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Perspectiva

El Gobierno de Trump y la intensificación de la guerra imperialista en Ucrania

Ocho semanas antes del Día de Inauguración, el Gobierno entrante de Trump no está perdiendo tiempo en preparar su agenda. Trump ha reunido un gabinete dominado por milmillonarios y fascistas, y decidido a arremeter masivamente contra los inmigrantes, mientras desmantela los derechos democráticos y sociales de la clase obrera. 

Donald Trump, derecha, y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski se salud durante una reunión en Trump Tower, 27 de septiembre de 2024, Nueva York [AP Photo/Julia Demaree Nikhinson]

Como respuesta, los dirigentes demócratas, desde Biden a Bernie Sanders, se han comprometido a “trabajar con” el Gobierno entrante, subrayando la “colaboración” y los “acuerdos” con sus “colegas republicanos”. La principal preocupación de los demócratas no son los designios autoritarios de Trump, sino la continuidad del máximo objetivo imperialista del Gobierno de Trump: la guerra contra Rusia en Ucrania.

La guerra fue el principal tema de discusión en la reunión en la Casa Blanca una semana después de las elecciones, cuando Biden se ofreció a hacer “todo lo posible para asegurarnos de que estén cómodos”. A puerta cerrada, los presidentes saliente y entrante discutieron los planes para una gran intensificación de la guerra y, en particular, la autorización para que Ucrania use misiles de largo alcance proporcionados por Estados Unidos para atacar ciudades en territorio ruso. Ucrania ya los utilizó.

Durante la campaña, Trump hizo advertencias ocasionales sobre el peligro de una “Tercera Guerra Mundial”, mientras afirmaba que estaba a favor de algún tipo de fin negociado del conflicto en Ucrania. Pero esta será una de las primeras declaraciones demagógicas que se desecharán. La Administración entrante no estará menos comprometida que la saliente con la defensa de los intereses estratégicos fundamentales del imperialismo estadounidense.

En una entrevista con Fox News durante el fin de semana, en relación con Ucrania, el congresista Michael Waltz, elegido por Trump como asesor de Seguridad Nacional, declaró significativamente:

Para nuestros adversarios que piensan que este es un momento de oportunidad, que pueden enfrentar a una Administración contra la otra, están equivocados. Codo a codo, somos un solo equipo con los Estados Unidos en esta transición.

Waltz dijo que ha tenido muchas conversaciones con el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, como parte de una “transición sin trabas” entre Gobiernos. Al tiempo que llamó a negociar el fin del conflicto, Waltz hizo hincapié en la necesidad de “restaurar la disuasión” y “adelantarse a un espiral”, es decir, participar en algún tipo de provocación militar masiva o acción preventiva para forzar un “acuerdo”.

El conflicto en Ucrania es fundamental para los imperativos del imperialismo estadounidense. Lo impulsa el afán por controlar los recursos estratégicos, tanto en Ucrania como en la propia Rusia, que se consideran fundamentales para el control de la economía mundial.

El senador republicano Lindsey Graham, un destacado aliado de Trump, puso al descubierto los motivos materiales del imperialismo estadounidense, declarando el domingo:

Es por dinero. El país más rico de toda Europa en minerales de tierras raras es Ucrania, con un valor de dos a siete billones de dólares en minerales... Así que Donald Trump va a alcanzar un acuerdo que recupere nuestro dinero, para enriquecernos con minerales de tierras raras, un buen trato para Ucrania y para nosotros.

El régimen títere de Estados Unidos en Kiev espera poder convencer a Trump de este modo para que adopte, en todo caso, una postura más agresiva. En un comentario el lunes, bajo el titular “Ucrania se prepara para venderle a Trump por qué Estados Unidos debería seguir apoyándola”, el Washington Post informó sobre los pasos del Gobierno ucraniano para convencer a Trump de que la guerra es “una oportunidad económica y geoestratégica rentable que en última instancia enriquecerá y protegerá a Estados Unidos y sus intereses”.

Utilizando la especulación sobre las políticas de Trump como pretexto, las potencias imperialistas de Europa se están preparando para hacer valer sus propios intereses de manera más agresiva. Según el diario francés Le Monde, se han reiniciado “las discusiones confidenciales, la mayoría de las cuales son clasificadas”, “a la luz de un posible retiro estadounidense del apoyo a Kiev una vez que Donald Trump asuma el cargo el 20 de enero de 2025”.

Entre las opciones que se discuten está el despliegue directo de tropas europeas en la guerra. Según Le Monde, se están volviendo a considerar los planes para el despliegue de tropas, que inicialmente fueron planteados por el presidente francés Emmanuel Macron en febrero. Una fuente militar británica reveló que “se están llevando a cabo discusiones entre Reino Unido y Francia sobre la cooperación en defensa, particularmente con miras a crear un núcleo sólido de aliados en Europa, centrado en Ucrania y en la seguridad europea en general”.

El ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, declaró durante una visita a Londres la semana pasada que las potencias europeas no deben “establecer ni hablar sobre líneas rojas” a la hora de apoyar Ucrania. Cuando la BBC le preguntó sobre el despliegue de tropas francesas, Barrot respondió: “No descartamos ninguna opción”.

La guerra en Ucrania es en sí solo un componente de una guerra global cada vez mayor, de hecho, representa las etapas iniciales de una guerra mundial. Esto incluye el genocidio israelí en Gaza respaldado por Estados Unidos, una campaña de brutal violencia imperialista apoyada tanto por demócratas como por republicanos, así como la intensificación de la confrontación de Estados Unidos con China. 

Durante los últimos casi tres años, la escalada de la guerra en Ucrania ha seguido una lógica implacable. Para el imperialismo estadounidense, la victoria militar contra Rusia no solo se considera necesaria en relación con la propia Rusia, sino por sus implicaciones en esta guerra más amplia. Como escribió el Washington Post en un editorial el sábado, “el abandono de Ucrania, o un acuerdo que reduzca insosteniblemente el territorio ucraniano” indicaría “que la resolución de Occidente viene con una fecha de vencimiento”.

Por su parte, la Administración de Trump y su camarilla de fascistas y militaristas llegarán al poder cuando se agrava la crisis económica, política y social. Sus sueños de imponer un asalto masivo a la clase trabajadora encontrarán una enorme resistencia, y sus políticas nacionalistas se enfrentarán a la realidad de una economía mundial interconectada a nivel mundial. Buscará, como lo ha hecho la clase dominante estadounidense durante los últimos 30 años de guerras interminables y cada vez mayores, resolver la crisis interna del capitalismo estadounidense a través de la fuerza militar.

Escribiendo en medio de la Primera Guerra Mundial, Lenin explicó:

Los horrores monstruosos de la guerra imperialista y el sufrimiento causado por el alto costo de la vida engendran en todas partes un estado de ánimo revolucionario; y las clases dominantes, la burguesía y sus sirvientes, los Gobiernos, se están adentrando cada vez más en un callejón sin salida del que nunca podrán librarse sin tremendas convulsiones.

Una vez más, se avecinan convulsiones tremendas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de noviembre de 2024)

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