Hace setenta y cinco años, el 8 de diciembre de 1941, 18 trotskistas fueron condenados a prisión por promover el derrocamiento del gobierno estadounidense. Aquí presentamos la primera parte de un artículo basado en un importante libro escrito por Donna T. Haverty-Stacke, intitulado Trotskyists on Trial: Free Speech and Political Persecution Since the Age of FDR (Trotskistas en el banquillo: Libertad de expresión y persecución política desde la época de Franklin Delano Roosevelt). Este artículo también utiliza archivos de la investigación independiente del juicio por parte del World Socialist Web Site, además de documentos previamente secretos del FBI, recopilados por Haverty-Stacke.
En su libro reciente, la profesora Donna Haverty-Stacke usa crónicas del primer proceso penal de la Ley Smith (Smith Act) y del FBI para investigar cómo es que esta agencia prepara el enjuiciamiento de los 29 miembros del Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Workers Party; SWP) en 1941.
Los documentos de la autora esclarecen considerablemente una época crucial en la historia del movimiento socialista. Además, les da una enorme autoridad a los documentos hechos públicos por el mismo Comité Internacional de la Cuarta Internacional en 1975 durante su investigación intitulada Security and the Fourth International (Seguridad y la Cuarta Internacional). Éstos revelaron que el Departamento de Estado y el FBI se reunían con Joseph Hansen, un importante líder del SWP, desde septiembre de 1940. En el contexto de los documentos de Haverty-Stacke, surge una interrogante central: ¿Qué explica la ausencia de Joseph Hansen de la lista de acusados en el juicio de la Ley Smith?
Joseph Hansen se reúne en secreto con el gobierno de Estados Unidos
La investigación Seguridad y la Cuarta Internacional publicó documentos que evidencian que Joseph Hansen comenzó a comunicarse con el gobierno estadounidense poco después del asesinato de Trotsky. Entre 1975 y 1978, la investigación planteó las siguientes interrogantes. ¿Por qué le interesaría a Hansen reunirse con el gobierno? Además, ¿por qué lo hizo sin avisarle a la dirección del SWP?
Hansen indica que se reunió con el FBI “una sola vez”, en el libro Healy’s Big Lie, (La gran mentira de Healy), la respuesta del SWP a la investigación del Comité Internacional.[31] Resulta que se logró comprobar lo contrario.
Hansen fue el asistente personal de Trotsky en Coyoacán, México, por tres años. Del pequeño grupo de estadounidenses en la casa de Trotsky, Hansen era el más involucrado políticamente y quien mantenía los vínculos más estrechos con la dirección del SWP. Diez días después de la muerte de Trotsky, acontecida el 21 de agosto de 1940, Hansen inicia contactos con la embajada estadounidense en la ciudad de México, con la intención de ganarse la confianza del gobierno estadounidense.
La cúpula del gobierno estadounidense seguía muy de cerca las reuniones con Hansen, asignando a estos tres individuos a la investigación: George P. Shaw, Robert McGregor y B.E. Sacket. Shaw, un importante diplomático del Departamento de Estado, había trabajado en los consulados estadounidenses de Tegucigalpa en Honduras y San Luis Potosí y Ciudad Juárez en México. Más adelante, se convertiría en embajador en Nicaragua, El Salvador y Paraguay.[32] McGregor, por su parte, era secretario del consulado estadounidense en México, mientras que Sacket era el agente encargado de la división neoyorquina del FBI.
Pocas semanas después del primer contacto con Hansen, J. Edgar Hoover comienza a supervisar personalmente las reuniones entre Hansen y sus agentes.
También se involucraron Raymond E. Murphy del Departamento de Estado y H.H. Clegg del FBI. Murphy era un agente con conexiones poderosas, quien más adelante impulsaría el proceso contra el supuesto espía J. Alger Hiss. Fue además el agente que le dio a Richard Nixon, entonces un congresista en el Comité de Actividades Antiamericanas (House Committee of Un-American Activities) y futuro presidente, información sobre Whittaker Chambers.[33] Clegg era un agente con una larga trayectoria en el FBI y que se convertiría en director adjunto del FBI.[34]
Los agentes del gobierno manejaron el asunto con delicadeza e interés. Shaw, en una carta al Departamento de Estado escrita el primero de septiembre de 1940 incluye un “memorándum sobre una charla que ocurrió el 31 de agosto de 1940 entre el cónsul McGregor de esta oficina y el señor Joseph Hansen, secretario del difunto León Trotsky”.
Dice el memorándum: “El señor Joseph Hansen, secretario del difunto León Trotsky, visitó el sábado por la mañana para discutir asuntos que tienen que ver con el asesinato del señor Trotsky”.
En la primera entrevista, Hansen informó a los oficiales del gobierno sobre el asesinato; además, les dijo que durante tres meses en 1938 se reunió con agentes de la GPU, la policía secreta de Stalin. El informe de McGregor sobre esa reunión del 31 de agosto dice que según Hansen “un agente de la GPU se puso en contacto con él y le pidió que abandonara la Cuarta Internacional y se hiciera miembro de la Tercera”. El informe cuenta que Hansen se había reunido con el agente “John” de la GPU durante tres meses.[37] Esa asombrosa declaración de Hansen atrajo gran atención.
