La comparecencia y testimonio del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ante dos comités del Congreso la semana pasada recibió poca cobertura mediática, ya que Powell trató de proyectar una imagen de calma y control.
Pero sus declaraciones subrayaron el hecho de que la Fed está tratando de pisar una fina línea en su política monetaria en medio de la erupción de grandes problemas en el sistema bancario debido a las subidas de los tipos de interés durante el último año, desde cerca de cero hasta por encima del 5 por ciento.
El principal objetivo de las subidas de tipos de interés de la Fed son las demandas salariales de la clase trabajadora en medio de lo que es, a pesar de cierta reducción en los últimos meses, la mayor tasa de inflación en cuatro décadas.
En su discurso de apertura, Powell repitió el tema esencial de todos sus comentarios y declaraciones: que la demanda de mano de obra debe reducirse ralentizando la economía, posiblemente induciendo una recesión y aumentando así la oferta de mano de obra.
Señaló que el mercado laboral seguía 'muy tenso' a pesar de los indicios de ralentización del crecimiento económico estadounidense. El crecimiento de los salarios nominales ha mostrado 'algunos signos de moderación' y las ofertas de empleo han disminuido ligeramente.
'Aunque la brecha entre empleo y trabajadores se ha reducido, la demanda de mano de obra sigue siendo muy superior a la oferta de trabajadores disponibles', explicó.
La Reserva Federal pretende cerrar la brecha aumentando la tasa de desempleo. Aunque la Fed decidió en su reunión de política monetaria de principios de mes 'pausar' sus subidas de tipos —Powell dijo que no era necesario aumentar los tipos tan rápidamente como en el pasado—, indicó que espera al menos dos subidas más este año. La primera podría llevarse a cabo en su reunión del mes que viene.
'Dado lo lejos que hemos llegado, puede tener cierto sentido subir los tipos, pero hacerlo a un ritmo más moderado', declaró ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.
El Wall Street Journal informaba de las declaraciones de Powell: 'Los funcionarios de la Fed ven el riesgo de que sus anteriores subidas de tipos, junto con las recientes tensiones del sector bancario, acaben creando una desaceleración más brusca de lo previsto. Están intentando equilibrar el riesgo de que la economía se muestre más resistente de lo esperado y la inflación se mantenga demasiado alta, lo que les obligaría a subir los tipos más de lo previsto'.
A pesar de su llamado 'doble mandato', según el cual la Fed está encargada de proporcionar estabilidad de precios y máximo empleo, la Fed no se dejará desviar por el aumento de las cifras de desempleo.
De hecho, ése es su objetivo: aumentar la oferta de mano de obra. Powell ha expresado en numerosas ocasiones su admiración por el anterior presidente de la Fed, Paul Volcker, cuyo régimen de altos tipos de interés a principios de los años ochenta produjo las tasas de desempleo más altas desde los años treinta.
La principal preocupación de la Fed en relación con los tipos de interés no es el efecto sobre el empleo, sino su impacto sobre los bancos, en particular, en este momento, sobre los bancos medianos.
Pero hay peligros para el sistema financiero en general, que se había atiborrado del dinero esencialmente gratis proporcionado cuando la Fed fijó los tipos de interés en mínimos históricos y compró billones de dólares de deuda pública bajo su programa de flexibilización cuantitativa.
Powell volvió a insistir en que 'el sistema bancario estadounidense es sólido y resistente', y que la Fed, junto con el Tesoro y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), había tomado 'medidas decisivas en marzo para proteger la economía estadounidense y reforzar la confianza pública en nuestro sistema bancario'.
Se refería a la operación de rescate de $23.000 millones tras el colapso de tres importantes bancos en marzo y abril: Silicon Valley Bank (SVB), Signature Bank y First Republic Bank.
Su desaparición constituyó la segunda, tercera y cuarta mayores quiebras bancarias de la historia financiera de EE.UU., difícilmente expresión de un sistema 'sólido y resistente'. La intervención directa del gobierno se llevó a cabo con el argumento de que era necesaria para evitar un riesgo considerable de crisis 'sistémica'.
Aunque los tres bancos quebrados tenían sus problemas individuales, su quiebra tuvo su origen en la fuerte subida de los tipos de interés y representó la expresión inicial de profundos problemas en el sistema bancario y financiero en su conjunto.
En un artículo publicado a principios de este mes, James Mackintosh, columnista del Wall Street Journal, afirmaba que la idea de que unos tipos más altos eran buenos para los bancos en sí era un concepto erróneo. 'Lo que es bueno para los bancos es una curva de rendimientos pronunciada, en la que los tipos a corto plazo son mucho más bajos que los tipos a largo plazo', explicaba.
Esto crea una situación en la que, en circunstancias 'normales', los bancos pueden pedir prestado a corto plazo y prestar a largo plazo, obteniendo beneficios del diferencial de tipos de interés. Pero como señaló Mackintosh, 'ahora mismo tenemos la curva de rendimiento invertida más extrema en décadas'.
Es decir, el tipo de interés de la deuda del Tesoro a corto plazo, contrariamente a la situación habitual, está muy por encima del de los bonos del Tesoro a 10 años, la referencia para los tipos a más largo plazo.
La crisis del SVB se desencadenó por la rápida caída del valor de mercado de sus tenencias de deuda del Tesoro debido a las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal. Pero el análisis ha revelado que no fue en absoluto un caso atípico. A finales de marzo, la FDIC estimaba en $500.000 millones las pérdidas no registradas en valores.
Un estudio académico ha calculado que las pérdidas no realizadas de los bancos desde principios del año pasado ascienden a $2 billones. Una ampliación de ese estudio inicial descubrió que 2.315 bancos tenían activos por valor inferior a sus pasivos.
Desde la crisis de marzo, se ha planteado la pregunta: ¿cuál es el siguiente zapato que caerá? La atención se ha centrado en el mercado inmobiliario comercial, en el que los bancos más pequeños, medianos y regionales están fuertemente invertidos. Los inmuebles comerciales se han visto muy afectados por la caída de la demanda de espacio de oficinas, una de las consecuencias de la pandemia del COVID-19 y del trabajo desde casa.
Las subidas de los tipos de interés hacen mella cuando los préstamos comerciales, financiados inicialmente a tipos bajos, deben refinanciarse en el mercado financiero transformado.
La cuestión del sector inmobiliario comercial salió a relucir en la sesión de preguntas y respuestas celebrada durante la audiencia del Comité Bancario del Senado, cuando el senador por Nueva Jersey Bob Menéndez señaló el sector inmobiliario comercial, en el que el próximo año vencían préstamos por valor de 1,5 billones de dólares.
Menéndez describió la situación como una 'bomba de relojería'. Sin embargo, ni él ni Powell indicaron ninguna medida que pudiera adoptarse para desactivarla.
(Publicado originalmente en inglés el 25 de junio de 2023)