Israel respondió al fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) el último viernes, solicitándole que “tome todas las medidas dentro de su poder” para evitar actos de genocidio, duplicando sus esfuerzos para matar de hambre a los palestinos y planeando la repoblación de Gaza con asentamientos judíos.
El mismo día en que se emitieron las conclusiones preliminares de la CIJ, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), dijo que Israel había proporcionado a la organización información alegando que 12 de sus empleados habían participado en la incursión liderada por Hamas el 7 de octubre de 2023 y participado en masacres.
Se acusó a uno de secuestrar a una mujer, a otro de distribuir munición y a un tercero de participar en la masacre en un kibutz donde murieron 97 personas. Se informó que siete eran maestros en escuelas de la UNRWA y dos trabajaban en las escuelas en otras capacidades.
Israel inicialmente dijo que su “información” sobre los 12 era el resultado de su interrogatorio, en otras palabras tortura, a los “militantes” capturados. Luego cambió su historia, afirmando que los servicios de inteligencia habían monitoreado sus teléfonos móviles.
La jugada fue una contrarrespuesta cuidadosamente planificada a la CIJ.
De hecho, Israel había entregado su información al Comisionado General de la UNRWA, Philippe Lazzarini el domingo anterior, el 21 de enero. Él voló a Nueva York para discusiones con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres antes de informar a los donantes a mediados de semana y luego hacer su anuncio el viernes justo cuando la CIJ estaba emitiendo su veredicto.
La UNRWA anunció que despediría a los empleados en cuestión y los remitiría para investigación criminal. Nueve fueron despedidos y se informa que dos están muertos.
En agudo contraste con los meses de llamados corteses para que Israel respete el derecho internacional mientras ha asesinado a 30.000 palestinos y reducido Gaza a escombros, el secretario de Estado de los EE.UU., Antony Blinken, suspendió inmediatamente los fondos para la UNRWA. Después de esto, siguieron rápidamente el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Austria, Rumania, Finlandia, Canadá, Australia y Suiza. La Unión Europea pidió a la UNRWA que investigara a todo su personal para “confirmar que no participaron en los ataques”.
Las acusaciones de Israel y los intentos de deslegitimar permanentemente a la UNRWA se han intensificado desde entonces. El The Wall Street Journal y el The Jerusalem Post informaron que Israel había presentado a los funcionarios estadounidenses estimaciones de inteligencia que alrededor de 1.200 de las 12.000 personas que la UNRWA emplea en Gaza (otras estimaciones del personal de la UNRWA se disparan hasta 30.000) “tienen vínculos con Hamas o con la Yihad Islámica Palestina, lo suficiente para justificar la suspensión de la financiación a la UNRWA. Y alrededor de la mitad, tienen familiares cercanos que pertenecen a los grupos militantes islamistas”.
Un alto funcionario del gobierno israelí comentó, “El problema de la UNRWA no es solo ‘unas pocas manzanas podridas’ implicadas en la masacre del 7 de octubre…La institución en su totalidad es un refugio para la ideología radical de Hamas.”
Esta es la respuesta de Israel y sus patrocinadores al inútil llamamiento de la CIJ para que “tome medidas inmediatas y efectivas de inmediato para permitir la provisión de servicios básicos y asistencia humanitaria urgentemente necesitados”.
La UNRWA maneja la mayor parte de la ayuda humanitaria a 2 millones de desplazados en Gaza, como parte de la prestación de servicios a seis millones de hombres, mujeres y niños en 58 campos de refugiados repartidos por Jordania, Líbano, Siria, Cisjordania y Gaza y Jerusalén Este.
Lazzarini suplicó, “Estoy asombrado de que se tomen decisiones según el supuesto comportamiento de unos pocos individuos y mientras la guerra continúa, las necesidades se profundizan y se avecina la hambruna”.
Una declaración de los EE.UU. aceptó que “la UNRWA juega un papel crítico en la prestación de asistencia vital a los palestinos, incluyendo alimentos esenciales, medicinas, refugio y otros apoyos humanitarios vitales,” y que “Su trabajo ha salvado vidas”. Esto solo confirma que las potencias imperialistas están trabajando conjuntamente con Israel para matar de hambre a los palestinos, asesinar a miles más y forzarlos al exilio.
La destrucción de la UNRWA es una meta declarada de Israel y contó con el pleno apoyo de la administración Trump antes de ser adoptada también por Biden. Durante el conflicto de Gaza, ha habido cientos de ataques a sus instalaciones, con más de 150 trabajadores de la UNRWA muertos y cientos más de civiles refugiados en sus instalaciones.
