Utilice esta versión para imprimir
A seguir publicamos dos cartas a nuestro editor acerca del socialismo, su planificación y las leyes de la economía. La primera la recibimos el 4 de marzo, 2000. La segunda llegó a nuestras manos el 24 de abril del presente. Aunque más de un año ha transcurrido entre las dos, están relacionadas y por ello las publicamos juntas en orden cronológico.
Nick Beames responde en nombre del WSWS.
Estimado editor del WSWS:
El socialismo en la práctica. ¡Me parece que su sitio trata y trata de llevar a los trabajadores a la frontera, pero no les explica lo que les aguarda del otro lado! Es decir, el análisis que le han hecho a todo lo malo que tiene la “globalización” capitalista—que es muy diferente a los méritos de la globalización misma,—es muy perpicaz e informativo. Ustedes siempre están recomendando que el socialismo surge de la lucha mundial unida de los trabajadores. ¿Podrían ofrecer una explicación de cómo se imaginan que el socialismo va a funcionar? ¿Cómo pueden grupos recíprocos de trabajadores pros socialistas, que viven por todos los rincones del mundo, llegar a un acuerdo en cuanto a un plan singular mundial para la producción y la distribución? ¿Cómo pueden los trabajadores asesorar y cuantificar las necesidades sociales si las fuerzas del mercado, con todas sus flaquezas, no son el criterio? No soy perito, pero me parece que tenemos que encontrar la manera científica de organizar la sociedad para el socialismo y no pensar acerca de él como si fuera un sueño o una panacea mística. Si los trabajadores llegan a creer que el socialismo es práctico, quizás más de ellos se sentirán inspirados a luchar por él. La explicación que el estalinismo no es socialismo es importante, pero tenemos que visualizar al socialismo de manera práctica
Atentamente,
DT
27 Febrero 2000
Estimado DT,
Gracias por el correo electrónico acerca del “socialismo en la práctica”.
Primero permítame decirle que la cuestión no es de yo, o cualquier otra persona, diseñar un plan de la sociedad socialista que luego sería puesto en práctica. Más bien, la sociedad socialista del futuro surgirá de la experiencia y la práctica colectiva de millones de personas. No se pondrá en práctica un plan diseñado por solo un individuo o un grupo de individuos.
No obstante, al decir esto, está claro que se pueden establecer varios principios y tendencias de desarrollo generales. En la tercera parte de una serie de artículos titulados El marxismo contra la perspectiva de la protesta radical, traté de mostrar que las bases para el establecimiento de una economía socialista planificada tenían sus raíces en la economía capitalista misma.
Las enormes compañías multinacionales, muchas de las cuales son mayores que las economías de países enteros, ya tienen sus actividades organizadas de acuerdo a un plan. Si la planificación de la producción de estas organizaciones es posible, entonces es intrínsecamente posible organizar una economía planificada.
Usted pregunta: ¿Cómo pueden los trabajadores asesorar y cuantificar las necesidades sociales si las fuerzas del mercado, con todas sus debilidadess, no forman el criterio? Bajo el capitalismo, las compañías responden a las exigencias del mercado para adquirir beneficios [ganancias].
Bajo el socialismo, la producción se planificaría y organizaría para satisfacer las necesidades de la sociedad y de sus miembros. Al principio, claro, el mercado continuaría funcionando, pero el desarrollo de la economía socialista progresivamente reemplazaría al mercado por medio de la planificación y de la regulación social de la producción.
Esto se lograría desarrollando una democracia de mayor magnitud. El establecimiento de una democracia verdadera trataría de constantemente integrar a todos los miembros de la sociedad en el desarrollo, las revisiones, las correcciones y la ejecución del plan como parte de la vida
¿Cómo se podría poner en práctica semejante organización socioeconómica? Marx escribió una vez que “si no descubrimos, ocultas en la sociedad tal como es, las condiciones materiales de la producción y de las relaciones comerciales correspondientes que una sociedad carente de clases requiere, todo intento para explotarla sería quijotesco”.
¿Dónde hemos de descubrir en la sociedad, tal como es, las bases materiales para la evolución de los mecanismos y sistemas de información que harían posibles el desarrollo de la planificación económica y del reemplazo progresista del mercado como organizador de la vida económica?
