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Perspectiva

Biden respalda la represión policial contra las protestas pacíficas contra el genocidio

El jueves, el presidente estadounidense Joe Biden dio un discurso desde el Despacho Oval respaldando la represión violenta de las protestas contra el genocidio de EE.UU. e Israel en Gaza por parte de las fuerzas policiales en todo el país. “El orden debe prevalecer”, dijo Biden.

El presidente declara que “el orden debe prevalecer” (AP Photo/Evan Vucci)

Sin citar un solo ejemplo, Biden afirmó que las protestas pacíficas masivas en todo el país por parte de millones de personas eran violentas y antisemitas.

Destruir la propiedad no es una protesta pacífica. Es ilegal, vandalismo, allanamiento, romper ventanas, cerrar recintos universitarios, obligar a la cancelación de clases y graduaciones. Nada de esto es una protesta pacífica, amenazando a la gente, intimidando a la gente. Inculcar miedo en las personas no es una protesta pacífica. Va contra la ley.

De hecho, la violencia que ha tenido lugar se ha dirigido contra los manifestantes.

Biden habló solo horas después de que una gran fuerza policial, incluidos policías estatales de California enviados por el gobernador demócrata Gavin Newsom, irrumpiera en el campus de la Universidad de California en Los Ángeles y arrestara o dispersara a los manifestantes que estaban acampados allí. El martes por la noche, un grupo de matones sionistas, armados con palos y petardos, asaltaron el campamento cuando la mayoría de los manifestantes estaban dormidos, mientras la policía se mantenía al margen y les daba rienda suelta.

La policía de la ciudad de Nueva York llevó a cabo ataques similares, arrestando a casi 300 estudiantes y simpatizantes en la Universidad de Columbia y el City College de Nueva York. También hubo arrestos masivos en Dartmouth, la Universidad de Wisconsin, la Universidad Estatal de Portland en Oregón y otras universidades.

La referencia de Biden a la “cancelación de clases y graduaciones” es particularmente falsa, dado que son los administradores quienes han cancelado las clases y graduaciones como parte de la represión de las protestas.

Si bien afirma que esta represión policial tiene la intención de hacer que los judíos estadounidenses se sientan “seguros”, ha llevado al arresto de cientos de judíos, incluida la candidata presidencial del Partido Verde, Jill Stein.

Este ataque a los derechos democráticos se está llevando a cabo a través de una alianza bipartidista entre la Administración de Biden, los alcaldes demócratas y los gobernadores republicanos.

El asalto a los manifestantes es un simulacro para la ley marcial. Las fuerzas policiales, llenas de fascistas, lo ven como una oportunidad para probar su armamento.

Si bien en la superficie, el discurso de Biden puede parecer una mera colección de mentiras absurdas o divagaciones, abogó por una perspectiva política fundamentalmente dictatorial, en la que el Gobierno tiene el poder de declarar cualquier protesta “violenta” y reprimirla brutalmente

“La disidencia nunca debe conducir al desorden ni a negar los derechos de los demás para que los estudiantes puedan terminar el semestre y su educación universitaria”, dijo Biden.

Prohibir las protestas bajo el pretexto de salvaguardar el “orden público” y la “estabilidad económica” ha sido un sello distintivo de los regímenes autoritarios a lo largo de la historia moderna. Por esta razón, el derecho internacional en materia de derechos humanos ha enfatizado repetidamente que permitir la “alteración del orden” es crucial para la protección de la libertad de expresión.

La afirmación de Biden de que las protestas son “antisemitas” se basa en la falsedad reaccionaria que equipara las críticas a Israel y la oposición a la ideología política de derecha del sionismo con la hostilidad hacia el pueblo judío. Esto es en condiciones en las que el parecido entre las políticas israelíes y las políticas nazis se ha vuelto aún más patente desde el 7 de octubre, a medida que el régimen sionista sigue adelante con una “solución final” al problema palestino que combina las masacres y las expulsiones en masa.

Al calumniar las protestas pacíficas como “violentas”, Biden está tratando de proteger a los verdaderos perpetradores de la violencia: el régimen de Netanyahu empapado de sangre que ha matado al menos a 40.000 palestinos.

Si bien Biden declara que la violencia “no tiene cabida” en los campus universitarios, su Gobierno ha permitido a Israel destruir todas las universidades de Gaza y matar a cientos de educadores palestinos, algunos, como el profesor de literatura Refaat Alareer, asesinados en asesinatos selectivos.

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En una declaración en X/Twitter, Joseph Kishore, el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, escribió:

El santo Biden, el profeta de la paz, proclamó esta mañana que “es ilegal cuando hay violencia”.

Aparte del hecho de que la violencia proviene completamente de la policía y los matones de derecha que reprimen las protestas universitarias, su incoherente diatriba de 3 minutos buscaba defender la violencia a una escala colosal, un genocidio que ha matado a más de 34.000 personas.

Tal es la hipocresía del imperialismo.

Pero los comentarios de Biden al final de sus declaraciones son quizás los más reveladores de todos.

Le preguntaron: “¿Las protestas lo han obligado a reconsiderar alguna de las políticas con respecto a la región?”. Biden respondió sin rodeos: “No”.

En otras palabras, no importa qué opine la abrumadora mayoría de la población, las políticas genocidas de su Administración continuarán.

De hecho, la operación policial en sí prepara la ofensiva en Rafah, que es inminente, una ofensiva que eclipsará todos los crímenes anteriores.

La Administración de Biden ha abrazado el genocidio israelí en Gaza, a pesar de los ocasionales “peros” de charlatanes diplomáticos como el secretario de Estado, Antony Blinken, porque se ha embarcado en un programa de guerra global, contra Rusia en Ucrania, en Oriente Próximo contra Irán y en el Asia-Pacífico contra China. Considera la indignación popular generalizada por la masacre de Gaza el embrión de un movimiento masivo contra la guerra en la clase trabajadora.

Biden se está colocando en las primeras filas del frenesí derechista y antidemocrático contra el apoyo al pueblo palestino y la oposición al genocidio israelí. Emplea una retórica diferente a la de Donald Trump, quien describió la represión policial en Columbia como “algo hermoso”, pero la lógica de los acontecimientos es inconfundible. La élite gobernante estadounidense ha de llevar a cabo una guerra en casa para hacer cumplir su política de guerra mundial y contrarrevolución a nivel internacional.

El programa del imperialismo se basa en fomentar el racismo y la intolerancia de todo tipo, incluido el antisemitismo, para dividir y desorientar a la clase trabajadora. La lucha contra la guerra y el genocidio requiere, por el contrario, la unificación de la clase obrera internacional en una lucha común.

La lucha por esta unificación revolucionaria es el eje central del Acto del Día Internacional del Trabajador que celebrará mañana el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el World Socialist Web Site. Instamos a todos los estudiantes, jóvenes y trabajadores que buscan un programa político que pueda unir a la clase trabajadora en una lucha global por el socialismo a que asistan a este evento .

(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de mayo de 2024)

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