Se está produciendo una catástrofe mortal en las escuelas de todo Estados Unidos. Cientos de miles de niños y maestros están siendo enviados de vuelta a las escuelas para clases presenciales cada semana, a pesar de que cada vez hay más pruebas científicas de que los niños propagan el virus y son susceptibles de enfermarse ellos mismos.
Una lista publicada en Education Week enumera datos sobre los planes de reapertura de 382 distritos escolares, que representan aproximadamente el 3 por ciento de todos los distritos de los Estados Unidos. Muestra que 200.000 estudiantes ya están de vuelta en las aulas y más de 2,7 millones volverán a la escuela a tiempo completo a finales de agosto. Si los datos se extrapolan para incluir los casi 14.000 distritos de los EE.UU., millones más de estudiantes, profesores y personal volverán a las escuelas en las próximas semanas.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ya ha dado luz verde a la apertura de las escuelas del estado, incluso en la ciudad de Nueva York, el distrito escolar más grande de la nación con más de un millón de estudiantes y 135.000 maestros y personal de apoyo.
Están surgiendo reportes diarios de maestros escribiendo sus testamentos y obituarios antes de que comience el semestre. Se está obligando a los estudiantes y a los padres a firmar exenciones para eximir a las escuelas de responsabilidad en caso de que los estudiantes se infecten con el coronavirus cuando regresen a las escuelas y a los campus universitarios.
La campaña para reabrir las escuelas ha sido justificada por el presidente Trump y varios gobernadores de derecha con la afirmación de que los niños no están viéndose afectados por el virus. El párrafo introductorio de las directrices modificadas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés) —producido bajo presión política de la Casa Blanca— afirma falsamente que “es poco probable que los niños sean los principales impulsores de la propagación del virus”.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca el lunes, el presidente Trump descartó los informes sobre la propagación de infecciones entre los niños, declarando: “Creo que, en su mayor parte, no se enferman mucho... También es un caso en el que hay una diminuta fracción de muerte, diminuta fracción, y se mejoran muy rápidamente”.
Por su parte, los sindicatos de maestros alineados con el Partido Demócrata, la Federación Estadounidense de Maestros (AFT) y la Asociación Nacional de Educación (NEA), hacen todo lo posible para suprimir la oposición popular a la reapertura imprudente de las escuelas. Se han unido al coro de voces corporativas y políticas que afirman falsamente que las escuelas pueden ser reabiertas de forma segura.
La afirmación de que los jóvenes no están afectados por el virus es una mentira descarada. Los datos recientes muestran una drástica oleada de infecciones entre los niños pequeños y los adolescentes:
* Un nuevo informe de la Academia Estadounidense de Pediatría publicado el domingo encontró que casi 100.000 niños dieron positivo en las pruebas del coronavirus en las últimas dos semanas de julio, un aumento del 40 por ciento con respecto a las dos semanas anteriores. De los más de cinco millones de casos de COVID-19 reportados en los EE.UU., más de 338.000 eran niños.
* Un nuevo informe de los CDC, publicado el viernes, encontró que entre marzo y finales de julio, las tasas de hospitalización de los niños aumentaron de forma constante. Cerca de 1 de cada 3 niños hospitalizados necesitaron ser admitidos en una unidad de cuidados intensivos, una tasa similar a la tasa de admisión en la UCI para adultos hospitalizados con el coronavirus.
* Un estudio de JAMA (Journal of the American Medical Association) publicado recientemente encontró que los bebés y los niños pequeños infectados con COVID-19 pueden tener una alta carga viral en sus gargantas y vías respiratorias, hasta 100 veces la cantidad de adultos.
La ciencia es clara: una reapertura de las escuelas cuando la pandemia continúa haciendo estragos provocará innumerables muertes entre estudiantes, padres, maestros y otros trabajadores escolares. En los países en que se han abierto las escuelas, las consecuencias han sido nefastas. Israel sufre actualmente una de las tasas per cápita más altas del mundo de nuevas infecciones, y muchos expertos atribuyen esto a la reapertura imprudente de las escuelas como un factor importante.
La experiencia de las escuelas secundarias de Georgia a principios de esta semana muestra la inutilidad de las limitadas medidas de distanciamiento social que los distritos citan para justificar la reapertura. Los estudiantes de la Escuela Secundaria North Paulding, desafiando la prohibición de la administración escolar sobre las fotos y los anuncios en los medios sociales, filtraron fotos de pasillos llenos de niños sin mascarillas en los primeros días de clases.