En diciembre se filtró un informe clasificado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel proponiendo la eliminación de la UNRWA de Gaza en tres pasos. El plan comenzó con la presunta cooperación de los miembros del personal de la UNRWA con Hamas, seguido de una reducción de los servicios de la UNRWA en Gaza y luego la transferencia de sus deberes a cualquier entidad que quedara gobernando Gaza después del final de la guerra, en resumen, dio a Israel un control total sobre el suministro de todos los elementos esenciales para los palestinos.
Funcionarios del gobierno no pudieron ocultar su alegría. El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Israel Katz, quien había declarado anteriormente que sus objetivos incluyen “promover una política para asegurar que la UNRWA no será parte del día después”, escribió en Twitter/X, “Hemos estado advirtiendo durante años: la UNRWA perpetúa el problema de los refugiados, obstruye la paz y actúa como un brazo civil de Hamas en Gaza.”
El fin de la UNRWA “perpetuando el problema de los refugiados” significa efectivamente terminar con su capacidad para detener a Israel de asesinarlos.
La segunda etapa de la estrategia de Israel es reemplazar a los palestinos desplazados y bombardeados de Gaza. Estos planes fueron discutidos en una “Conferencia de la Victoria de Israel” de los fascistas el pasado domingo, subtitulada “El asentamiento trae seguridad”.
Organizado por el grupo activista de colonos Nachala, el evento presentó mapas de seis propuestas de asentamientos judíos dentro de la Franja de Gaza, incluyendo profundamente dentro de (los restos de) la ciudad de Gaza y Khan Younis.
Daniella Weiss, la presidenta, declaró, “Millones de refugiados de guerra van de un país a otro en todo el mundo”, y preguntó retóricamente por qué “sólo los monstruos que crecieron en Gaza… ¿solo ellos deberían estar conectados a ella? Ellos, específicamente, ¿no pueden moverse de una tierra que convirtieron en un infierno y desde donde amenazan destruir a Israel?
“Solo el pueblo de Israel colonizará toda la Franja de Gaza y gobernará toda la Franja de Gaza.”
Los reporteros describieron un “ambiente de carnaval”, con muchos de los aproximadamente 1.000 participantes, algunos de ellos visiblemente armados, literalmente bailando de alegría entre discursos de personajes como Uzi Sharbag, exlíder del grupo terrorista de extrema derecha Jewish Underground.
Entre ellos había 11 ministros del gabinete, incluyendo cinco miembros del partido Likud del primer ministro Bejamin Netanyahu, tres miembros de Jewish Power, dos miembros de Zionist Religion y uno de United Torah Judaism. Quince miembros no pertenecientes al gabinete del parlamento israelí también participaron.
Seis de ellos, más el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich y el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, firmaron un Pacto de Victoria y Renovación del Asentamiento comprometiéndose a “hacer crecer asentamientos judíos llenos de vida” en Gaza.
Smotrich dijo a la conferencia, “Sin asentamiento, no hay seguridad. Y sin seguridad en las fronteras de Israel, no hay seguridad en ninguna parte de Israel… Si Dios quiere, juntos seremos victoriosos.”
Ben Gvir denunció el abandono de los asentamientos israelíes en Gaza en 2005 como un “error” y parte del “pecado de la concepción que trajo consigo el 7 de octubre.” Llamando a un regreso “a Gush Katif (un asentamiento israelí evacuado en la Franja)”. Haciendo patente que el genocidio en Gaza se concibe como sólo la primera etapa de una guerra de aniquilación contra los palestinos en todas partes, también hizo referencia a “Samaria”, el nombre utilizado por la derecha israelí para referirse a Cisjordania.
El ministro fascista exigió una “solución moral y lógica al problema humanitario (los palestinos aun viviendo en Gaza): alentar la emigración y (aprobar una) ley de pena de muerte (para convictos por terrorismo).”
El ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi del Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu argumentó de manera similar, “Tenemos la obligación de actuar, por nuestro bien e incluso por el bien de esos supuestos civiles no involucrados, a (lograr) la emigración voluntaria. E incluso si esta guerra, que nos fue impuesta, convierte esta migración voluntaria en una situación de coacción hasta que diga, ‘quiero hacerlo’.”
En un llamamiento implícito a Netanyahu, Ben Gvir declaró en su discurso que era “la tarea de un liderazgo valiente tomar decisiones valientes.”
Netanyahu no asistió a la conferencia, pero indicó su acuerdo sin declararlo abiertamente, diciendo que sus ministros “tienen derecho a sus opiniones”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de enero de 2024)