El 4 de septiembre, regresa Hansen a la embajada estadounidense y le presenta al gobierno un “memorándum de la conversación”. El mismo día, Shaw le envía un segundo informe “estrictamente confidencial” al secretario de Estado estadounidense que dice: “tengo el honor… de enviar un documento de gran interés para el Departamento de Estado, una copia de un memorándum de conversación que nos entregó el señor Joseph Hansen el 4 de septiembre de 1940”.[38]
Dicho informe dice que “el señor Hansen le informó a un miembro de mi equipo” de los detalles del ataque del 20 de agosto contra Trotsky. Un memorándum añadido al informe dice que éste “dijo que estaría muy contento entregar al Consulado General una copia [de escritos inéditos de Trotsky]”. [39]
El 14 de septiembre, McGregor envía otra carta “estrictamente confidencial” al Departamento de Estado, diciendo que Hansen había regresado al consulado ese día para entregar al gobierno información confidencial. El informe comienza así: “El señor Joseph Hansen, secretario del difunto León Trotsky, vino esta mañana y nos mostró un memorándum, cuya fotocopia enviamos”.[40] Se trataba del “W Memorandum” –una lista de nombres de agentes de la GPU que el SWP había recibido de Whittaker Chambers, el exmiembro del Partido Comunista que más adelante ayudaría al gobierno a conducir la caza de brujas anticomunista de los años 40 y 50.
También indica la carta del 14 de septiembre que Hansen dio información al gobierno sobre Albert Goldman, quien sería uno de los acusados del juicio. El informe dice: “Hansen informa que Albert Goldman, abogado del difunto Trotsky, interrogó ayer a Jacson [Jacson era el alias de Ramón Mercader, asesino de Trotsky]. Jacson le dijo que el 13 de junio había enviado una valija vía Railway Express a la aduana de Nueva York, bajo su propio nombre…”. [41]
El 25 de septiembre 1940, un mensaje de la embajada estadounidense en México al Departamento de Estado en Washington, dice: “El señor Joseph Hansen, secretario del difunto señor Trotsky, llamó ayer a esta oficina …”. En esa llamada Hansen dio información que obtuvo después de “interrogar” a individuos ligados a Ramón Mercader, incluyendo a Sylvia Ageloff, joven miembro del SWP, que Mercader había seducido cuando intentaba entrar a la casa de Trotsky en Coyoacán.[42]
También el 25 de septiembre Shaw le escribe a Raymond E. Murphy del Departamento de Estado; su carta dice lo siguiente: “Nuevamente utilizo una carta personal para informarle del deseo del señor Joseph Hansen, secretario del difunto señor Trotsky, de establecer un mecanismo confidencial para comunicarse con Ud. y mediante Ud., a esta oficina desde la ciudad de Nueva York”. [43]
Shaw también dice que Hansen “cree que posiblemente reciba información de interés para el Departamento de Estado… Por lo tanto, quisiera que lo pusieran en contacto con alguien de vuestra confianza en Nueva York, a quién entregarle información con impunidad”.[44]
Respondiendo a la carta de Shaw con la solicitud de Hansen de pasar “información confidencial” a cambio de “impunidad”, Murphy hace una llamada telefónica a J.B. Little del FBI el 28 de septiembre. En una carta escrita el mismo día, Murphy le dice a su contacto en el FBI: “También tenemos entendido que Hansen desea el nombre de algún individuo con quien comunicarse, en caso de haber más información. Por lo tanto, nos gustaría que su oficina de Nueva York, asigne un agente que lo entreviste en unos diez días, cuando Hansen ya esté en Nueva York”.[45]
El mismo día, Murphy le escribe a George P. Shaw de la embajada: “en cuanto al deseo del señor Joseph Hansen de crear un mecanismo para comunicarse, lo puede hace conmigo y a través de mí con la oficina de ustedes… Sugiero que se le instruya al señor Hansen ponerse en contacto con el señor B.E. Sackett, cuarto 607, United States Court House, Foley Square, ciudad de Nueva York, y que use esa oficina como vínculo. El señor Sackett, agente encargado del distrito de Nueva York de la Oficina Federal de Investigación [FBI] desde su oficina de Washington, está desarrollando la investigación del caso Trotsky en Estados Unidos. El Departamento de Estado prefiere que se utilicen estos medios, ya que no tiene mecanismos propios para hacer una investigación de esta envergadura, como la que se necesita para este tipo de caso… El FBI ya está enterado de la salida del señor Hansen y, sin duda, lo contactará en Nueva York”.[46]
Shaw le escribe a Hansen el 30 de septiembre “respondiendo a la pregunta suya, antes de viajar a Estados Unidos”. Shaw le indica a Hansen que B.E. Sackett sería su “intermediario”. Una nota manuscrita de McGregor dice, “Querido Joe: Por favor confirmar el recibimiento de esta nota y describir condición al recibirla”, para cerciorarse que nadie, sea o no miembro del SWP, haya abierto esta carta para “Joe”.[47]
No tardó mucho en llegar la noticia del contacto con Hansen a cambio de impunidad a J. Edgar Hoover, quien se involucró personalmente en la supervisión de las reuniones con Hansen y en manejar su condición de informante.
El primero de octubre de 1940, Hoover le escribe a Sackett, confirmando que “Joseph Hansen, secretario del difunto León Trotsky, pronto viajará de la ciudad de México hacia Nueva York. Tiene la intención de hacer una investigación independiente del asesinato de Trotsky. Ha pedido consejos del Departamento de Estado, sobre cómo ponerse en contacto para proveer toda información que encuentre”.[48]
Hoover ordena al FBI aceptar la oferta de Hansen de proveer información con impunidad: “Si Hansen llama a la Oficina de Nueva York, hay que tratarlo con tacto. Debemos obtener toda la información y ayuda que nos dé en esta investigación. Por supuesto, no hay que darle ninguna información sobre la evolución de la investigación del FBI”.[49]
El 23 de octubre, Hansen le contesta a Shaw: “Recibí tu carta sobre el señor Sackett en buena condición. Lo visitaré pronto”. Así respondía Hansen a la carta de Shaw del 30 de septiembre, dejando saber que ningún miembro del SWP había interceptado la carta.[50]
Las declaraciones de dirigentes del SWP sobre las comunicaciones de Hansen
Hansen se reunió con el gobierno a espaldas de la dirección del SWP. Varios de sus líderes de ese entonces niegan haber sabido sobre los contactos de Hansen con el gobierno. Insisten además que nunca consideraron acercarse al FBI después de la muerte de Trotsky.
