Dos semanas después de que todas las escuelas en España reabrieran tras las vacaciones de verano, el COVID-19 está infectando claramente a un número creciente de niños. Los niños tienen las tasas de incidencia más altas del virus, debido a la reapertura de las escuelas por parte del gobierno de coalición del Partido Socialista (PSOE)-Podemos, la propagación de la variante delta altamente infecciosa y el hecho de que este grupo de edad aún no está vacunado.
Las tasas de incidencia en las últimas dos semanas entre los niños menores de 11 años se sitúan en 113 por 100.000. A los menores de 11 años les sigue el tramo de 30 a 39 años (70,12 por 100.000); 40-49 (64.61); mayores de 80 años (63,83); 20-29 (63.12); 12-19 (57.11); entre 60 y 69 (49,69); entre 50 y 59 (49,46); y entre 70 y 79 (48,64).
Los datos sobre el contagio en las escuelas y el número de escuelas y clases cerradas o en cuarentena son escasos. Los gobiernos autonómicos de España, que están a cargo de la educación pública, apenas están divulgando información. En la comunidad autónoma de Galicia, los centros educativos notificaron 364 casos activos de COVID-19, más del doble que hace un año (161).
Cataluña ha pasado de tener 836 alumnos infectados el 12 de septiembre, día en que reabrieron las escuelas, a 2.439 dos semanas después. El número de aulas cerradas debido a infecciones también está creciendo. En la primera semana después de la reapertura de las escuelas, había 127 aulas en cuarentena. Según la Confederación de Sindicatos de Trabajadoras y Trabajadores de la Enseñanza (STES), hubo más de 1.000 aulas en cuarentena en las últimas tres semanas de septiembre.
En Cataluña, los colegios registraron ayer 246 grupos en cuarentena, 26 más que la semana anterior. Hay 7.176 personas de la comunidad educativa en cuarentena, 690 más que en el recuento anterior: 6.871 alumnos, 293 educadores y 12 trabajadores externos.
Las autoridades valencianas confinaron 64 aulas en 44 centros educativos en la cuarta semana de septiembre.
El aumento de casos es el resultado de una política deliberada implementada por el gobierno del Partido Socialista (PSOE)-Podemos en colaboración con Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT). El objetivo es garantizar que las escuelas permanezcan abiertas, para que los padres puedan continuar trabajando y obtener ganancias para la clase dominante.
Esta política es apoyada por todo el establishment gobernante, incluido el derechista Partido Popular (PP), los gobiernos autonómicos del PSOE respaldados por Podemos y los nacionalistas vascos y catalanes, junto con los medios corporativos, que apenas cubren la propagación del virus entre los niños.
El aumento de casos era totalmente predecible. España reabrió la mayoría de sus escuelas en la segunda semana de septiembre, un mes después de Estados Unidos y Reino Unido. Allí, los casos aumentaron entre los niños después de que las escuelas volvieran a abrir.
En Escocia, las escuelas reabrieron el 16 de agosto después de las vacaciones de verano. Dos semanas después, como informó el WSWS el 30 de agosto, el 34 por ciento de los casos eran menores de 19 años. Public Health, la agencia nacional de la salud de Escocia, informó un aumento de tres veces en las tasas de casos para los de 16 a 17 años desde el 8 de agosto, y un aumento de cinco veces para los de 18 a 19 años, en comparación con el promedio nacional, que se duplicó. Las tasas de positividad de las pruebas para los niños de 2 a 17 años se situaron en casi el 20 por ciento.
En los Estados Unidos, el 29 de agosto, aproximadamente dos semanas después de que algunos estados habían reabierto las escuelas, el WSWS informó que hubo 180,000 casos infantiles de COVID-19 en la semana que terminó el 19 de agosto, un aumento del 50 por ciento en solo una semana. La semana anterior se habían reportado 120.000 casos de niños.
Toda esta información estaba fácilmente disponible. El gobierno PSOE-Podemos, sin embargo, decidió ignorar la evidencia científica y reabrir las escuelas en pos de su política de 'inmunidad de rebaño' de priorizar las ganancias sobre las vidas humanas, que ya se ha cobrado 100.000 vidas e infectado al 10 por ciento de la población española.