Hemos de descubrirlas, explica Marx, en las instituciones y las organizaciones del mercado mundial mismo.
“Puesto ... que la autonomía del mercado mundial (que incluye la actividad de todos los individuos) aumenta con el desarrollo de las relaciones monetarias y vice versa; puesto que el vínculo general y toda la interdependencia en la producción y el consumo aumentan juntos con la independencia e indiferencia que los consumidores y los productores tienen entre sí; puesto que esta contradicción conduce a crisis, etc. y, por consiguiente, en conjunto con el desarrollo de esta enajenación—y sobre las mismas bases—se hacen esfuerzos para sobreponerse a ellas: surgen instituciones por medio de las cuales cada individuo adquiere información acerca de las actividades de todos los demás y trata de ajustar la suya de acuerdo, digamos, a las listas de los precios corrientes, a las divisas, a las conexiones entre los que se encuentran activos en el comercio a través del correo, el telégrafo, etc” (Marx, op cit, p. 161).
Considere desde este punto de vista las actividades de las bolsas de valores y de otras instituciones del capitalismo mundial. Estas proveen un flujo constante de información que forma la base para llegar a las decisiones económicas. Es completamente posible concebir una sociedad donde esta información, en vez de reflejar el movimiento del dinero y del capital, expresaría las decisiones de los miembros de la sociedad. En otras palabras, en vez de la bolsa de valores, que refleja el movimiento del capital, la sociedad socialista contaría con instituciones que documentarían las decisiones colectivas de los miembros de la sociedad y la manera en que éstas decisiones se pondrían en práctica.
En la sociedad actual, los trabajadores planifican y organizan la producción basándose en la información que el mercado les provee. Evidentemente, es posible que estos mismos trabajadores planifiquen y organizen la producción basándose en un plan, determinado democráticamente, con la información sobre los cambios y las variaciones comunicados a través de los sistemas que el capitalismo mismo ha desarrollado. Lo único diferente es que éstos han sido adaptados a las necesidades humanas, no a lo que las ganancias dictan.
Atentamente,
Nick Beames
29 Febrero 2000
Respuesta a una carta acerca del socialismo y las leyes económicas
A quien le pueda interesar:
Me he suscrito a vuestro Web Site por un tiempo y he gozado muchos de los artículos enviados por correo electrónico. Se lo he recomendado a muchos amigos. Les tengo una pregunta. ¡La verdad es que tenido esta pregunta en mente por largo tiempo y no sabía a quien hacérsela! Esta tiene que ver con la sociedad socialista mundial. Digo, si todos los países se vuelven socialistas y el mundo se libra del capitalismo, ¿cómo se les aplicaría [a esos países] las leyes de la economía y del comercio internacionales? ¿En qué se basarían el comercio y la competencia económica? ¿No creen ustedes que el capitalismo o el motivo por las ganancias triunfarían en esos países? ¿Qué piensan...? ¿Cuál es la solución a este problema? Les apreciaría si contestaran mi pregunta. Espero su pronta respuesta con ansias.
Atentamente,
AS
Estimado AS,
Gracias por vuestro correo electrónico. Nos place que considera al WSWS invaluable y que se lo ha recomendado a sus amigos.
El primer punto que quisiera tocar para contestar su pregunta es que no es posible hacer un bosquejo de lo que una “sociedad socialista ideal” sería. Esto se debe, como Trotsky lo explicó una vez, a lo siguiente: “Entre nuestras condiciones sociales actuales y el socialismo todavía existe una larga época de revolución social; es decir, una época de lucha abierta proletaria por el poder, por la conquista y por la aplicación de este poder, cuyo objetivo es democratizar completamente las relaciones sociales y transformar sistemáticamente la sociedad capitalista en sociedad socialista”.
Es decir, donde las relaciones sociales se han democratizado, no serán dominadas, como lo son hoy, por las ganancias privadas acumuladas bajo el patrocinio del mercado capitalista. Más bien serán amoldadas a las necesidades y aspiraciones colectivas de todos los miembros de la sociedad. Las formas que la sociedad socialista del futuro adquiera, pues, no pueden, por su propia índole, ser bosquejadas con anticipación según el plan que diseñemos hoy. Surgirán de la experiencia colectiva, de las decisiones y de las actividades de millones de personas por todo el mundo.
