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Más de 100,000 personas inundaron las calles céntricas de la ciudad de Buenos Aires el pasado lunes 24 de marzo, con dos objetivos primordiales: reclamar justicia por los 30.000 desaparecidos y repudiar la invasión a Irak. Este multitudinario acto por la memoria, a 27 años del golpe de Estado de 1976, fue también la primera manifestación en donde los argentinos condenaron de manera masiva el criminal ataque de EEUU contra el pueblo iraquí. “Basta de impunidad, hambre y represión. No a la guerra imperialista contra Irak”, fue la consigna principal de la protesta.
Fue sin dudas la manifestación más nutrida de los últimos años, si tenemos en cuenta muchas otras movilizaciones desarrolladas en diferentes ciudades de la Argentina. En Buenos Aires la marcha estuvo encabezada por la Asociación de Madres de Plaza, quienes desplegaron una bandera de cuarenta metros de largo cubierta con fotos de los familiares desaparecidos durante la dictadura militar. Todos los partidos políticos de izquierda dieron el presente, al igual que numerosas centrales sindicales, estudiantiles y profesionales, agrupaciones de piqueteros y desocupados, organizaciones no gubernamentales, asambleas barriales y representantes de minorías sexuales, a quienes se sumaron muchos trabajadores y manifestantes independientes.
Como ocurre en todos los aniversarios del golpe, las banderas y pancartas clamaron por justicia para los 30,000 detenidos-desaparecidos durante la represión. Pero en esta ocasión no fueron sólo los militares asesinos y los políticos cómplices los blancos del repudio, ya que ahora también hay un nuevo enemigo muy bien identificado: el gobierno de Estados Unidos. “Basta de hambre, de guerra y de saqueo. Fuera los yanquis de Irak!” fue el cántico más escuchado durante la manifestación, que se prolongó durante horas mientras las diferentes columnas caminaban desde el Congreso de la Nación hasta la histórica Plaza de Mayo. No hubo discursos de partidos políticos, sino un acto general en donde se leyeron en voz alta una serie de consignas en defensa de los derechos humanos, entre las que se escucharon las siguientes: “No al asentamiento de bases militares en el país y a toda injerencia militar extranjera. No a la colaboración del gobierno argentino con la guerra imperialista contra Irak. Contra toda agresión imperialista sobre los pueblos oprimidos. Solidaridad con la resistencia del pueblo palestino. Solidaridad con Venezuela frente a los intentos golpistas”.
Siguiendo el tono de las manifestaciones del último tiempo, también hubo cánticos contra la clase política y declaraciones de rotundo rechazo a las próximas elecciones nacionales, programadas para fines del mes de abril. Con el fin de alentar la convocatoria a una asamblea constituyente representativa de todos los sectores populares, muchos partidos de izquierda han propuesto no votar en estas elecciones, ya que se las considera un fraude que sólo favorecerá a la vieja y corrupta clase política.
Juan, un jubilado de 80 años y militante del Partido Comunista, dijo mientras marchaba: “Este avance del imperialismo en Asia puede continuar por América Latina. Pero creo que también puede ser una oportunidad para que el pueblo norteamericano abra los ojos frente a la masacre”.
Dentro de las agrupaciones convocadas, las columnas más numerosas fueron las del MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores), H.I.J.O.S. (Hijos de Desaparecidos), la CTA (Central de Trabajadores Argentinos), el MTL (Movimiento Territorial de la Liberación), el PO (Polo Obrero), la CCC (Corriente Clasista y Combativa) y la CTERA (Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina). Durante el transcurso del acto principal en Plaza de Mayo, un grupo de manifestantes quemó algunas banderas norteamericanas.