El 2 de junio de 1977, David North, el secretario nacional de la Liga Obrera (Workers League; WL), antecesora del Partido Socialista por la Igualdad en EE.UU., entrevistó a Felix Morrow, un acusado del juicio de la Ley Smith y miembro del Comité Político del SWP en 1940.
David North- Quisiera saber si Ud. se acuerda de los pasos que tomó el SWP para averiguar más sobre el asesinato, sobre cómo se llevó a cabo. Especialmente, si recibió alguna ayuda de cualquier tipo del gobierno americano.
Morrow- Ninguna.
DN- ¿Nada del todo?
Morrow- Nada.
DN- En su opinión, ¿qué actitud tomó el FBI hacia el asesinato?
Morrow- No estuvieron involucrados de ninguna manera.
DN- Bueno, que Ud. sepa, ¿hubo alguna política de parte del SWP de obtener ayuda del FBI?
Morrow- No hubiera habido ninguna razón. Fue un caso que se abrió y cerró inmediatamente. Estaba claro que Jacson lo había hecho. La única cuestión era asegurar que Jacson era un agente de la GPU.
DN- Ya veo. Entonces, que Ud. sepa, el SWP nunca intentó en ningún momento ponerse en contacto con el FBI.
Morrow- No, nunca.
DN- ¿Nada?
Morrow- De eso estoy seguro.
DN- ¿Seguro?
Morrow- Sí.
DN- Déjeme preguntarle algo: ¿Quién estaba a cargo, dentro del partido, de investigar la muerte de Trotsky? Sé que Goldman escribió un libro sobre el asesinato.
Morrow- Bueno, todos lo que fuimos parte—ya sabes, todo el Comité Político.
DN- Ya veo. ¿Joseph Hansen?
Morrow- Él estaba en México.
DN- ¿Y cuando regresa en septiembre de 1940?
Morrow- No era miembro del Comité Político.
DN- Y, por ende, ¿no le hubiesen dado ninguna responsabilidad en especial?
Morrow- No.
DN- ¿El nombre Sackett le suena familiar?
Morrow- No.
DN- ¿No significa nada para Ud.?
Morrow- No.
DN- Desde el punto de vista político, yo recuerdo que hubo problemas serios de represión contra el SWP y el movimiento obrero por la FBI. Antes de la guerra.
Morrow- Uh-huh.
DN- En 1940, más o menos en agosto, ¿ya había comenzado la represión en el caso de Minneapolis?
Morrow- Diría que sí.
DN- ¿De qué forma?
Morrow- No recuerdo detalles, pero Ud. sabe…
DN- Las cosas estaban calientes.
Morrow- Sí, calientes.
DN- Hacia principios de 1941, ¿se pusieron serias las cosas?
Morrow- Sí.
DN- En tal caso, ¿cómo hubiera visto el partido una actitud, tomando en cuenta la posición política de Trotsky sobre la defensa del Estado obrero, su actitud en relación al imperialismo y a Stalin, de qué manera juzgaría el liderazgo del SWP en ese entonces, el Comité Político, buscar apoyo en el FBI en términos de…
Morrow- Nunca se buscó apoyo en el FBI.
DN- Ya veo.
Morrow- Simplemente no existió.
DN- Pero, desde una perspectiva política, ¿Habría sido considerado fuera de lo ordinario?
Morrow- ¡Por supuesto!
DN- ¿…que alguien lo sugiriera?
Morrow- Sí.
DN- Pregunto porque esa cuestión aparece en documentos. Pero, para Ud., eso sería una total novedad.
Morrow- Cierto.
DN- Ya veo, y está Ud. seguro que nunca hubo ninguna autorización.
Morrow- Ninguna.[51]
Farrel Dobs y Morris Lewit, miembros del Comité Político en ese entonces, confirmaron lo que dijo Morrow durante el Caso Gelfand.[52] Cada uno de estos líderes del SWP atestiguó que no sabían nada de las reuniones secretas entre Hansen y el FBI.
El 11 de abril de 1982, el abogado de Gelfand, John Burton, interrogó a Farrell Dobbs.
Burton- ¿Supo Ud. que en 1940 el señor Hansen conversó cara a cara con el FBI en la ciudad de Nueva York?
Dobbs- No lo supe…
Burton- ¿Hablo Ud. con el señor Hansen sobre sus reuniones con el FBI?
Dobbs- Ya le dije que no sé nada de eso.[53]
Morris Lewit, dirigió el SWP cuando Cannon, Morrow, Dobbs y los otros estaban en prisión. Fue interrogado el 13 de abril de 1982 e hizo una declaración similar.
Burton- En ese entonces, ¿supo Ud. si Hansen se había reunido o no con el FBI en la ciudad de Nueva York después del asesinato de Trotsky?
Lewit- Tal vez me di cuenta de las declaraciones y documentos de los Healyites. No sé.
Burton- ¿Consideraba Ud. en ese tiempo que esa acusación era una mentira?