Los videos filtrados revelan una conspiración de la Junta de Educación del distrito para eludir una regulación del Departamento de Salud del estado que clasifica a cualquiera que haya estado a menos de seis pies de una víctima de COVID-19 durante 15 minutos o más como un contacto cercano. En el video filtrado, un miembro del consejo sugiere que los estudiantes cambien de asiento cada 14 minutos para evitar esta regulación.
Docenas de nuevos casos han sido confirmados en la Escuela Secundaria North Paulding y escuelas vecinas desde que las fotos filtradas se volvieron virales, probando que la situación en Georgia no es la excepción, sino la regla.
Tanto los demócratas como los republicanos afirman que están motivados únicamente por la preocupación de las necesidades académicas y emocionales de los niños. El lunes, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, utilizó esta falsa afirmación cuando rechazó el plan del tercer distrito escolar más grande del estado de tener clases sólo en línea durante el primer mes del semestre, y en su lugar exigió que los 223.000 estudiantes del área de Tampa asistieran a clases en persona el 24 de agosto.
La supuesta preocupación por el bienestar de los niños nunca previno que los políticos de ambos partidos patronales recortaran la financiación de la educación pública, cerraran escuelas y evisceraran los servicios vitales. Además, ninguno de ellos se atreve a hablar del daño psicológico permanente que se infligirá a los niños que pierdan a un maestro, padre o abuelo por el virus, o cómo se verán afectados social y emocionalmente cuando se les diga día tras día que socializar, abrazar y jugar en los parques (es decir, ser un niño) va contra las reglas.
La única razón por la que los demócratas y los republicanos quieren que los niños vuelvan a las escuelas es para que sus padres puedan volver a trabajar y reiniciar el flujo de ganancias corporativas necesarias para financiar el rescate masivo de Wall Street y las grandes empresas. Para que esta campaña homicida de regreso al trabajo se lleve a cabo, el virus debe ser normalizado, junto con la muerte que vendrá con él. O, como el presidente Trump dijo tan crudamente sobre el creciente número de muertes, “Es lo que es”.
Esta es la política de las clases dominantes de todo el mundo. Aunque actualmente hay más de 1.000 nuevas infecciones de coronavirus por día en Alemania, todos los Gobiernos estatales del país están aplicando despiadadamente la apertura de escuelas después de las vacaciones de verano. Las escuelas de por lo menos 20 países están planeando abrir para clases en persona el próximo mes, incluyendo Brasil, donde se están reportando casos récord y muertes casi a diario.
Los educadores, estudiantes, padres y trabajadores de todas partes no aceptarán, y no pueden aceptar, esta sentencia de muerte implícita. Frente a esta conspiración corporativa y política, solo la intervención independiente de la clase trabajadora puede salvar y salvará vidas.
Hay una creciente oposición entre estudiantes, padres, maestros y sectores más amplios de la clase trabajadora. En el último mes, ha habido una explosión de oposición a la reapertura insegura de las escuelas en los Estados Unidos y en todo el mundo, con protestas en todo el territorio de los Estados Unidos y huelgas de profesores en Colombia, Argentina, Haití y otros países. Han surgido docenas de grupos de Facebook en todo el mundo, desde Rhode Island a Texas, pasando por Sudáfrica, Reino Unido y muchos otros países, con un total de más de 300.000 miembros.
Esta resistencia debe ser organizada y dirigida. El Partido Socialista por la Igualdad insta a los educadores y a cada sección de los trabajadores a crear comités de seguridad de base, independientes de los sindicatos y de los dos grandes partidos empresariales, para preparar una huelga general con el fin de detener la reapertura de las escuelas, detener la propagación de la pandemia y evitar millones de contagios y muertes más.
Exigimos que todas las escuelas permanezcan cerradas hasta que el virus sea erradicado. Debe hacerse disponible una financiación plena para la educación pública y la instrucción en línea. Se les debe garantizar a todos los estudiantes y educadores el acceso a Internet de alta velocidad, la distribución de alimentos, atención de salud mental, el apoyo a la educación especial y todos los demás recursos necesarios para proporcionar una enseñanza a distancia de la mejor calidad. Al mismo tiempo, se debe proporcionar un ingreso completo a los padres que tienen que permanecer en casa con sus hijos.
El PSI y su movimiento juvenil, los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS, o IYSSE en inglés), están liderando esta lucha. Instamos a los profesores a que se pongan en contacto con nosotros para que les ayudemos a organizar su lucha. Hacemos un llamado a los estudiantes y jóvenes para que apoyen esta lucha y se unan al JEIIS. Profesores, personal educativo y padres, inscríbanse en el Boletín de Educadores del World Socialist Web Site para recibir información actualizada sobre esta lucha.
(Publicado originalmente en inglés el 12 de agosto de 2020)