecimiento real de China' y que después de la pandemia, las cifras oficiales 'pueden no ser tan precisas'.
En una nota de investigación de Morgan Stanley publicada el miércoles, citada en el Wall Street Journal, sus economistas dijeron que la caída del rendimiento de los bonos del gobierno chino sugería que los inversores no estaban convencidos de que la política pudiera impulsar con éxito el crecimiento y revertir una tendencia deflacionaria persistente.
Hubo una reacción mixta de los economistas a las decisiones de la Conferencia de Trabajo con la opinión general de que las medidas hasta ahora todavía no son suficientes.
Zhiwei Zhang, economista jefe de Pinpoint Asset Management, dijo al Financial Times que estaba claro que Beijing intensificaría el apoyo a la economía y que las medidas de esta semana eran más significativas que las de finales de septiembre. Pero continuó: “el mercado está esperando ansiosamente los detalles sobre qué hará exactamente el gobierno”.
Kelvin Lam, economista de Pantheon Macroeconomics, dijo que había poca claridad sobre lo que haría el gobierno para impulsar el consumo y esta “falta de detalles… decepciona al mercado”.
Zhu Haibin, economista jefe de JPMorgan, dijo: “En esta etapa, no creemos que haya una bazuca fiscal como algunos inversores esperan ver, pero lo positivo es que, para 2025, el paquete fiscal será más acomodaticio en comparación con los últimos tres meses”.
Las quejas sobre la falta de detalles, tanto desde dentro como desde fuera de China, no serán atendidas hasta una reunión del máximo órgano legislativo del país, el Congreso Nacional Popular, programada para marzo.
Pero para entonces la situación económica puede haber cambiado notablemente con la llegada al poder de Trump el 20 de enero, dependiendo de qué tan rápido y en qué medida lleve adelante su amenaza de introducir un arancel del 60 por ciento a las exportaciones chinas.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de diciembres de 2024)