Lewit- Una mentira no, pero sí sé que todo lo que Joe hacía era con el conocimiento de los líderes del partido y bajo su dirección. Él era esa clase de persona.[54]
Hansen no le informó a los dirigentes del SWP sobre sus reuniones con el FBI. Un informe escrito el 9 de diciembre de 1940 por M.R. Griffin, un agente especial del FBI, contiene detalles de una visita que hizo el agente a la sede del SWP.
“El que escribe entrevistó a James P. Cannon y a Joseph Hansen sobre el caso Trotsky. Los dos le dijeron que no tenían ninguna información para compartir. Se mostraron muy renuentes a discutir el caso y dieron respuestas muy breves a las preguntas de este agente”.
Al contrario, los informes internos del gobierno estadounidense indican que Hansen no mostró ninguna renuencia para hablar con agentes del gobierno en privado. Hansen se quedaba callado sólo encarando al FBI en compañía de Cannon.
La cronología de las reuniones de Hansen con el gobierno
En Trotskyists on Trial, Donna Haverty-Stacke aporta evidencia de que ocurre un cambio fundamental en la infiltración del SWP por el FBI en el otoño de 1940, justo cuando Hansen establece su contacto con el FBI. Roy T. Noonan, un agente del FBI, declara en el juicio de la Ley Smith que esa agencia ya había creado archivos específicos sobre líderes claves del SWP “hacia fines de 1940”.[55] (nuestro énfasis)
Durante el contrainterrogatorio, el abogado del SWP, Goldman, tiene el siguiente intercambio con Noonan:
Goldman- De lo que usted sabe, ¿cuánto antes de eso es que comienza la investigación?
Noonan- Sé que existía una investigación en febrero y marzo [1941]; sé que teníamos información de algunos de los acusados desde mucho antes.
Goldman- ¿Cuánto antes?
Noonan- Sé que la teníamos en noviembre de 1940.[56]
La fecha de noviembre de 1940 también concuerda con las conclusión de Haverty-Stacke de que la decisión de iniciar el proceso penal ocurre, “con base en la investigación independiente del FBI desde el otoño de 1940”.[57]
Haverty-Stacke pone el dedo en que esta infiltración se intensifica en la primavera de 1941, una época en que las oficinas nacionales del SWP en Nueva York estaban “muy penetradas por informantes en puestos claves.”[58] “El FBI acechaba muy de cerca la célula de Nueva York en particular”,[59] agrega la autora.
Hansen le escribe a George P. Shaw el 23 de octubre de 1940 diciendo que iba a visitar al agente Sackett pronto en su oficina en Nueva York. Hansen había solicitado la reunión con el propósito explícito de “dar información” al gobierno con “impunidad”.
Hansen regresa a la ciudad de Nueva York justo en “el otoño de 1940”. El agente Noonan pone énfasis en “noviembre 1940”, otoño en el hemisferio norte. Esas fechas coinciden con el regreso de Hansen a EE.UU. y con el dato de que éste promete el 23 de octubre visitar a Sackett pronto, es decir, a fines de octubre o principios de noviembre de 1940.
La crónica pública de las comunicaciones entre Hansen y el FBI cesa después de la nota del 23 de octubre. Hansen vuelve a Nueva York; la relación se hace más íntima, sujeta a mayor confidencialidad, por lo que el público no puede tener acceso al resto de las comunicaciones.
Hansen solicita “impunidad”
La obra de Haverty-Stacke contextualiza el peculiar lenguaje que utiliza Hansen al solicitar “impunidad” a cambio de información al gobierno. Según el diccionario Black’s Law Dictionary, en inglés, la palabra “impunity” [impunidad] significa: “Estar exento de castigo; inmunidad de los efectos perjudiciales de acciones propias”.[60] La solicitud de Hansen de protección legal se refiere sólo a sí mismo. No hubiera hecho esa petición de haber estado actuando con el visto bueno del SWP.
Existen dos razones tras la solicitud de Hansen de eximirse del castigo del gobierno.
La primera tiene que ver con la desaparición de George Mink. J. Edgar Hoover da indicaciones específicas que hay que interrogar a Hansen sobre la desaparición de Mink, un agente estalinista que desaparece en 1940. Se presume que fue asesinado. Los vínculos con la GPU que Hansen reconocía, le dan al FBI suficiente razón para creer que éste estaba ligado a la desaparición de Mink. En una carta a Sackett del primero de octubre de 1940, Hoover le informa a su agente sobre los vínculos de Hansen con la GPU y de su posible conocimiento de la desaparición de Mink.
Hoover escribe, “El departamento de Estado nos ha hecho llegar información que hace sospechar que Hansen y sus socios liquidaron a George Mink hace seis meses, poco antes del primer ataque contra Trotsky en mayo 1940; que lo ataron y lo tiraron en el cráter de un volcán a cincuenta kilómetros de la ciudad de México… hay que tratarlo con tacto. Debemos obtener toda la información y ayuda que nos dé en esta investigación. Por supuesto, no hay que darle ninguna información sobre la evolución de la investigación del FBI. Sin embargo, debe hacerse lo que sea posible para determinar la veracidad del reporte sobre George Mink”.[61]
Al FBI le interesaba Mink porque era un conocido agente de la GPU y un ciudadano estadounidense. Mink, un exchofer de taxi de Filadelfia, había visitado varias veces Moscú y Europa. Lo encarcelaron en Dinamarca en 1935, acusado de ser un espía estalinista. Luego de que lo dejaran libre, Mink pasó a trabajar para la GPU en España durante la guerra civil. El anarquista Carlo Tresca había acusado a Mink de asesinar al profesor anarquista Camillo Berneri en Barcelona bajo órdenes de la GPU.[62] Le era muy importante al FBI dar con su paradero.
