La declaración “¡Detengan la masacre de empleos por los vehículos eléctricos!” publicada por la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) en el contexto de una inminente huelga de trabajadores automotores en EE.UU. y Canadá ha generado una fuerte respuesta entre los trabajadores automotores en México, quienes apoyan su llamado a una lucha internacional común contra la amenaza de eliminar cientos de miles de puestos de trabajo en la transición a los vehículos eléctricos.
Según varios análisis citados por el documento, las baterías de los vehículos eléctricos requieren una quinta parte de la fuerza laboral comparado a los motores de combustión interna, y la cadena cinemática electrificada requiere 80 por ciento menos partes móviles. Además, la implementación de nuevas tecnologías automatizadas y diseños simplificados reducirán aún más las partes y las horas laborales necesarias.
Adrian, un joven trabajador en la ciudad de Matamoros que participó en la masiva rebelión contra los sindicatos y las empresas de autopartes y otros sectores en 2019, dijo en apoyo a la declaración: “No ha habido cambios aún, pero hay miedo, por el momento tenemos problemas de empresas que se han ido con compañeros que han quedado en desamparo. El sindicato al que pertenecen no ha ayudado en nada... Se sigue el tema de la huelga en EU con interés en la región”.
Una trabajadora de Schumex Schumacher en Matamoros, que produce cargadores de baterías de carro y otros componentes eléctricos, dijo: “En Schumex, hay despidos de compañeros de sindicato y confianza. Quedamos muy pocos en la planta y casi no hay trabajo”. Dijo que se anunció un cambio a producir cargadores para autos eléctricos y que la empresa lo está aprovechando para recortar salarios y prestaciones. “Se rumora que quieren volver a contratar nuevos y los que no sean despedidos antes de eso liquidarlos al 70 por ciento de su antigüedad y [pagar] el salario más bajo, es decir el mínimo”.
Tomás, un trabajador de la autopartista Tridonex en Matamoros, respondió positivamente a la declaración y manifestó la opinión compartida por muchos de que, “Es una realidad pero aún faltan 10 años para que pase ya que [los vehículos de gasolina] no dejan de ser un medio de transporte, aunque en un futuro sea obsoleto”.
En la fábrica de General Motors en Silao, un trabajador manifestó apoyo a la posible huelga en EE.UU. y Canadá y a la demanda de la AIO-CB de que las empresas revelen la lista de plantas que planean cerrar y de los trabajadores que planean despedir como parte de la transición a los autos eléctricos. “Me parece bien”, dijo. “Ni la empresa, ni el sindicato, nadie comenta nada. Nos tienen desinformados. La mayoría de los trabajadores no sabemos qué importancia tiene la pieza que estamos ensamblando. Nunca nos explican para que sirve o qué función tiene en el vehículo. Yo les digo que nos deberían de explicar”.
Otro trabajador automotor de Silao comentó: “Muy interesante la nota. Es importante realizar la difusión para lograr una consciencia en la clase trabajadora”. Añadió que, a pesar de las promesas del nuevo acuerdo comercial norteamericano T-MEC de mejoras para los trabajadores, “seguimos teniendo las mismas precariedades”.
Todavía a principios de 2022, los funcionarios del Gobierno mexicano afirmaban que la transición a la “era eléctrica” en la industria automotriz era un proceso de “20 años”. Pero hubo un giro cuando se concretaron los planes para extraer litio y producir baterías de litio en México, en medio de los anuncios de la Administración de Joe Biden en Estados Unidos para impulsar la producción de vehículos eléctricos en la región, incluyendo miles de millones de dólares en subvenciones públicas. El Gobierno de Biden ha planteado el objetivo de que hasta dos tercios de todos los vehículos nuevos sean eléctricos para 2032, mientras que California prohibirá la venta de coches de gasolina para 2035.
En otoño de 2022, AMLO puso en marcha el Plan Sonora, para convertir este estado fronterizo con Arizona en un modelo para la producción de vehículos eléctricos y convertir la mitad de la flota del país en eléctrica o híbrida.
Si bien la infraestructura y las políticas para conducir autos eléctricos en México están bastante menos desarrolladas que en Estados Unidos, la transición para fabricarlos está muy avanzada. Casi ocho de cada 10 automóviles y nueve de cada 10 autopartes ensambladas en México se exportan a Estados Unidos. Mientras tanto, 896.000 del casi millón de trabajadores del sector automotor en México trabajan en proveedores de piezas, que se espera que sean los más afectados por la transición acelerada a los coches eléctricos.
