General Motors despidió a un veterano trabajador de su planta en Silao, México, por aislarse en cuarentena tras contraer COVID-19, una acción que la empresa ve como un desafío a sus esfuerzos para encubrir los brotes en la fábrica y continuar la producción.
Sergio Contreras Ortega era líder de equipo en el área de pintura, con 26 años de experiencia en GM. También forma parte de Generando Movimiento, un grupo de base en el complejo de GM en Silao que ha buscado organizar a los trabajadores en oposición al sindicato patronal Miguel Trujillo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Varios trabajadores del grupo fueron despedidos el año pasado por apoyar a los trabajadores estadounidenses rehusándose a trabajar tiempos extra durante la huelga de GM en EE.UU.
“Me despidieron después de contagiarme de COVID”, indicó Contreras al Bolet í n de los Trabajadores Automotores del WSWS. Sus síntomas aparecieron tres días después de que Gilberto M., un compañero en su equipo, falleciera de COVID-19, el 9 de julio.
La gerencia lo envió al departamento médico de la empresa, donde le dijeron que fuera al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). “Mi familia decidió no enviarme al IMSS”, dijo y añadió: “La situación era tal que, si entraba ahí, no iba a salir vivo. Así que fui a un médico particular, quien me dice que tenía el virus”.
En julio, los hospitales públicos asignados para tratar casos de coronavirus en el estado de Guanajuato, donde se encuentra Silao, alcanzaron su capacidad máxima y otros hospitales obligados a recibir pacientes contagiados reportaban falta de personal. Ese mes, las autoridades informaron que aproximadamente el 80 por ciento de los fallecidos por COVID-19 en México nunca recibieron un tratamiento intensivo con respiradores.
El país ha confirmado hasta la fecha 87.000 muertes por coronavirus, la cuarta mayor cifra del mundo, pero un reporte reciente del Economist estimó que hubo 173.000 muertes en exceso entre abril y agosto.
Contreras aún tuvo que ir al IMSS para solicitar su licencia por incapacidad. En el hospital, afirmó, “Nunca me checaron, solo de vista me dijeron que estaba bien, que volviera a trabajar. El seguro no me quiso dar la incapacidad”. Consecuentemente, Contreras utilizó sus días de vacaciones, una solicitud inicialmente rechazada por GM.
Cuatro días después de que Contreras dejara la planta, otro compañero se enfermó, lo que obligó al departamento médico a anunciar que le harían “una prueba” a todo el equipo. No obstante, los trabajadores describieron que simplemente les preguntaron si tenían dolor de cabeza, diarrea o fiebre, con el doctor marcando “No” en un papel y respondiendo, “No tienen COVID. Vuelvan a trabajar”.
Contreras continuó, “Nunca han hecho una prueba de COVID en la planta. Ya van nueve fallecidos y otros han sido cesados por contagiarse”.
El 6 de agosto, el día que tenía programado regresar, Contreras seguía enfermo. La gerencia y los oficiales sindicales le dijeron que no podían ayudarlo sin “la incapacidad” del IMSS. La licenciada Dora Luz de Recursos Humanos en GM, sin embargo, buscó reasegurarlo. “Tengo un audio donde me dice que todos los días en que estuve convaleciente los iban a manejar como permiso sin goce de sueldo y no como faltas”, afirma.
Contreras se vio obligado a regresar a trabajar, pero sus síntomas persistían, así que regresó al doctor particular, quien le ordenó reposar. Varias semanas después, su coordinador de equipo Francisco Castillo lo visitó. Contreras continúa: “Me dijo, ‘Puedes ir a trabajar si estás bien. Todos los días que perdiste se están viendo como permisos sin goce de sueldo’”.
El 28 de septiembre, regresó a la planta, donde el líder de equipo de reemplazo le ordenó ir a Recursos Humanos. Ahí, en un cuartito, lo recibió Dora Luz, quien le exigió que dejara su teléfono afuera. “No has estado viniendo a trabajar”, le reclamó Luz antes de intentar forzarlo a que firmara un acta reconociendo todos los días perdidos como “faltas injustificadas”. Contreras se rehusó, argumentando que el documento sería utilizado para bajarlo de su puesto y, en última instancia, expulsarlo en términos favorables para la empresa.
Un oficial sindical en el cuarto se volvió enojado y agresivo contra Contreras, quien le pidió que dejara el cuarto. Otro gerente, Julio Arce, y otros oficiales intentaron varias veces hacer que Contreras firmara durante el resto del día. Al final de su turno, le solicitaron a Contreras que fuera directamente a reunirse con la gerencia el día siguiente.
Decidió no ir a trabajar para evitar un enfrentamiento y en cambio fue a presentar una denuncia legal contra GM. “Por cuestiones de seguridad y salubridad, es la norma cuando una persona esta contagiada en un área que se ponga en cuarentena por un mes”, explicó.
“Después de 26 años trabajando, 54 años de edad, uno de los fundadores de GM [en México], realmente yo estaba ansiando mi jubilación, pero ahora no puedo conseguir trabajo por estar boletinado. Esa ilusión que tenía de poder jubilarme ahora despareció”.
Israel Cervantes, vocero de Generando Movimiento, y otros trabajadores del grupo que fueron objeto de despidos injustificados también han enfrentado obstáculos para hallar trabajo.
Al mismo tiempo, los esfuerzos de los trabajadores para expulsar a la corrupta CTM han sido enfrentados con “elecciones” aprobadas por el Gobierno, que los trabajadores han descrito como una “burla”. Esto incluyó un voto de reconocimiento de contrato en febrero y la selección de delegados este mes. “Simplemente postearon su planilla con sus representantes después de manipularla”, explicó Contreras.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuya “reforma” laboral el año pasado prometió elecciones democráticas en cada sindicato, ha buscado una alianza más estrecha con la CTM y se ha hecho de la vista gorda ante el fraude, hostigamiento y corrupción continuos.
Este es el resultado del carácter procapitalista y nacionalista del Gobierno, la CTM y los sindicatos llamados “independientes” alineados con López Obrador. Su interés fundamental es atraer inversiones extranjeras para que la élite mexicana, incluidas las burocracias sindicales, puedan enriquecerse administrando ese capital.
Les ofrecen a los inversionistas un “Paquete México” que hoy tiene como primer punto continuar a toda costa la producción durante la pandemia, mientras barren los cadáveres de decenas de miles de trabajadores bajo la alfombra y recortan a cualquiera como Sergio Contreras que se atreva a desafiar a la gerencia para seguir recomendaciones básicas de salud.
“A GM en Silao le interesa más la producción que los trabajadores”, concluyó Contreras. “Tenemos que unirnos con los compañeros de Canadá, Estados Unidos y varios países porque el Gobierno está claramente a favor de las empresas, no ha hecho ni un solo comentario sobre lo que sucede”.
El impulso globalizado de las corporaciones transnacionales como General Motors para encontrar el país y región donde los gobernantes y sindicatos apliquen la disciplina capitalista con la máxima brutalidad, mientras enfrentan a unos trabajadores contra otros, se puede combatir únicamente por medio de un movimiento de trabajadores internacionalmente para abolir la explotación capitalista en sí.
Es necesario construir una red internacional de comités de base, independientemente de todos los políticos capitalistas como López Obrador, los sindicatos y sus apologistas pseudoizquierdistas, ya que todos ellos son defensores demostrados del “derecho” de los capitalistas a lucrar a expensas de los derechos sociales y las vidas de la clase obrera.
(Publicado originalmente en inglés el 22 de octubre de 2020)