Nada sugiera que los trotskistas hayan acabado con Mink. Cuando Hoover menciona a Hansen y “sus socios”, se refiere a la GPU, que sospecha haber asesinado a Mink. Los trotskistas no lo habrían hecho. Era cuestión de principios para ellos no asesinar a sus enemigos. Además, no tenían ni los recursos, ni el entrenamiento para matar a un bien entrenado asesino de la GPU. El ataque a la casa de Trotsky en Coyoacán por un equipo de asesinos estalinistas en mayo de 1940 y la inhabilidad de los guardias para responder a las balas dan una idea de la falta de experiencia de la guardia de defensa de Trotsky.
Hansen podría haber tenido una segunda razón para solicitar exención de castigo, una asociada a la posibilidad de que el gobierno iniciara el proceso contra el SWP. El asesinato de Trotsky había sido el pretexto de Hansen para ligarse al gobierno, en un momento en el que el FBI ya estaba monitoreando a los trotskistas y considerando iniciar el proceso penal contra ellos. Al solicitar impunidad legal, Hansen se aseguraba de que ninguna de sus actividades previas sería utilizada en su contra. El hecho de haber estado en el estrado como un acusado ni un testigo, demuestra, que al final de cuentas, sí recibió impunidad.
La ausencia de Joseph Hansen en el juicio de la Ley Smith
La teoría de la fiscalía para procesar legalmente a los 29 miembros del SWP se basaba en demostrar el vínculo entre el presunto conspirador en jefe, León Trotsky, y el partido. Para eso necesitaban demostrar con cada detalle todas las conexiones entre Trotsky, que vivía en las afueras de la ciudad de México y el SWP.
Durante varios días, la fiscalía intentó demostrar los lazos entre los acusados y Trotsky, valiéndose de toda la evidencia obtenida a lo largo de meses con la ayuda de un sinnúmero de testigos e informantes.
Además de los cientos de páginas documentando el apoyo político del SWP al programa de Trotsky, las pruebas incluían:
- Una foto de marzo de 1939 en la que aparecen James Bartlett, el acusado Harry DeBoer y sus esposas acompañando a Trotsky en México.
- Testimonio de que el acusado Emil Hansen había viajado a la ciudad de México para recibir consejos de Trotsky sobre la creación de guardias sindicales de defensa.
- Testimonio de que los acusados Vincent R. Dunne y James Cannon habían visitado a Trotsky a principios de 1939, acompañados por Max Shachtman, para discutir la formación de guardias sindicales.
- Testimonio de que el acusado Jake Cooper había sido un guardia de Trotsky en Coyoacán.
- Evidencia que demostraba que el acusado Carl Skoglund manejó su coche a Texas en 1938 con un grupo de dirigentes del SWP, quienes luego visitaron a Trotsky.
- Documentos de un taller de automóviles de Texas, demostrando que un coche Pontiac del Local 544 del sindicato Teamsters, conducido por Vincent R. Dunne, se descompuso en enero 1938 de camino a México desde Minneapolis.
- Testimonio de que el acusado Farrel Dobbs les dijo a miembros del SWP de Minneapolis que se necesitaban guardias para defender a Trotsky en la ciudad de México.
- Testimonio de que Dobbs visitó a Trotsky en la ciudad de México.
- Una foto de Trotsky del primero de agosto de 1938, firmada por Trotsky y con la dirección del domicilio de Vincent R. Dunne.
- Testimonio de que el acusado Albert Russel poseía una foto de Trotsky en su oficina.
- Un informe sobre el discurso de Cannon conmemorando a Trotsky poco después de su asesinato, donde describe haber visitado a México para fortalecer el equipo de guardia de su casa.
Joseph Hansen es la piedra angular de la presentación del gobierno. Hansen vivió en la casa de Trotsky en Coyoacán. Fue su secretario político entre 1937 y el día en que lo asesinaron, el 20 de agosto 1940. Participaba diariamente en discusiones políticas con Trotsky y supervisaba los mensajes entre el SWP y Coyoacán. Por seguridad, muchas de las cartas de Trotsky llevaban la firma de Hansen.
El vínculo entre el SWP y Trotsky se personificaba en la figura de Hansen, justamente la cuestión legal que el gobierno intentaba demostrar. Conocía muy de cerca las discusiones entre la dirección del SWP y Trotsky sobre la escisión con la facción de Burnham y Shachtman en 1939-1940, la evolución de la línea del partido sobre el servicio militar en la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo de las ideas sobre la creación de Guardias de Defensa Sindical. El gobierno utiliza una y otra vez cada una de esas cuestiones, especialmente las últimas dos, para demostrar que el SWP y Trotsky conspiraban para derrocar el gobierno estadounidense.
Los fiscales del gobierno estaban al tanto del papel de Hansen como secretario de Trotsky. Se menciona su nombre muchas veces durante el proceso. Desde el punto de vista de la fiscalía, es inexplicable que Hansen nunca haya sido puesto en la lista de testigos.
De haber sabido de las reuniones entre Hansen y el FBI, los abogados defensores del SWP hubieran utilizado esa valiosa información durante el juicio.
En primer lugar, habría sido una gran vergüenza para el gobierno de Roosevelt de conocerse que su gobierno se reunía con alguien del grupo que ahora acusaba de conspirar para derrocar al gobierno.
