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La siguiente declaración se distribuirá el 25 de octubre en Washington, D.C., San Francisco y en otras ciudades durante las manifestaciones organizadas para protestar la guerra contra Irak y la ocupación del mismo. Le rogamos a nuestros lectores y simpatizantes que la descarguen y la distribuyan en sus regiones. Se puede descargar en formato PDF.
El 25 de octubre, miles de personas marcharán en Washington y en otras ciudades para manifestarse en oposición a la política de guerra y conquista del gobierno de Bush en Irak. El Partido Socialista por la Igualdad aboga por el establecimiento de un movimiento internacional contra la guerra basado en la clase obrera.
Hace seis meses que Bush declaró que los mayores combates habían acabado, y ha llegado la hora para poner en tela de juicio las varias estrategias que hasta ahora han sido las bases del movimiento contra la guerra. Los dirigentes de las manifestaciones de masas durante el período justamente previo a la guerra abogaron por una estrategia basada en la protesta y en ponerle presión a las instituciones, gobiernos y partidos políticos de la clase gobernante. ¿Cuáles han sido los resultados?
La guerra se llevó a cabo en desafío de las mayores manifestaciones anti guerra en la historia del mundo. Estas protestas claramente expresaron los deseos de la mayoría de la población mundial. Pero el gobierno de Estados Unidos siguió adelante con sus planes y acciones militares, obedeciendo así al único sector que activamente había abogado por la guerra: las empresas estadounidenses, que dominan a los dos partidos políticos y a la prensa.
Esta experiencia muestra que la lucha contra la guerra no requiere simplemente una estrategia basada en ilusiones que a la clase gobernante se le puede persuadir que abandone su política bélica y militarista. Más bien requiere una lucha política por el poder en contra de los gobiernos responsables por la agresión.
El papel del Partido DemócrataEsto significa que la oposición no puede limitarse solamente a Bush, Cheney, Rumsfeld y sus demás compinches. También debe tomar en cuenta al Partido Demócrata, que comparte responsabilidad política por la guerra. Hace un año que los dirigentes Demócratas en el Congreso nacional respaldaron la resolución que le concedió a Bush la autoridad para lanzar la guerra. Y seis meses atrás, por voto abrumadoramente mayoritario, aprobaron $79,000 millones para financiar la conquista de Irak.
Los auspiciadores de la marcha en Washington el 25 de octubre recientemente recurrieron al Congreso para que éste rechazara los $87,000 millones que Bush ha exigido para continuar la ocupación de Irak. A los pocos días de peticionar al Congreso, ambas cámaras del Congreso aprobaron los deseos de Bush por mayorías apabulladoras: 87 a 12 en el Senado y 303 a 125 en la Cámara de Diputados. La gran mayoría de los senadores Demócratas y el 50% de los Demócratas en la Cámara de Diputados aprobaron el proyecto de ley.
Bush mintió para ocultar las verdaderas razones para la guerra—es decir, la conquista de los recursos petrolíferos de Irak y asegurar una base estratégica clave en el Oriente Medio—puesto que el pueblo de Estados Unidos no habría aprobado una guerra basada en semejantes objetivos. Los políticos Demócratas comparten estas razones ocultas. El Partido Demócrata, no menos que los Republicanos, es un partido del imperialismo estadounidense que defiende los "intereses nacionales" de las empresas y los bancos gigantes.
Puede que Howard Dean, candidato de mayor popularidad para postularse para la presidencia en 2004, quiera hacerse pasar por acérrimo adversario a la guerra, pero apoya la ocupación de Irak, como también la apoya el General Wesley Clark, jefe de las fuerzas militares de OTAN durante el bombardeo blitzkrieg de Yugoslavia. Estos candidatos hablan con lengua de serpiente: por un lado sostienen que la guerra es innecesaria e ilícita, pero por otra aprueban la continuación del dominio de Estados Unidos sobre el país y sus riquezas petrolíferas.
El Demócrata Dennis Kucinich se ha declarado ferozmente contra la guerra, pero la agresividad de su postura es completamente superficial. Ha abogado por el retiro inmediato de las tropas estadounidenses de Irak, pero aboga para que una fuerza de paz, bajo dirección de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reemplaze las tropas estadounidenses. Es decir, Kucinich simplemente propone sustituir un dominio colonial por otro. ¿Acaso es más humanitario que los iraquíes sean ametrallados y asesinados por tropas turcas o paquistanis en vez de tropas estadounidenses y británicas?
La ONU de ninguna manera representa una fuerza de paz. Funciona como instrumento de las potencias imperialistas. Durante el período justamente antes de comenzar la guerra, Francia, Alemania y Rusia bloquearon la resolución que autorizaba a Estados Unidos a atacar a Irak. Pero la acción de estas naciones fue sólo para defender sus propios intereses, que se vieron amenazados por el dominio de Estados Unidos sobre el Golfo Pérsico y sus recursos petrolíferos. Desde ese entonces, se han adaptado al nuevo papel de Estados Unidos en la región.
