Estos son los comentarios de David North, presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, para concluir el mitin del 10 de diciembre, “¡Por un movimiento de estudiantes y jóvenes para detener la guerra en Ucrania!” organizado por los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (IYSSE, por sus siglas en inglés).
En el acto, se pronunciaron varios miembros del IYSSE y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) de todo el mundo. Para más información sobre unirte al IYSSE, visita la siguiente página.
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El acto en línea de hoy marca un hito en la construcción de un movimiento internacional de la clase obrera contra la guerra en Ucrania. Los oradores de hoy no solo han explicado los orígenes históricos, los objetivos actuales y las posibles consecuencias de la guerra. También han demostrado el carácter criminal de esta guerra y presentado una condena contra todos los Gobiernos responsables de su planificación, instigación y ejecución.
Los oradores han refutado las mentiras que componen la sustancia de la propaganda que los Gobiernos y la prensa utilizan para adormecer la conciencia pública y reunir apoyo para la guerra. En su conjunto, los discursos de hoy llevan a conclusiones definitivas sobre la naturaleza de la guerra de EE.UU. y la OTAN en Ucrania y sobre lo que hay que hacer para detenerla. Estas conclusiones pueden resumirse de la siguiente manera:
- La guerra en Ucrania es, en su esencia socioeconómica y política, una guerra imperialista, instigada por EE.UU. y las demás grandes potencias capitalistas que pertenecen a la alianza de la OTAN.
- El objetivo de la OTAN, liderada por Estados Unidos, es infligir una derrota militar a Rusia que conduzca a la desintegración de la Federación Rusa, la división de ese vasto país y el reparto de sus inmensos recursos naturales entre las potencias imperialistas.
- La eliminación de Rusia como barrera a la expansión militar oriental de la OTAN en Eurasia, según las creencias de los imperialistas, resultaría en el cerco de China y en la sumisión de este país a los dictados del imperialismo, ya sea como resultado de la guerra o, como en el caso del abandono por parte del régimen chino de su política de “cero COVID”, cediendo ante la implacable presión económica del capitalismo mundial.
- En el análisis final, el objetivo político de la guerra, como el de las dos guerras mundiales del siglo veinte, es un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas. La lógica de este proceso va más allá incluso del conflicto con Rusia y China. La alianza de la OTAN y los pactos militares auxiliares que incluyen países de Asia y la región de Asia-Pacífico no comprenden una “Banda de Hermanos”, sino un nido de imperialistas ladrones y competidores feroces. La lógica de las rivalidades interimperialistas desembocará en un futuro cercano en conflictos enconados entre los aliados temporales de hoy día. Las enemistades del pasado, como por ejemplo entre Estados Unidos y Alemania, brotarán inevitablemente.
- El resultado de este proceso, a menos que lo detenga la clase trabajadora será un cataclismo global que eclipsará la violencia del pasado. Desde el estallido de la guerra, se ha normalizado hablar del posible uso de las armas nucleares en el discurso político.
- A pesar de la culpabilidad central de la alianza de EE.UU. y la OTAN en instigar la guerra, la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 fue una acción reaccionaria y desesperada del régimen de Putin, actuando en nombre de la oligarquía capitalista que llegó al poder tras la disolución de la Unión Soviética en diciembre de 1991.
- El intento del régimen de Putin de justificar la guerra invocando la herencia reaccionaria del zarismo y el chauvinismo nacional neoestalinista representa una regresión histórica despreciable. Las provocaciones de la OTAN no habrían tenido éxito si no fuera porque el régimen de Putin encarna el repudio total de los principios democráticos visionarios sobre los que se fundó la URSS en 1922, cinco años después de la Revolución de Octubre. El Gobierno bolchevique, dirigido por Lenin y Trosky, fundó la URSS como una unión voluntaria y se comprometió constitucionalmente con la igualdad democrática de todos los grupos nacionales y étnicos. El fomento deliberado del chauvinismo nacional ruso, que tiene su equivalente abiertamente fascista en Ucrania, sentó las bases ideológicas necesarias para el conflicto fratricida entre las masas de ambos países victimizados.
- Cuando se examina desde un punto de vista histórico esencial, la guerra de EE.UU. y la OTAN en Ucrania demuestra de nuevo la necesidad de acabar con el capitalismo y el sistema de Estados nación en el que se basa. La guerra es, de hecho, una sola de las muestras de la total incompatibilidad de la propiedad privada capitalista de los medios d producción y la división del mundo en Estados nación hostiles con el desarrollo progresista e incluso la supervivencia misma de la humanidad.