En segundo lugar, el hecho de que el FBI se había infiltrado en la cúpula del SWP antes de que se iniciara el proceso, hubiera sido evidencia del montaje que era este proceso, además de su carácter antidemocrático.
La defensa hubiese exigido declarar el juicio nulo con base en que las reuniones secretas hacían imposible diferenciar los planes auténticos del SWP y las sugerencias plantadas por agentes del gobierno y del FBI. Se podría haber argumentado que la prueba de las reuniones con Hansen demostraba la intención del FBI para atrapar al SWP en una conspiración; todo el proceso hubiera perdido legitimidad.
Por últmo, el SWP habría utilizado las reuniones con Hansen para desenmascarar la telaraña de infiltración estatal en el SWP, interrogando bajo juramento a testigos del gobierno sobre los agentes encubiertos e informantes que funcionaban dentro del partido. Posiblemente el SWP habría transformado el proceso en una denuncia de espionaje contra el gobierno. La cuestión de la infiltración y espionaje del gobierno contra el movimiento obrero a fines de la década de 1930 y a principios de la de 1940 era de mucha importante. Esta cuestión llegó a producir miles de páginas de declaraciones ante el subcomité de libertad civil del Comité de Educación y Trabajo del Senado, que dirigía el senador del estado de Wisconsin, Robert LaFollete.[63]
¿Qué es un conspirador para la fiscalía?
Como parte de su argumento, el fiscal Anderson declara la culpabilidad de Albert Goldman por “pertenecer al comité de redacción de la revista Fourth Internacional, junto con James P. Cannon, Felix Morrow, Joe Hansen –secretario de León Trotsky— y otros…”.[64]
Si el gobierno declaraba que Goldman era un supuesto conspirador por el solo hecho de que era parte del comité de redacción, junto con Hansen, el “secretario de León Trotsky”, eso significaba legalmente que Hansen también satisfacía la definición de conspirador. Es más, el gobierno introdujo como evidencia un artículo de Hansen intitulado “Wall Street’s War, not Ours” (La guerra es de Wall Street, no nuestra).[65] O sea que el gobierno sostenía que los artículos de Hansen impulsaban la conspiración criminal para derribar al gobierno. Hay más: el gobierno utilizaba el nombre familiar “Joe” cuando la prensa del partido usaba “Joseph Hansen”. Ni a Albert Goldman, ni a James Cannon, ni a Felix Morrow se los llamaba “Al”, “Jim”, o “Fritz”; pero el gobierno usa “Joe” en referencia a Joseph Hansen.
Según el estatuto criminal de Estados Unidos, todos los que participan en una conspiración cargan con la responsabilidad de todo lo que hagan los conspiradores relacionado con la conspiración. Existe una excepción. Como lo admite el gobierno durante el mismo juicio, un conspirador puede limpiarse de complicidad sólo si “actúa afirmativa y efectivamente para desasociarse de ese grupo criminal”.[66]
La manera más usual de tal acto “afirmativo”, en la ley criminal estadounidense, es delatar a los otros miembros de la conspiración.
La infiltración del FBI en el SWP en la posguerra
Incluso con los principales líderes del SWP encarcelados, la preocupación del FBI es que el partido sigue siendo una gran fuerza revolucionaria. Por lo tanto, acelera su infiltración, la cual había comenzado para prepararse para el juicio de 1941. Con base en toda la información obtenida en el otoño de 1940, el FBI teje los hilos de una enorme red de informantes para darle al gobierno una vista clara del funcionamiento del SWP y de la Cuarta Internacional.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Hoover considera que el SWP sigue siendo una fuerza política importante. Un ejemplo de su preocupación es una carta que le envía a Wendel Berge, el fiscal general adjunto, en mayo de 1943, señalando que el SWP había organizado una manifestación contra la película de propaganda estalinista, Mission to Moscow (Misión a Moscú).
“Se ha obtenido información que, en la tarde del 30 de abril de 1943, miembros de esa organización [SWP] protestaron en las afueras del estreno de la película ‘Mission to Moscow’, en el Teatro Hollywood de la ciudad de Nueva York”, dice el memorándum.
Hoover menciona las palabras exactas de los eslóganes del SWP y se refiere a un folleto que el SWP distribuyó en el evento. Indica además que, “James P. Cannon, el secretario nacional del SWP, y otros 20 miembros del partido estuvieron presentes en la protesta, pero no participaron en el piquete. Muchos de los folletos arriba mencionados fueron a parar en las manos de miembros de las fuerzas armadas”.
En 1945, Hoover desobedece una orden del Departamento de Justicia prohibiendo más investigaciones sobre el SWP. Pareciera que las fuentes de información establecidas desde “noviembre de 1940” hasta la primavera de 1941, siguieron trabajando a largo plazo para el FBI. Hoover había impedido su desenmascaramiento durante el juicio de la Ley Smith.
Nos dice Haverty-Stacke que, para julio de 1945, el FBI “acechaba con sed de venganza al SWP”. “[Hoover] sigue recolectando informes de agentes de todas partes del país, que tenían estrechos lazos con informantes bien colocados”.[67] Para finales de la década de 1940, según la autora, Hoover le “escribía continuos mensajes al fiscal general, poniendo énfasis en el posible peligro y supuesta actividad criminal del partido y de miembros como Cannon y Carlson. Los informes de los agentes también eran enviados con regularidad al Departamento de Justicia”.[68]
Esos “informantes bien colocados” en la dirección del SWP continuaron ocupando sus puestos y no fueron desenmascarados durante el juicio de la Ley Smith.