La producción de vehículos eléctricos, la automatización y la integración de las cadenas de suministro de América del Norte se han acelerado bruscamente a medida que el imperialismo estadounidense y canadiense intensifican su confrontación económica y militar contra China. Por su parte, AMLO, que ha llamado a “detener” la “amenaza” del crecimiento chino y se ha jactado de la cantidad de equipo militar estadounidense que se produce en México, ha subordinado por completo al país a la campaña bélica liderada por Estados Unidos contra China, una potencia con armas nucleares.
Ya se espera que la producción de vehículos eléctricos en México aumente este año un 82 por ciento, hasta 142.000 unidades. Esto crecerá a pasos agigantados.
Un estudio reciente de la investigadora Karen Sánchez González, del Colegio de la Frontera Norte, sobre la planta de BMW en San Luis Potosí, describe la transición a los vehículos eléctricos y la introducción de la automatización como una sola “revolución industrial” inseparable en la industria automotriz. Sánchez escribe: “Esta destrucción de empleos está focalizada en tareas que realizan trabajadores medianamente calificados o poco calificados en funciones que van desde el montaje hasta la pintura, o las llamadas actividades rutinarias”, y agrega que estos procesos son precisamente los que predominan en México.
Aunque las inversiones en procesamiento de litio, chips y tecnologías informáticas asociadas a los vehículos están creciendo rápidamente en México, Sánchez concluye que tendrán un impacto limitado en los puestos de trabajo al centrarse en campos técnicos altamente cualificados y especializados.
Como en otros países, la patronal, los funcionarios y las burocracias sindicales de México conspiran para ocultar los planes de eliminación masiva de empleos en los próximos años. En cambio, mientras babean por los miles de millones en nuevas inversiones, concesiones en servicios y construcción y beneficios como socios menores –así como por la corrupción que permitirá—, la transición se presenta falsamente como una bendición para los trabajadores mexicanos del automóvil.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO) ha liderado esta campaña de propaganda. Después de que Tesla anunciara la construcción de una “superfábrica” en Monterrey, que se espera que ensamble entre medio millón y un millón de vehículos eléctricos al año, AMLO prometió que crearía “muchos, muchos empleos”. Cabe señalar que AMLO también abandonó casi de la noche a la mañana su oposición a la ubicación debido a problemas de abastecimiento de agua en la metrópoli de 5,2 millones de habitantes.
Sin embargo, según documentos gubernamentales, se espera que Tesla emplee solo entre 5.000 y 6.000 trabajadores directamente. En comparación, General Motors, que comenzó la producción de vehículos eléctricos en México este año, produjo 743.000 unidades de gasolina en 2022 con más de 23.000 trabajadores.
Durante el anuncio este año de una planta de baterías de BMW en San Luis Potosí, López Obrador presentó el cambio a los vehículos eléctricos como una oportunidad para la creación de empleos e incluso para “combatir la pobreza”. Dijo, reflejando su hostilidad hacia los trabajadores superexplotados: “Esto es lo que buscamos, que la inversión llegue y que se generen empleos bien pagados” en la industria automotriz, “que trata bien a sus trabajadores, que son sueldos justos y prestaciones”.
El cambio climático inducido por los combustibles fósiles supone una amenaza existencial para los trabajadores de todo el mundo, y combatirlo exige una reestructuración urgente de la generación de energía, el transporte, la industria y la agricultura. Esto no tiene nada que ver con los cálculos de las élites gobernantes. Cualquier solución debe ser coordinada y planificada globalmente, y tener una base científica, lo que la hace incompatible con la continuación del sistema de lucro y los Estados nación. La declaración de la AIO-CB subraya:
No se puede permitir que la transición a los vehículos eléctricos se haga a costa de los trabajadores. La propiedad social y el control democrático de la industria automotriz a manos de los trabajadores son necesarios para que esta transición pueda llevarse a cabo mediante una mejora masiva del nivel de vida de los trabajadores y de las condiciones laborales en todo el mundo.
(Publicado originalmente en inglés el 12 de septiembre de 2023)