- De todos estos antecedentes se derivan las conclusiones finales: la lucha contra la guerra debe forjar la unidad de la clase obrera internacional y poner fin al dominio capitalista mediante la revolución socialista mundial.
- Para el logro de esta tarea histórico-mundial, es necesario desarrollar un nuevo partido revolucionario en la clase obrera. Pero esta tarea no tiene por qué comenzar desde cero. Las bases de este partido revolucionario ya existen en la Cuarta Internacional, fundada por Trotsky, dirigida hoy por el Comité Internacional y cuyo trabajo se basa en la inmensa experiencia histórica de un siglo del movimiento trotskista.
El mitin internacional de hoy ha presentado la perspectiva y el programa de la revolución socialista y del poder de la clase obrera. Pero se ha dirigido principalmente a la juventud del mundo. Esto no contradice nuestro programa. Por el contrario, es un elemento crítico e indispensable de la perspectiva del socialismo mundial. La juventud no puede cambiar el mundo fuera y al margen del accionar poderoso y socialmente decisivo de la clase obrera. Pero nunca ha habido ni puede haber un auténtico movimiento revolucionario sin la energía combativa, el entusiasmo y el idealismo de los jóvenes.
La población mundial acaba de superar los 8 mil millones de habitantes. La gran mayoría de estos miles de millones son jóvenes, principalmente adolescentes y veinteañeros. ¿Qué les ofrece el capitalismo, además de explotación, pobreza, enfermedades, fascismo y guerra?
Muchos presentadores hoy afirmaron que los jóvenes deben luchar por su futuro. Esto es cierto en el sentido más literal por que la guerra, la pandemia y el cambio climático representan la negación absoluta del derecho a un futuro. Sin vida no hay futuro.
Pero para quitarles a los jóvenes su derecho a un futuro, la clase dominante debe primero quitarles su esperanza. Es decir, las élites capitalistas que controlan los Gobiernos y los medios de comunicación hacen todo lo posible para convencer a los jóvenes de que no hay nada que puedan hacer para cambiar el mundo, que las injusticias que existen hoy existirán siempre, que las causas de la miseria humana están arraigadas en la propia naturaleza del ser humano y en su psique del algún modo místico y no en los intereses económicos y las relaciones que realmente definen el curso de la sociedad.
Los adversarios del movimiento trotskista y de los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social, especialmente entre los partidos y organizaciones de los pseudoizquierdistas de la clase media acomodada, afirmarán que el IYSSE trabaja a un nivel teórico demasiado alto. Afirman que es mejor limitarse a frases y consignas que suenan radicales, sin hacer referencias históricas complejas.
Rechazamos estas críticas, que están motivadas por el cinismo y por una agenda política implícita y reaccionaria con desprecio.
Si los jóvenes han de cambiar el mundo, deben entenderlo. Hace casi un siglo, en 1924, León Trotsky escribió lo siguiente en un ensayo titulado “¡Jóvenes, estudien política!”:
Los jóvenes viven en una sociedad, nacen en condiciones definidas salen al ruedo de la vida en determinadas circunstancias históricas y cuanto antes abran los ojos al mundo que les rodea, comprenderán mejor y más profundamente las condiciones en las que viven y les resultará más fácil el paso por la vida.
Estas palabras resuenan en el presente. Redirigir el mundo de su actual trayectoria reaccionaria a la trayectoria del socialismo es una tarea histórica inmensa. Su éxito requiere estudiar seriamente la política, en concreto, la política que se basa en la concepción materialista-marxista de la historia, la cual hace posible un estudio científico de las leyes que rigen el sistema capitalista y la lucha de clases.
Temiendo una ilustración revolucionaria de la juventud, la clase dominante hace todo lo posible para alejar a los jóvenes de cualquier contacto con el marxismo y el trotskismo. Fomenta la ignorancia sobre la historia, la hostilidad hacia la ciencia, el desprecio por la verdad objetiva, e innumerables otras formas de atraso cultural. Sabe muy bien que la glorificación del militarismo imperialista se ve socavada por el pensamiento social crítico. La reducción de la juventud a carne de cañón para las guerras imperialistas exige una obediencia ciega, basada en el viejo precepto militarista, “Su deber no es razonar por qué… sino cumplir y morir”.
Pero los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social están decididos a proporcionarles a los jóvenes la educación política que necesitan para luchar por su futuro y por el futuro de los trabajadores de todo el mundo.
Para concluir este mitin, les pedimos que tomen la decisión de afiliarse al IYSSE, construir un movimiento de masas para poner fin a la guerra en Ucrania y asumir la lucha por la revolución socialista mundial.
(Publicado originalmente en inglés el 12 de diciembre de 2022)