Todo indica que los informantes en la sede nacional del SWP en la ciudad de Nueva York, y en otras ciudades, observaban toda la correspondencia que pasaba de una sede y dirigencia de sección a otra. Los informes del FBI incluyen descripciones detalladas de cada sesión plenaria, de cada conferencia, como también de las posiciones políticas de diferentes camaradas. Los informantes también proveían informes detallados de la labor de los trotskistas de todo el mundo, incluyendo en Europa oriental y en países bajo dictaduras militares.[69]
Algunos de esos informes de los agentes encubiertos de 1946 a 1948 llegaban a 60 y hasta 80 páginas. Incluían muchísimos párrafos sobre miembros del partido, sus domicilios, las edades de sus niños, sus empleos, lugares de nacimiento, sus ciudadanías, y detalles de sus relaciones personales y vidas íntimas.
Durante esos años, los agentes del FBI preparaban informes detallados de las actividades de los miembros más importantes. Existen largos informes sobre Cannon, Vincent Dunne, Grace Carlson y Farrell Dobbs. Esos eran sólo algunos de los que fueron vigilados de cerca luego de su salida de la prisión.
Un ejemplo de la capacidad del FBI de intensificar su penetración en el SWP es la carta de Hoover al fiscal general, enviada el 12 de junio de 1948. “En estos momentos se lleva a cabo una extensa investigación del SWP; creemos necesario investigar esta Convención Nacional del partido. Por lo tanto, se solicita que Ud. autorice utilizar equipo técnico para inspeccionar mejor la convención nacional del SWP en el Irving Plaza Hotel, ciudad de Nueva York, del primero al 5 de julio, 1948”.[70]
El andamiaje de la infiltración del FBI durante la posguerra era así: El nivel más alto de información llegaba des unos 20 “informantes confidenciales” en contacto personal y regular con agentes del FBI. Las crónicas del FBI indican que éstos informaban sobre reuniones y disputas políticas y sobre el estado del movimiento trotskista alrededor del mundo. Algunos de ellos, con nombres en clave como “T-1”, “T-4”, “T-19”, y “ND 452”, conocían detalladamente a la dirección de todas las células y evidentemente ocupaban posiciones importantes en la dirección del SWP.
Tan valiosos eran estos informantes que las notas del FBI indican que “no estaban en posición de atestiguar” en caso de que el gobierno decidiera iniciar algún otro proceso penal. El hecho que el FBI recibía informes completos de las reuniones del Comité Político y de sesiones plenarias del partido de varias fuentes confidenciales indica que existían agentes del gobierno hasta en la cúpula directiva.
Debajo de este grupo, se encontraba una red de fuentes de menor nivel y agentes encubiertos en el SWP en diferentes localidades. Éstos daban información a sus “manejadores” sobre actividades regionales, diferencias políticas y la vida de los miembros. El FBI tenía una sarta de agentes en todas las regiones donde el partido actuaba.
Escribe Haverty-Stacke que la infiltración del SWP durante los años 1938-1941 estructuró un programa de infiltración de varias décadas. Las solicitudes de Hoover de espionaje fueron autorizadas por el Departamento de Justicia “más allá de 1948”. Es más, “a medida en que se calentaba la Guerra Fría, más se intensificaba el acecho de Hoover contra el SWP. La investigación del partido se ampliaba junto con el crecimiento de sentimientos anticomunistas y de la nueva maquinaria creada para impulsar tales sentimientos a principio de los años 50 que se convirtieron en sellos distintivos del Segundo Red Scare (Espectro o Temor Rojo)”.[71]
Haverty-Stacke se refiere a la acción legal de 1973 del SWP contra las operaciones del FBI en su contra, bajo el programa COINTELPRO en 1961. Nos informa que entre 1961 y 1976, el FBI utilizó 1.300 agentes contra el SWP. Éstos se apoderaron de más de veinte mil documentos del partido y condujeron más de 200 allanamientos de morada e incautaciones ilegales. En 1986, un juez federal falló que el FBI “era culpable de violar los derechos constitucionales del SWP… y de sus miembros” y recompensó al SWP con $264.000.[72] Haverty-Stacke indica que, “teniendo acceso a los archivos del FBI, el juez [Thomas Griesa, del tribunal de distrito] confirmó que la investigación del FBI había comenzado en 1940”.[73]
Sin embargo, aun en medio de hacer esta denuncia legal, el SWP expulsa a Alan Gelfand, uno de sus miembros, por pedirle al partido que explique las comunicaciones entre Hansen y el FBI en 1940. El SWP denuncia a Gelfand, llama una “gran mentira” la investigación del Comité Internacional, llamada Seguridad y la Cuarta Internacional, y colabora con el gobierno para proteger a agentes conocidos de la policía secreta de la Unión Soviética, la GPU, para que no declararan sobre la infiltración estalinista del SWP. Hansen muere en las semanas previas al inicio del Caso Geldfand.
Existe una cantidad enorme de evidencia, directa y circunstancial, acerca de los vínculos de Joseph Hansen con el gobierno. Durante el juicio de Gelfand, su abogado describió la evidencia contra Hansen:
“La prueba descansa en un complicado entretejimiento de evidencia circunstancial que inevitablemente apunta al nexo entre la infiltración del SWP por agentes del gobierno federal y la expulsión del demandante. La realidad del caso está arraigada en grandes acontecimientos históricos. Se trata de una espiral que con cada vuelta se remonta al pasado, incorporando a un número cada vez mayor de individuos, incluyendo al mismo Trotsky y a los que estaban más cerca de su persona durante su último y heroico exilio. Si existiera un camino más directo y menos difícil a la verdad, el demandante lo hubiera tomado. Al fin de cuentas, cuando cada dato se añade al dato anterior, y es evaluado en relación a otros, es inevitable concluir que ocurre algo malo, muy malo en la dirigencia del SWP”.