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, está dejando claro que el Gobierno no tiene intención de eliminar el virus. La semana pasada, Simón dijo: 'Si el objetivo es eliminar por completo la transmisión, olvidémoslo, es imposible'. Anteriormente, pidió a la población española 'normalizar la situación' y denunció las medidas de distanciamiento social como los confinamientos como una reacción exagerada, comparándolo con 'matar moscas a cañonazos'.
La oposición masiva, sin embargo, está aumentando en toda Europa, Estados Unidos e internacionalmente a la política homicida de reaperturas de escuelas, que ha encontrado una poderosa expresión en la huelga escolar que tendrá lugar en el Reino Unido y otros países este viernes 1 de octubre.
El llamamiento fue iniciado por la declaración de la madre británica Lisa Díaz a través de Twitter llamando a una huelga escolar nacional en el Reino Unido el 1 de octubre. Casi 60.000 niños británicos se han infectado con COVID-19 en solo las primeras dos semanas de reapertura de escuelas. Díaz ha sido apoyado por padres y educadores en el Reino Unido, los Estados Unidos y otros países a nivel internacional.
El enfado de profesores, alumnos, padres y el resto de la clase trabajadora debe encontrar expresión en la formación de comités de base, liderando la oposición a las políticas del gobierno PSOE-Podemos y luchando por una política de eliminación y erradicación del COVID-19.
Tal oposición solo puede llevarse a cabo contra los sindicatos CCOO y UGT. Los sindicatos, junto con la Confederación General del Trabajo (CGT) y organizaciones pro-Podemos como Estudiantes en Movimiento o el Sindicato de Estudiantes, conforman la Plataforma Estatal por la Escuela Pública (PEEP). PEEP se ha convertido en un cómplice clave de la estrategia de inmunidad colectiva.
En un comunicado del 2 de septiembre, esta plataforma declaró que: 'La comunidad educativa, como ya lo hizo en el curso pasado, sigue exigiendo la presencialidad segura del alumnado en todas las etapas educativas'. También señaló que las autoridades educativas habían eliminado las medidas de distanciamiento social, haciendo que la educación fuera evidentemente insegura. CCOO emitió un comunicado simbólico a finales de agosto afirmando que ' es inaceptable que, en plena pandemia, se inicie el curso sin medidas de seguridad suficientes y con 5.000 profesores menos que el curso pasado '.
Todas las organizaciones de la PEEP defienden la vuelta a clase, aunque ellas mismas reconocen que no es seguro. No han organizado ninguna movilización estatal significativa para oponerse al regreso de profesores y alumnos presencialmente a las aulas.
Por su parte la CGT (sindicato minoritario que reclama ser una alternativa a CCOO y UGT), al igual que los grupos estudiantiles que están en la órbita de Podemos como el Sindicato de Estudiantes y Estudiantes en Movimiento, ni siquiera se han molestado en comentar la pandemia y la vuelta al colegio.
Esta indiferencia por las vidas humanas es igualmente compartida por organizaciones pseudoizquierdistas como la morenista Corriente Revolucionaria De los Trabajadores (CRT).
El sitio web de la CRT, Izquierda Diario, en un artículo del 15 de septiembre sobre el nuevo año escolar, afirma que el principal problema que enfrenta la educación pública es el presupuesto. Menciona la pandemia solo para afirmar: 'También se ha modificado el protocolo de aislamiento para el alumnado en caso de Covid o contacto [con alguien infectado], y se confinará solo el alumnado que no esté vacunado, lo que puede suponer una vulneración de derechos. Además, como señala la CGT 'sin directrices claras y sin aumentar la partida presupuestaria, se pretende crear un nuevo sistema de clase híbrido (presencial/virtual) '.
La falta de presupuesto y la seguridad son problemas importantes que enfrenta la educación pública a nivel internacional. Pero la CRT ignora el punto básico: el hecho de que incluso si hubiera suficientes mascarillas, distanciamiento social y otras medidas en las escuelas, esto aún no detendría por completo la transmisión de un virus mortal que ya se ha cobrado más de 15 millones de vidas en todo el mundo. La única preocupación de la CRT es asegurar que la ira en la clase trabajadora y los padres no escapen de los brazos de las burocracias sindicales.
Solo el WSWS y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional a través de sus secciones nacionales se resisten a estas políticas. Hacemos un llamado a los lectores del WSWS para que envíen mensajes de apoyo a la cuenta de Twitter de Lisa (@sandyboots2020) y distribuyan su llamado a la huelga de padres del 1 de octubre.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de septiembre de 2021)