El Consejo de Seguridad de la ONU no sólo ratificó la conquista de Irak por parte de Estados Unidos, sino que recientemente adoptó una resolución que acepta la ocupación de Irak a largo plazo. La ONU acepta como hecho incontrovertible la transformación de Irak en colonia de Estados Unidos.
El Partido Socialista por la Igualdad (PSI) absolutamente niega que la ocupación de Irak sirve los intereses del pueblo de Estados Unidos. Al contrario; esta ocupación colonial inevitablemente conducirá a mayores sacrificios cuyo precio, en términos de sangre y dinero, será pagado por la clase obrera de Estados Unidos. Más y más jóvenes estadounidenses perderán sus vidas o serán heridos mientras se intensifican las agresiones contra las condiciones sociales—los empleos y estándars de vida—de los trabajadores. Los $87,000 millones que Bush pide es solamente el pago inicial por adelantado.
Mientras más Estados Unidos aprieta las garras sobre Irak, mayores serán las aventuras militares que el gobierno de Bush emprenderá. La campaña de mentiras y propaganda contra Siria, Irán y Corea del Norte muestra cuales serán los próximos blancos de la agresión de Estados Unidos. En el interior de Estados Unidos mismo, la expansión del militarismo es una amenaza a todos los derechos democráticos del pueblo estadounidense; derechos que ya han sido socavados por las medidas represivas adoptadas en nombre de la "guerra contra el terrorismo".
La estrategia para luchar contra el militarismo y la guerraExiste sólo una gran fuerza social en Estados Unidos y en todos los rincones del mundo cuyos intereses irreconciliablemente se oponen al imperialismo de la clase gobernante, que tiene el poder para ponerle fin a las guerras imperialistas una vez por todas: la clase obrera.
Una lucha seria contra la guerra debe basarse en la movilización política del pueblo trabajador en contra del gobierno de Bush y el sistema bipartito controlado por los Demócratas y los Republicanos. Debe vincular la lucha contra la guerra a la lucha contra la destrucción de los empleos, los servicios sociales, el estándar de vida y los derechos democráticos.
El Partido Socialista por la Igualdad llama a todos los trabajadores y a la juventud del pueblo a que se opongan a la ocupación estadounidense de Irak y exijan el retiro inmediato e incondicional de todas las fuerzas militares estadounidenses del Oriente Medio y el Asia Central.
Nos oponemos a que el colonialismo indirecto de la ONU sustituya al colonialismo directo bajo la hegemonía de Estados Unidos. Todas las fuerzas extranjeras han de retirarse de Irak. El pueblo iraquí ha de ser liberado para que pueda decidir su propio destino.
La única intervención en Irak que se puede permitir es una gran ayuda económica y técnica, financiada por reparaciones pagadas por Estados Unidos y Gran Bretaña, así como también por Francia, Alemania, Japón y Rusia, quienes durante 12 años apoyaron el bloqueo económico que arruinó la economía iraquí.
El PSI exige que se conduzca una investigación de las causas de la guerra, inclusive la acusación formal y enjuiciamiento de todos los funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña que tramaron esta agresiva guerra contra el pueblo iraquí. A base de esta investigación, las reparaciones a Irak deben incluir la compensación a los soldados estadounidenses y a sus familias por la pérdida de vidas y daños físicos que han sufrido, consecuencia de las decisiones del gobierno de Bush.
Dicha investigación también debe incluir un estudio profundo de los ataques terroristas del 11 de septiembre, inclusive del papel que jugara la política de Estados Unidos en el Oriente Medio; la participación directa de las agencias de espionaje de Estados Unidos en la formación, capacitación y actividades continuas de Al Qaida; y en los ataques terroristas contra las ciudades de Nueva York y Washington.
La cantidad de políticos Demócratas que ha respaldado la ocupación de Irak muestra que el Partido Demócrata no representa ninguna alternativa al gobierno de Bush. El pueblo trabajador estadounidense carece de alternativas políticas y lo apabulla un sistema político en que la clase empresarial controla los dos partidos. La clase obrera debe establecer su propio partido político, basado en un programa socialista que firmemente se oponga al imperialismo de Estados Unidos.
Al pueblo trabajador de Estados Unidos le incumbe aprender las lecciones de la historia. Nuestro enemigo no es el pueblo de Irak, ni tampoco lo es el mundo musulmán, ni las grandes potencias rivales de Francia, Alemania, Rusia o China. Nuestro enemigo es la clase gobernante empresarial de estados Unidos, el gobierno que dirige, y sus criados políticos en los partidos Demócrata y Republicano. Nuestra gran misión estratégica es el establecimiento del Partido Socialista por la Igualdad como instrumento político de la clase obrera.