Ya existe una crónica de documentos que demuestran el comienzo de la relación confidencial de Hansen con el FBI. Todavía quedan por salir a la superficie documentos que muestren el fin de esa relación.
Los defensores de Hansen nunca han respondido a toda esta evidencia.
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Notas:
[31] Hansen, Joseph, Healy’s Big Lie: The Slander Campaign Against Joseph Hansen, George Novack, and the Fourth International: Declaraciones y Artículos, (New York: National Education Dept., Socialist Workers Party, 1976), impreso, p. 14. (nuestra traducción al español)
[32] Political Graveyard; datos sobre George Price Shaw; haga clic en http://politicalgraveyard.com/bio/shaw.html; Departamento de Estado; History Office of the Historian; datos para George Price Shaw, haga clic en https://history.state.gov/departmenthistory/people/shaw-george-price?. (nuestras traducciones al español)
[33] Morgan, Ted. A Covert Life: Jay Lovestone: Communist, Anti-Communist, and Spymaster, (New York, New York: Random House, 1999), copia impresa p. 149. (nuestra traducción al español)
[34] Historical G-Men: “1930s FBI Biographies and More.” Entrada sobre H. H. Clegg, haga clic en http://historicalgmen.squarespace.com/agents-of-the-30s-biographie/. (nuestra traducción al español)
[35] Carta de George P. Shaw al secretario de Estado con el memorándum de conversación entre Robert G. McGregor y Hansen, 1º de setiembre,1940. (Citado en The Gelfand Case: A Legal History of the Exposure of U.S. Government Agents in the Leadership of the Socialist Workers Party. Vol. 1. Detroit, MI: Labor Publications, 1985. impreso, p. 7). (nuestra traducción al español)
[36] Id. (The Gelfand Case 8).
[37] Ibid.
[38] Carta de George P. Shaw al secretario de Estado, conteniendo memorándum de archivo perteneciente a Robert G. McGregor, 4 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 10).
[39] Ibid.
[40] Memorándum de Robert G. McGregor sobre conversación con Joseph Hansen, 14 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 13).
[41] Id. (The Gelfand Case 14).
[42] Carta de George P. Shaw al secretario de Estado, 25 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 19).
[43] Carta de George P. Shaw a Raymond Murphy, Departamento de Estado, 25 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 21).
[44] Ibid.
[45] Carta de Raymond E. Murphy a J.B. Little, Federal Bureau of Investigation, 28 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 23).
[46] Carta de Raymond E. Murphy a George P. Shaw, 28 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 24-25).
[47] Carta de George P. Shaw a Joseph Hansen, 30 de setiembre, 1940 (The Gelfand Case 26).
[48] Carta de J. Edgar Hoover a B.E. Sackett, agente especial, 1º de octubre, 1949 (The Gelfand Case at 29).
[49] Id. (The Gelfand Case at 29-30).
[50] Carta de Joseph Hansen a George P. Shaw, 23 de octubre, 1949 (The Gelfand Case at 31).
[51] Entrevista de David North con Felix Morrow, 2 de junio, 1977.
[52] El Caso Gelfand (Gelfand case) fue una demanda civil de Alan Gelfand, miembro expulsado del SWP por haber hecho preguntas sobre los contactos entre Hansen y el FBI y la GPU. Gelfand acusó al gobierno estadounidense de violar su derecho constitucional (Primera Enmienda) de asociación y libre expresión, haciendo uso de sus agentes dentro del SWP para expulsarlo de un grupo político.
[53] Declaración de Farrell Dobbs, Gelfand v. Smith et al., 178, 182. (nuestra traducción al español)
[54] Declaración de Morris Lewit, Gelfand v. Smith et al ., 144.
[55] Contrainterrogatorio del Agente Roy T. Noonan, US v. Dunne et al ., 372. (nuestra traducción al español)
[56] Contrainterrogatorio del Agente Roy T. Noonan, US v. Dunne et al ., 371-372.
[57] Haverty-Stacke 61.
[58] Id. 155.
[59] Id. 154.
[60] Black’s Law Dictionary (9th ed.) 826. (nuestra traducción al español)
[61] Carta de J. Edgar Hoover a B.E. Sackett, agente especial, 1º de octubre, 1940 (The Gelfand Case at 29-30).
[62] Dewar, Hugo. “Ch 7: The Lady Vanishes.” Assassins at Large, Being a Fully Documented and Hitherto Unpublished Account of the Executions Outside Russia Ordered by the GPU, (Boston: Beacon, 1952), impreso. (nuestra traducción al español)
[63] Ver The Labor Spy Racket, por Leo Huberman, U.S. Congress Senate Committee on Education and Labor, Modern Age Books, NY, NY, 1937. (nuestra traducción al español)
[64] Alegato final, fiscal Anderson, US v. Dunne et al., 2492.
[65] Testimonio de James Bartlett, US v. Dunne et al., 228.
[66] Alegato final, fiscal Anderson, US v. Dunne et al., 2457.
[67] Haverty-Stacke 204.
[68] Ibid.
[69] Ver cuadros 109 y 110, SWP 146-1-10, incluyendo por ejemplo el informe del FBI 100-4013, New York.
[70] 12 de junio 1948 Memorándum para el fiscal general, RE: Socialist Workers Party—Internal Security—SWP, Box 110 SWP 146-1-10. (nuestra traducción al español)
[71] Haverty-Stacke 204.
[72] Id. at 220.
[73] Ibid.