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El fascismo y la guerra imperialista, las razones por las que el Parlamento canadiense ovacionó a un veterano ucraniano de las SS nazis

El viernes, todo el Parlamento canadiense le dio una ovación de pie, liderada por el primer ministro Justin Trudeau y su invitado de honor, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, a un veterano ucraniano de 98 años de las Waffen-SS de Adolf Hitler, Yaroslav Hunka. Las Waffen-SS desempeñaron un papel central en el exterminio de los judíos europeos entre 1941 y 1945.

Estaba previsto que el veterano de las Waffen-SS Hunka fuera presentado personalmente a Trudeau tras su homenaje en el Parlamento de Canadá. En el último momento, la jefa de la Casa de Gobierno, Karina Gould, sustituyó a Trudeau. Aquí Gould y el presidente de la Cámara de los Comunes, Anthony Rota (derecha), aparecen con Hunka. Detrás de Hunka, en el centro, su hijo Martin. [Photo: @karinagould]

En respuesta a las condenas públicas, toda la élite política canadiense está presentando la misma coartada. Los aplausos para Hunga, según este relato, fue un error inocente por parte del presidente de la Cámara de los Comunes, Antony Rota, quien fue el único responsable.

“Posteriormente, descubrí más información por la que me arrepiento de mi decisión”, dijo Rota.

“Ninguna persona”, añadió, “incluyendo a los compañeros parlamentarios y la delegación ucraniana, conocía mi intención o mi discurso” —donde aclamó a Hunka como un “héroe” ucraniano y canadiense— “antes de pronunciarlo”.

La afirmación de que Rota y Trudeau no sabían del pasado de Hunka es absurdo. La sesión especial del Parlamento para escuchar a Zelenski representó un evento de suma importancia política que se habría preparado cuidadosamente de antemano. Aquellos invitados a escuchar a Zelenski, ni hablar de aquellos que serían ovacionados, habrían sido extensamente vetados.

La ovación de pie del Parlamento canadiense a un criminal de guerra nazi fue una provocación deliberada. Se produjo al final de una semana de intrigas de guerra. Zelenski sostuvo consultas con el presidente estadounidense Biden y otros altos funcionarios estadounidenses, mientras que Biden, Zelenski y el canciller alemán Olaf Scholz pronunciaron discursos belicistas en la sede de Naciones Unidas.

Los acontecimientos del viernes fueron el resultado nefasto de las decisiones que están tomando Washington y sus aliados de la OTAN de intensificar la guerra en respuesta al evidente fracaso de la tan cacareada ofensiva de primavera/verano de Ucrania.

Biden, Trudeau y los dirigentes de las demás potencias imperialistas de la OTAN hablan ahora públicamente de una “guerra prolongada” que librarán durante “todo el tiempo que haga falta”. Para infligir lo que llaman una “derrota estratégica” a Rusia –es decir, un cambio de régimen en Moscú y su subyugación semicolonial— necesitarán introducir rápidamente tropas de la OTAN en Ucrania e iniciar un conflicto directo con Rusia.

La ovación de pie al veterano ucraniano de las SS, Hunka, pretendía enviar al Gobierno ruso el mensaje de que “no hay límites” que las potencias de la OTAN no estén dispuestas a cruzar.

Este acontecimiento es la culminación de una alianza entre el Estado canadiense y la extrema derecha ucraniana que se cimentó inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Canadá abrió sus puertas a decenas de miles de colaboradores nazis ucranianos. Entre ellos había 2.000 veteranos como Hunka de la 14ª División Galitzia de las Waffen-SS, que fue creada especialmente y compuesta exclusivamente por ucranianos (excepto los oficiales de mayor rango), y simpatizantes de ambas alas de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN).

Yaroslav Hunka (al frente en el centro) entre las tropas de las SS-Galitzia nazis [Photo: Ivan Katchanovski/Twitter or X]

En concierto con el Congreso Canadiense Ucraniano (UCC, por sus siglas en inglés), que fue fundado por iniciativa del Gobierno después de la Segunda Guerra Mundial, Ottawa utilizó a los fascistas ucranianos para sus políticas de guerra fría.

En las últimas décadas, a medida que el Gobierno canadiense, Washington y sus aliados de la OTAN han buscado integrar Ucrania en la OTAN y la Unión Europea, la alianza con el UCC y la ultraderecha ucraniana ha asumido cada vez más importancia para la política exterior canadiense. Este hecho lo encarna Chrystia Freeland, la primera ministra adjunta y ministra de Finanzas. Freeland, quien se ha vuelto la mayor belicista del Gobierno, ha estado asociada con el UCC desde joven. Su abuelo materno fue editor de Krakivski Visti, el único periódico que se permitía publicar bajo la ocupación nazi. Él defendió la creación de la 14ª División Galitzia de las Waffen-SS.

El aplauso del Parlamento canadiense a Hunka es solo el ejemplo más flagrante de que la escalada de la guerra ha ido acompañada de un esfuerzo sistemático por rehabilitar el fascismo ucraniano.

El 29 de junio, la Universidad de Stanford ofreció una plataforma al Batallón Azov neonazi ucraniano en un acto patrocinado por el Departamento de Lenguas y Literatura Eslava y la Asociación de Estudiantes Ucranianos. Para promocionar el acto en el campus se utilizaron insignias asociadas al fascismo, como el logotipo oficial del Batallón Azov, que se basa deliberadamente en el símbolo nazi Wolfsangel.

El año pasado, miembros destacados de los dos principales partidos del imperialismo estadounidense se reunieron con soldados de alto rango del Batallón Azov en el Capitolio de Washington D.C.

La rehabilitación del fascismo, también en relación con la erupción del militarismo imperialista, está particularmente avanzada en Alemania. A partir de 2014, destacados académicos, con el respaldo de la élite política y los medios corporativos, lanzaron una campaña para maquillar los monstruosos crímenes que el imperialismo alemán cometió en las dos guerras mundiales, incluido el exterminio de seis millones de judíos y la “guerra de aniquilación” contra la Unión Soviética.

Desde el principio, la relativización de los crímenes del imperialismo alemán estuvo animada por el impulso de revivir una weltpolitik alemana, una política mundial depredadora. Con la guerra de Ucrania, Berlín ha vuelto a enseñar los colmillos. El gasto militar se ha disparado a medida que el imperialismo alemán reafirma su protagonismo en el impulso para subyugar rusa y saquear sus recursos naturales. Estas son tareas que Berlín ha intentado llevar a cabo sin éxito en dos ocasiones a lo largo de un poco más de un siglo.

Las mismas contradicciones capitalistas que llevan a las élites gobernantes de las potencias imperialistas a abrazar a asesinos de masas fascistas como Hunka en pro de sus ambiciones depredadoras también impulsan a la única fuerza social capaz de poner fin a esta locura, la clase obrera internacional, a emprender luchas revolucionarias.

Los trabajadores de todos los países se están rebelando contra la determinación de las élites gobernantes de obligarlos a pagar por la guerra y por el enriquecimiento de la oligarquía financiera, dando lugar al mayor número de grandes huelgas y protestas masivas en décadas. La tarea urgente es fusionar estas luchas sociales con la lucha por construir un movimiento mundial contra la guerra sobre la base de un programa socialista e internacionalista para poner fin a la guerra imperialista y a la amenaza del fascismo, así como al sistema capitalista que las produce.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de septiembre de 2023)

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