Una vez dicho esto, tenemos que establecer ciertos principios. En primer lugar, la sociedad socialista tendrá que establecer la economía según las leyes de la lógica, que se aplicarán a las necesidades humanas, no a las exigencias por las ganancias privadas. Esto sólo es posible, sin embargo, si la clase obrera—el sector preponderante de la población y productora de toda la riqueza ,—toma el poder político en sus manos.
Usted pregunta como las leyes de la competencia y del comercio internacional se le aplicarán a los países una vez que éstos se libren del capitalismo. La respuesta más visionaria es que la construcción de la sociedad socialista tendrá que eliminar [estas leyes] progresivamente. La transición de la sociedad capitalista a la socialista, cuyo principio será la toma del poder político por la clase obrera, ha de incluir el reemplazo de las leyes del mercado libre capitalista por el desarrollo de la producción planificada. Es decir, en cuanto a la economía, la transición al socialismo a nivel internacional tomará lugar siempre que la planificación reemplace las leyes del mercado.
Tal planificación, si es que merece la apelación [de socialismo] y no es la caricatura anti socialista que se estableció en los regímenes burocráticos estalinistas, por necesidad tiene que lograr la amplia participación de las masas sociales para determinar los objetivos y las metas del plan; estudiar su aplicación; revisarlo cuando la necesidad lo exija; e iniciar nuevos proyectos para el futuro. En otras palabras, el establecimiento de la planificación genuina es inseparable de la más amplia democracia.
Pero se pregunta usted: ¿y qué de la “naturaleza capitalista” y del “motivo por la acumulación de las ganancias”? Más y más serán reemplazadas por un sistema de producción social que se basa en otro principio: el desarrollo de la producción para satisfacer las necesidades humanas con el menos consumo posible de la mano de obra; proteger el ambiente natural; y mejorar, por lo general, las condiciones para que la humanidad pueda evolucionar.
Permítame hacerle hincapié al hecho que el establecimiento de tal sociedad no es un sueño utópico. Es necesario para que la humanidad adelante. La subordinación de la producción—y de toda la sociedad—a la acumulación de las ganancias [beneficios capitalistas] es la fuente de la desigualdad social que va aumentando más y más y que forma la base de los desastres que azotan a la humanidad por todo el mundo.
La necesidad del socialismo surge porque la misma complejidad de la sociedad moderna de masas crea problemas que simplemente no pueden resolverse según la lógica del mercado. Si la humanidad ha de progresar y, en efecto, sobrevivir de una manera genuinamente humana, la lógica de las ganancias, que causa y profundiza estos problemas, tiene que ser reemplazada por la lógica de la necesidad.
Al luchar por esta perspectiva, no somos utópicos. Los socialistas reconocen que bastante tiempo debe transcurrir antes que la avaricia, por ejemplo, sea considerada con el mismo aborrecimiento que sentimos hacia el canibalismo. Pero ese no es punto.
Aunque la psicología humana puede tardar más en cambiar—ésta, a fin de cuentas y después de todo, es producto de condiciones sociales cambiadas—es completamente posible emprender el desarrollo de un nuevo sistema de producción que se basa en la lucha para satisfacer las necesidades humanas y no en la acumulación de las ganancias y de la expansión del capital. Ya la gran mayoría de las fuerzas productivas, es decir, las que dominan la economía, han sido socializadas. Cuando se conviertan en propiedad social, la producción podrá llevarse a cabo sobre nuevas bases.
El establecimiento de este sistema de producción no es un plan utópico. Más bien surge del capitalismo mundial mismo.
Las enormes corporaciones transnacionales y las instituciones financieras que dominan al mundo ya ponen en práctica la planificación a nivel mundial. Coordinan las actividades económicas aun cuando están diez de miles de millas aparte. Por consiguiente, un sistema mundial de producción planificada es completamente razonable. El capitalismo mismo ya ha echado las bases para ello.
De igual manera, los sistemas de información y los complejos modos de comunicación que se han desarrollado para facilitar la operación de los mercados financieros mundiales forman la base para el tipo de organización necesaria para abastecer y ampliar el fomento de la información que formará la base para la operación y el control democrático de la economía socialista.
Espero que estas breves observaciones le clarifiquen varios puntos.
Atentamente,
Nick Beams